SANTO DOMINGO, R.D.- La transformación urbana de la Ciudad Colonial de Santo Domingo, la revitalización de su patrimonio y dinamización de la economía, sin perder su esencia comunitaria, es un desafío complejo, pues mientras las inversiones mejoran la infraestructura, múltiples expertos han advertido que los desequilibrios en el mercado inmobiliario y la falta de políticas de inclusión están provocando un éxodo silencioso de la población tradicional.
El espacio intramuros, de poco más de 1 kilómetro cuadrado, en el siglo XXI ha estado intervenido desde 2011, cuando el Banco Interamericano de Desarrollo prestó US$30 millones de dólares con la intención de fortalecer la gestión turística del país y que no se limitara al popular modelo todo incluido, que dejaba poco dinero fuera de los hoteles y sólo ofrecía sol y playa, a los cuales se suman US$90 millones de otro contrato con el BID en 2017, para reparar calles, fachadas, soterrar cables y remozar monumentos.
A inicio de los años 90, para las celebraciones en 1992 del V Centenario del descubrimiento, ya se había restaurado la Ciudad Colonial, y todas estas rehabilitaciones han generado un proceso acelerado de gentrificación que ha preocupado a residentes, académicos y expertos en patrimonio.
La gentrificación es cuando un barrio o sector antiguo es intervenido para mejorar sus infrestructuras, servicios públicos y viviendas, lo que empuja un incremento en el costo, tanto de alquiler como de venta de inmuebles, empiezan a llegar nuevos residentes, abren nuevos negocios, llegan más recursos y, como resultado, los habitantes originales se ven obligados a emigrar.
Ya en mayo de 2023, en el 61º Seminario del Comité Dominicano del ICOMOS, titulado “Gentrificación, Transformación y Desarrollo: el destino de los centros históricos”, los profesionales advertían que la Ciudad Colonial de Santo Domingo enfrentaba un proceso de transformación urbana que no podía ser visto solo como renovación, sino como un caso claro de gentrificación.
En ese momento, expertos nacionales e internacionales analizaron los elementos que se evidenciaban este proceso en la Ciudad Colonial, como la migración de los residentes originales, el incremento de los precios de alquiler y venta de casas y edificios, así como la proliferación de alquileres de corta estadía, según se desprende de la publicación de la fecha en el portal AquiTEXTO.com, en la que se indica que proceso similiar se vive en La Habana, San Juan y Cartagena.
En febrero de 2024, el sociólogo César Pérez advertía en el periódico Hoy sobre la necesidad de brindar protección a los residentes históricos, porque “los procesos de renovación pueden generar la expulsión de familias tradicionales: se deben fijar soluciones que favorezcan al residente”, dijo el profesional.
Pérez clamó por evitar que la Ciudad Colonial de Santo Domingo viviera lo que sucedió en Málaga, la ciudad española (ubicada en el mediterráneo andaluz), “con una vida cultural muy interesante, que para el 1998 aún estaba habitada por “malagueños”, pero actualmente solo es una urbe visitada por turistas”.
Antes de eso, en diciembre de 2014, en Diario Libre se publicó una reseña sobre la mesa redonda «La Ciudad Colonial de Santo Domingo, patrimonio de la humanidad: relación social entre lo local y lo global», en la que los arquitectos Maribel Villalona, Edda Grullón, Diana Martínez, Esteban Prieto y Omar Rancier abordaron los retos que suponía el proceso de rescate iniciado en la ciudad amurallada y sugirieron la creación de mecanismos para garantizar la permanencia de la población local.
La arquitecta Diana Martínez se enfocó en la sustitución demográfica y el cambio del uso residencial a terciario (bares, cafés, Airbnb), y dijo que ese cambio generaba presión a la comunidad local: “Mientras menos residentes haya, menos participación comunitaria habrá”, dijo en la mesa, dentro del marco del «II Segundo Congreso Transdisciplinar del Caribe: el Futuro de las Ciencias Sociales».
