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El Jet Set: un techo vencido, un empleado que olía peligro y dos empresarios «ciegos y sordos”

SANTO DOMINGO.- El techo evidenció con tiempo su vencimiento. Las alarmas se disparaban por doquier, ofreciendo claras señales del irreversible deterioro. Un “terco empleado”  olía el peligro y advertía sobre las funestas consecuencias que podrían avecinarse, a dos jefes viciados de “sordera”.

Las fallas estructurales y el goteo se hicieron cotidianos en el emblemático club nocturno, que en su interior lucía un moderno diseño, donde hacía pocos años se había sustituido el mobiliario con las tendencias del momento.

A los ojos del público, que confiado visitaba el más tradicional de los lugares bailables del Distrito Nacional, el Jet Set era el espacio deseado. Para muchos turistas era el lugar obligado de visita. Para algunos dominicanos el espacio ideal para celebrar la vida. No era difícil encontrarse allí con personalidades de la vida dominicana, famosos y poderosos. Porque el Jet Set era el lugar de los memorables encuentros, para los asiduos visitantes «era como una familia».

Pero las revelaciones hechas por el Ministerio Público, en la solicitud de medida de coerción contra los hermanos Antonio y Maribel Espaillat, no dejan lugar a la imaginación. Delatan el infierno que se vivía a lo interno con una estructura que gritaba a todo pulmón que ya no daba para más.

El día 7 de abril, en horas de la tarde, horas previas a la lamentable tragedia que dejó 236 muertos, más de 180 heridos y más de 100 niños en la orfandad, el techó dio un contundente aviso de que la muerte acechaba, gritaba que sería implacable: “Se escuchó un sonido de un objeto que cayó sobre el falso techo, percatándose todos los que estaban ahí de lo ocurrido, pero solo Gregorio Adames Arias estableció que era un pedazo del techo”, dice la solicitud de medida de coerción del Ministerio Público en la página 58.

Narra el documento que junto a Gregorio estaban Manuel Jiménez Mateo, José Luis García Jiménez y Roger Hernández (fallecido).

A las 2:33 p.m. del mismo 7 de abril de 2025, a pocas horas de los hechos, señala el documento, Gregorio Adames Arias, le envió un mensaje a Antonio Espaillat López estableciéndole “que hay un tema importante que resolver en la discoteca, que los plafones se estaban rompiendo porque estaban cayendo pedazos del techo y eso era peligroso”.

Ese mismo día, a las 2:44 p.m. Manuel Jiménez Mateo, siendo las 2:44 p.m., le comunicó al empresario Espaillat que los plafones malos habían sido cambiados y que Gregorio Adames Arias estaba insistiendo de que estaban cayendo piedras del techo, por lo cual había contactado a una empresa para realizar un levantamiento de la estructura completa, que iría el miércoles o jueves siguiente y que se estaba trabajando en la lona asfáltica, a lo cual el dueño de Jet Set  respondió que «de acuerdo con ambas cosas».

Explica que a pesar de haber sido notificado de la situación, Espaillat López, no dio instrucciones de suspender la fiesta que estaba pautada para esa noche y que más tarde llenó de luto a todo un país. “No considerando de ninguna manera la afirmación realizada por Gregorio Adames Arias y las consecuencias que podía tener esto, como el daño que le podía causar cualquier escombro a los empleados, al público y a los miembros del grupo musical de Rubby Pérez”, relata el documento del órgano persecutor.

Un último aviso

Aproximadamente a las 11:40 p.m., cuando uno de los plafones del falso techo cayó encima de Remberto José Duran Cabrera, quien había ido a disfrutar de la fiesta junto a su esposa, este fue auxiliado por Gregorio Adames Arias y un personal de seguridad del local, resultando con una herida. “Ante esto, Gregorio Adames Arias fue a notificarle esta situación a Maribel Espaillat, la cual se encontraba al frente de la discoteca ante la ausencia esa noche del imputado Antonio Espaillat López, expresándole que se debía suspender la fiesta, a lo que la encartada contestó que eso no era posible porque eso solo podía ordenarlo el citado imputado y estaba fuera del país, por lo que la actividad continuó su curso hasta el momento del desplome del techo”, establece el Ministerio Público.

Catorce años, (desde 2011 hasta el 2025) de progresivo deterioro y de avisos constantes no fueron suficiente para escuchar la voz de un techo que sólo terminó mostrando su fin, junto al de 236 personas que se marcharon de este mundo, en momentos en que fueron a buscar la diversión al Jet Set de los sueños. Porque el torrente de agua avizoró la implacable tormenta, cuyas ambulancias despertaron a la República Dominicana el 8 de abril, escribiendo una de los capítulos mas tristes de su historia.

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