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Nadie como los actores del sector inmobiliario y de la construcción conocen las emociones, expresiones, motivaciones y sentimientos que invaden a un ser humano, cuando recibe las llaves de una vivienda.

República Dominicana es un país de gente solidaria. Su grandeza humana se expresa cotidianamente, más aún cuando ocurren hechos lamentables como el que nos ocupa actualmente, con los daños ocasionados por el huracán Fiona, que dejó secuelas enormes en el Este y Noreste del país.

El principal polo turístico dominicano sufrió daños, justamente donde muchos de los actores del sector inmobiliario y de la construcción hacen vida y desarrollan planes de negocios. Aunque la mayoría de los hoteles pudieron seguir operando con normalidad, dado que cuentan con instalaciones fuertes y seguras, el panorama en las familias con casas vulnerables es totalmente distinto.

El Gobierno anunció la reconstrucción de 8, 300 casas destruidas por el paso de Fiona por territorio dominicano, pero establece que todavía no se han contabilizado de manera definitiva los daños dejados por el fenómeno.

Mientras la vida vuelve a la total normalidad para el ejercicio de las labores en dichas zonas, exhortamos a la comunidad del sector inmobiliario y de la construcción tenderle una mano amiga a quienes más necesitan en esta eventualidad: familias con viviendas hechas de material «semi-desechables», cuyas condiciones las exponen a formar parte en primera fila de sufrir los azotes de los fenómenos atmosféricos y que hoy han quedado sin techo y al desnudo.

Nadie como los actores del sector inmobiliario y de la construcción conocen las emociones, expresiones, motivaciones y sentimientos que invaden a un ser humano, cuando recibe las llaves de una vivienda.

Nacemos y vivimos soñando con alcanzar el bien más sagrado de nuestra existencia, esa que cobija las penas, nos ofrece seguridad y tranquilidad en la vida adulta y la vejez.

No importa el tipo de vivienda que se posea, cada quien con lo que su posibilidad le alcance valora y anhela abrigarse bajo el amparo de un techo. Perderlo es la peor derrota a la que nos expone la vida.

El Inmobiliario aboga para que los integrantes del sector: líderes, gremios, constructores, agentes, ferreterías, arquitectos, promotores, empresas de productos y servicios y toda la amplia comunidad que forma parte de esta gran industria unan lazos de colaboración para ayudar, especialmente, a las desamparadas familias que hoy se encuentran en condición de damnificados, tras los daños dejados por Fiona.

Visitar la zona, donar lo que su posibilidad le permite, unirse con un cercano, iniciar jornadas para reunir productos y enseres, existen mil maneras de ayudar al necesitado, pues todos tenemos algo que aportar para el prójimo. Ojalá la sensibilidad se pose en nuestra ventana y ayudemos a los que hoy requieren una mano solidaria.

Valoramos las iniciativas como la AEI quien pidió a los integrantes de su gremio y a los representantes en general a unirse a los aportes, al igual que Urban Group quien ha dispuesto sus instalaciones como centro de acopio para quienes deseen hacer sus donaciones.

Agua, ropa, enlatados, mosquiteros, objetos para la higiene, leche en polvo, y toda una gama de productos pueden ser donados, a través de entidades de prestigio que no aprovechen la vulnerabilidad del momento para hacer negocios, pues en este país las mafias se mantienen al acecho para hacer fiestas del caido.

El Inmobiliario se solidariza con las humildes familias que quedaron sin techo, al igual que las numerosas pérdidas ocasionadas en el país ante el paso del fenómeno atmosférico.