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Desde que la pandemia de la COVID-19 irrumpió en el mundo, los costos en el mercado mundial se dispararon. Por una y mil razones, los diversos comercios no han tenido tregua desde entonces y todos se han visto precisados a reajustar sus precios para poder sobrevivir a la tempestad.

Construcción, fue uno de los sectores que en República Dominicana, la pandemia revolucionó positivamente. Y es que si una lección clara dejó el coronavirus, fue que contar con una vivienda digna para resguardarnos del clima y de la salud, es un bien sagrado que ofrece seguridad y paz a nuestras vidas.

Nunca como antes tener una casa fue tan deseado. Muchos de los que tenían lejano el plan de adquirir una casa, aceleraron el paso y variaron el orden de prioridades; aquellos que ya contaban con una, la rediseñaron y ampliaron espacios; otros hicieron planes inmediatos para comprar una segunda en las afueras de la ciudad para estar cerca del aire puro y amplitud.

En medio del dinamismo desatado en la industria inmobiliaria por la era COVID-19, surgió un elemento perturbador: los precios en los materiales de construcción empezaron a elevarse en una carrera alcista que jamás se ha detenido, generada por diversos factores: algunos externos, otros internos y muchos de corte especulativo.

Originalmente las alzas fueron provocadas por la paralización de los fletes, dado que el mercado dominicano, en este caso de la construcción, depende en gran medida de productos importados que vienen desde China, país donde surgió el primer caso del virus, por lo que las medidas sanitarias obligaron a detener las actividades en sentido general.

En el mercado dominicano, donde los controles y las regularizaciones escasean, cualquier argumento es aprovechado para aumentar precios, máxime cuando se trató de un acontecimiento mundial, que remeneó los cimientos del mundo financiero mundial.

Desde entonces y hasta nuevo aviso, los incrementos de precio han sido el denominador común en las ferreterías y establecimientos distribuidores de materiales utilizados en el proceso de construcción: cemento, clavos, varillas, pegamentos, cerámicas, inodoros, lavamanos, madera y hasta el más mínimo producto ha sido elevado en forma descontrolada, pues muchos de los materiales han experimentado alzas de un 100%.

A este festival alcista se suma la guerra de Ucrania desatada hace tres semanas, fruto de un conflicto entre Rusia y ese país y que nuevamente ha puesto a temblar el mercado mundial, dado que se trata de dos naciones, importadores de muchos de los renglones de los que depende el mercado dominicano.

En el caso de Ucrania la Asociación Dominica del Acero (ADOACERO) establece que más del 35% de los hierros y metales fundidos consumidos en la República Dominicana provenían de Ucrania, lo que ha provocado que el atado de acero haya subido tres mil pesos en las últimas semanas, generando además alzas en sus distintos derivados.

Las quejas de consumidores, propietarios de ferreterías y líderes del sector construcción no se han hecho esperar, solicitando al gobierno asumir medidas que logren detener la escalada, que sin dudas se traducirá en incrementos en las viviendas.

Una de las medidas planteadas por la Asociación de Constructores de Viviendas (ACOPROVI), ha sido su pedido al gobierno para que en el cálculo de los aranceles de los materiales de construcción, se utilice como parámetro el precio de flete prepandemia del covid-19 y con ello se estaría ayudando al sector.

Construcción fue uno de los principales campos que el pasado año obtuvo mejores notas dentro de la tabla de crecimiento, obteniendo el segundo puesto, dentro de las áreas que mayor contribuyó al posicionamiento de la economía dominicana.

Toca al gobierno tomar las medidas pertinentes para detener la carrera de las alzas, que de no frenarse, detendrá el crecimiento del sector construcción y repercutirá en la economía general; además debe activar los organismos reguladores de los precios para que pongan en cintura a los especuladores, que viven al acecho, aprovechando  circunstancias para obtener ganancias desmedidas.