SANTO DOMINGO. En el mundo inmobiliario, hay momentos que trascienden lo técnico y se convierten en rituales cargados de significado. Así lo expresa Elizabeth Martínez, agente inmobiliaria de RE/MAX Metropolitana con más de 15 años de experiencia, en un artículo publicado recientemente donde reflexiona sobre el verdadero valor de la firma de un contrato.
Para la veterana asesora inmobiliaria, ese instante no es un simple trámite legal, sino el inicio de una historia compartida entre personas que han depositado su confianza en un proceso que va más allá de ladrillos y documentos.
Martínez destaca que la firma debe realizarse de forma presencial, con todos los involucrados mirándose a los ojos. Es en ese encuentro donde surgen las preguntas que realmente importan: ¿cuándo se entrega?, ¿qué pasa si hay un imprevisto?, ¿qué se queda y qué se va? Estas inquietudes revelan no solo el interés por la propiedad, sino también el deseo de cerrar un ciclo con claridad y seguridad, subraya.
En su práctica profesional, Elizabeth asegura haber optado por no sentarse en la mesa durante los cierres. Prefiere observar desde afuera, permitiendo que los protagonistas sean los clientes. Su mirada se posa en los gestos, los silencios, las emociones. Y cuando el ambiente se llena de dudas o nerviosismo, ella ofrece calma y respuestas. Su rol no es presionar, sino acompañar con empatía y soluciones.
La firma, según Martínez, es un espejo de la confianza construida durante todo el proceso. Es ahí donde se refleja el trabajo del agente inmobiliario: no en la venta, sino en la conexión humana que se ha cultivado. Por eso, cada cierre puede terminar en un abrazo, una foto o un simple “gracias” que dice más que mil palabras.
Este enfoque humanizado del negocio inmobiliario redefine el papel del agente. Ya no se trata solo de vender propiedades, sino de facilitar transiciones vitales con sensibilidad y profesionalismo. Elizabeth Martínez nos recuerda que detrás de cada contrato hay historias, emociones y personas que merecen ser escuchadas.
Con resultados comprobados en menos de 58 días, su experiencia demuestra que los mejores logros no vienen solo de estrategias, sino de entender que cada firma es, en esencia, un acto de confianza entre seres humanos.
