Por Raquel Salas
Especial para El Inmobiliario
Hoy quiero hablarles directamente, sin rodeos. Sé que este tema puede ser incómodo, pero es hora de que enfrentemos la realidad que muchos prefieren ignorar. La opacidad y la falta de responsabilidad en el desarrollo inmobiliario se han convertido en prácticas comunes, y su silencio ante estas irregularidades no solo es preocupante, sino que también es cómplice de un sistema que perjudica a miles de personas. ¿Cuántas veces han visto a un desarrollador escudarse en excusas para justificar retrasos o problemas de calidad? Es momento de dejar de «hacerse el pendejo» y empezar a actuar.
La denuncia de irregularidades no es solo una cuestión de ética; es una responsabilidad que tienen con sus clientes y con el sector en general. Cada vez que eligen permanecer en silencio, están jugando con los sueños y ahorros de familias que confían en ustedes. Ignorar estas situaciones no solo perpetúa el problema, sino que lo agrava, creando un ciclo vicioso que se traduce en pérdidas económicas y emocionales. Ustedes tienen el poder de ser los vigilantes de la transparencia en el sector. Denunciar a tiempo los desarrollos que no cumplen con los plazos establecidos y que presentan deficiencias en la calidad de la construcción es un acto de valentía que puede prevenir situaciones mucho más graves. No se trata de ser un «ladrón de sueños», sino de proteger los intereses de quienes confían en su profesionalismo.
Ahora, hablemos de cómo pueden actuar de manera diferente. En lugar de seguir las recomendaciones comunes, consideren lo siguiente:

Primero, conviértanse en narradores de historias. Cada vez que un cliente se siente frustrado por un retraso o una irregularidad, escuchen su historia y compártanla. Las experiencias personales tienen un poder inmenso para generar empatía y crear conciencia. Al contar estas historias, no solo están visibilizando el problema, sino que también están construyendo una comunidad de agentes que se apoyan mutuamente en la búsqueda de la transparencia.
Además, piensen en la posibilidad de crear un «código de ética» entre colegas. No se trata de un documento formal, sino de un compromiso colectivo para actuar con integridad y responsabilidad. Al establecer estándares entre ustedes, estarán creando un entorno en el que la transparencia y la honestidad sean la norma, no la excepción. Este tipo de iniciativa puede ser un poderoso motor de cambio en el sector.
Por último, les propongo que se conviertan en defensores de la educación continua (sí, sé que soy muy reiterativa con la exhortación a la formación). No se limiten a conocer las normativas; busquen constantemente información sobre las mejores prácticas en el desarrollo inmobiliario. Organizar talleres o charlas con expertos en el tema puede ser una excelente manera de mantenerse actualizados y, al mismo tiempo, empoderar a sus colegas y clientes.
Les dejo un ejercicio práctico: elijan un caso reciente en el que hayan sentido que algo no estaba bien en un desarrollo inmobiliario. Reflexionen sobre cómo podrían haber actuado de manera diferente y qué pasos pueden tomar en el futuro para asegurarse de que no se repita. Anoten sus pensamientos y comprométanse a ser parte de la solución.
Es tiempo de dejar atrás la cultura del silencio y la complicidad. Denunciar las irregularidades en los desarrollos inmobiliarios no solo es un acto de responsabilidad, sino un paso hacia un sector más justo y transparente. Al hacerlo, no solo protegen sus intereses, sino que también contribuyen a la construcción de un futuro más sólido y confiable para todos. La valentía de hablar puede ser el primer ladrillo en la edificación de un cambio necesario. ¡Hagámoslo juntos!
La autora es relacionista pública de los desarrollos Mystiq, CEO y fundadora de Reenfoque Positivo y Equilibrio Inmobiliario, directora del Grupo de Medios RP, coach integrativa para el desarrollo personal y conferencista motivacional certificada por John Maxwell Leadership. Además, es directora del programa formativo para agentes inmobiliarios «Time To Grow» y autora de los libros «Antes de Decir que Sí» y «Tiempo para Mí«.