El comité sugirió “una gobernanza más inclusiva y fomentar alianzas público–privadas que aseguran vivienda asequible en el centro histórico, regular la compra extranjera de inmuebles y establecer comités ciudadanos con poder real de supervisión”, con la finalidad de equilibrar desarrollo económico, la preservación patrimonial y la justicia social.
En el Resumen de Turismo de noviembre de 2024, se cita a Domingo Matías, viceministro de Ordenamiento Territorial y Regional del Ministerio de Economía, quien dijo en el Congreso ALAS RD-Caribe 2024: “Una ciudad sin ciudadanos… es un espacio hueco, vacío de contenido social”
Pedro del Castillo, residente en la Ciudad Colonial y líder comunitario, en julio de 2017 declaró a Diario Libre: “Parece que el objetivo es para que nosotros los residentes nos vayamos de aquí”, en referencia a las obras prolongadas en calles como Las Damas y El Conde.
En esa publicación en la versión digital del diario se reportó que los primeros 30 millones de dólares se habían destinado a pintar unas 800 viviendas, restaurar 200 fachadas de la época colonial, reemplazar tuberías de agua potable, alcantarillado y alumbrado público y construir nuevas aceras.
El 11 de mayo de 2025, el diario digital Proceso.com publicó un reportaje en el que contrastaba el respaldo de algunos a las obras y el rechazo de otros por el tiempo que han tardado las mismas y citó las críticas del ciudadano Héctor Morales ante las dificultades de parqueo y movilidad en el centro histórico: “Es una falta de orientación… tenemos más de 5 años en eso. El ministro (de Turismo) que se mude a la Zona Colonial. Si no participas en el sector, no vas a saber la realidad”, añadió.
La publicación también citó a Ely Reyes, una visitante frecuente, quien denunció que hay múltiples calles cerradas y que los caminos habilitados para peatones son angostos e incómodos. “Lo que dejan son callejones o caminos vecineros para que el ciudadano camine. Eso es una falta de planificación”.
El reportaje cita a Felipe González, quien está conforme con los trabajos que se hacen y mira a futuro: “están haciendo una obra enorme para convertir esto en una de las ciudades coloniales más bonitas del mundo”, pensamiento que también expresó Rudelkis Almonte, mientras que Miguel de los Santos, “asistente de parqueo” es optimista y dijo que los avances comenzarán a notarse en algunas zonas, aunque reconoció que aún podrían faltar uno o dos meses más para ver mejoras significativas.
En cada piedra, adoquín o balaustre restaurado, en cada farol que enciende en la Ciudad Colonial, se vive una contradicción: el impulso por embellecer puede estar borrando las huellas de quienes han dado vida al barrio durante décadas y siglos. Las calles que antes olían a café recién colado y a ropa tendida al sol hoy, huelen a polvareda y a desarraigo.
El corazón de la Ciudad Colonial late y la renovación avanza con paso firme, mientras los pasos de los residentes y visitantes de siempre se desvanecen, no en silencio por los ruidos constantes, y los artistas y poetas son exiliados, cada vez más al sur.
En este proceso de rescate, la ciudad corre el riesgo de perder lo que no puede reconstruirse: su gente. Como lo advirtió César Pérez (parafraseado): “Una ciudad no se hereda solo por sus monumentos, sino por quienes la habitan, la caminan, la defienden.”
Fuentes destacadas
- Listín Diario: “Revitalización urbana…” (2018) listindiario.com
- Hoy.com.do: entrevista a César Pérez (feb 2024) hoy.com.do
- IDB.org: detalles de préstamo de US$90 millones (2024) iadb.org+1listindiario.com+1
- Diario Libre: voces de urbanistas y arquitectas (2023–2024) reddit.com+8diariolibre.com+8diariolibre.com+8
- NBC News Latino / ADN: testimonio de residentes (2025) diariolibre.com
- Arquitexto: reflexiones del seminario ICOMOS (2023) arquitexto.com

