La creatividad e inventiva locales se plantan con sabor y lo sirven con orgullo. El Brunch criollo no es una copia ni un capricho, tiene su propia identidad.
SANTO DOMINGO. – Es domingo post juerga sabatina o simplemente con algo que celebrar, pero te da pereza organizar algo formal. Hay un recurso cada vez más popular y que tiene su origen a finales del siglo XIX: el Brunch, la deliciosa y cómoda combinación de desayuno (breakfast) y almuerzo (lunch).
Su historia se remonta a la Inglaterra de 1895, cuando el escritor Guy Beringer lo propuso como una alternativa elegante y ligera para los domingos de resaca o de no querer hacer nada. Decía que era una forma más amable de comenzar el día: sin prisas, con buena comida y conversación relajada.
Se parecía al clásico full English breakfast: huevos fritos, salchichas, tocino grueso, frijoles en salsa de tomate, tomates asados, champiñones y pan tostado. Todo acompañado de té negro, y a veces, una copa de champán si el ambiente lo permitía.
A lo largo del siglo XX se hizo popular en Estados Unidos y en ese cruce del Atlántico, el brunch se reinventó. Allí se convirtió en un ritual urbano: huevos benedictinos, wafles, pancakes, bagels con salmón, hash browns, frutas frescas, Mimosas y allí se inventaron el Bloody Mary. Una apuesta indulgente, variada y perfecta para pasar un rato en grupo, en relax total.
El Bloody Mary
Este cóctel, que no faltaba en un brunch americano que se respetara, se volvió famoso por su sabor intenso y su reputación como “cura para la resaca”. La receta original se atribuye al barman Fernand Petiot, quien la creó en los años 1920 en el bar del hotel St. Regis de Nueva York, aunque algunos rastros apuntan a experimentos cuyos, previos en París.
Esa versión clásica combinaba ingredientes simples pero potentes, pensados para revitalizar a los clientes tras una noche intensa.
Receta clásica del Bloody Mary: 1 ½ oz de vodka -3 oz de jugo de tomate -½ oz de jugo de limón -2 gotas de salsa Worcestershire (salsa inglesa) -2 gotas de salsa picante (tipo Tabasco) -1 pizca de sal -1 pizca de pimienta negra -hielo -ramita de apio o rodaja de limón para decorar.
Preparación: en un vaso mezclador con hielo, combina el vodka, jugo de tomate, jugo de limón, salsa Worcestershire, salsa picante, sal y pimienta. Agita suavemente o revuelve con una cuchara larga, decora con una ramita de apio o una rodaja de limóny sirve en un vaso alto, bien frío.
Brunch con alma de güira
Como todo lo bueno, el brunch saltó el charco y aterrizó en República Dominicana, donde encontró un terreno fértil y se aplatanó. No solo se sirven tostadas francesas o huevos revueltos, a ritmo de tambora se sirven mangú con los tres golpes, arepitas de maíz, pastelitos, bollitos de yuca, aguacate, jugos tropicales que celebran a esta tierra y nuestra propia versión del Bloody Mary o las refrescantes Mimosas.
El brunch dominicano no se limita a un menú: es una celebración en sí mismo, un punto de encuentro que mezcla lo clásico con lo criollo, lo elegante con lo sabroso.
En terrazas soleadas, jardines, patios o restaurantes modernos, se ha convertido en un espacio para compartir risas, ideas y sabores. Es el reflejo del espíritu alegre y acogedor del dominicano, donde cada bocado cuenta una historia y justifica una larga sobremesa, con brindis de una versión caribeña del Bloody Mary.
Receta: -1 ½ oz de ron blanco dominicano -hielo -3 oz de jugo de tomate – ½ oz de jugo de limón -2 gotas de salsa picante criolla -1 pizca de sal y pimienta -1 chorrito de salsa inglesa -1 ramita de apio o ají cubanela para decorar. Mezclar todo, servir en vaso alto. Es picante, refrescante y con carácter.
Qué servir en un brunch dominicano con estilo
Entradas
– Arepitas de maíz con queso
– Mini pastelitos de pollo y vegetales
– Bollitos de yuca rellenos de queso
Platos principales
– Mangú con los tres golpes (salami, queso frito y huevo)
– Tostadas de aguacate con tomate y cilantro
– Omelette tropical con plátano maduro y queso blanco
Acompañamientos
– Ensalada de frutas tropicales (piña, mango, lechosa, chinola)
– Panecillos caseros con mantequilla de guayaba
Bebidas
– Jugo de naranja natural
– Mimosas con chinola
– Café dominicano
– Bloody Mary caribeño
Postres
-Dulce de leche cortada -majarete -arepa dulce -bizcocho dominicano con su relleno de piña o guayaba.
-Deditos de novia -trozos de piña, mango o lechosa salteados con azúcar morena y un toque de ron (opcional) -helado de coco o vainilla.
Ingredientes para la Mimosa tropical dominicana: -2 oz de jugo de chinola (maracuyá) bien frío -2 oz de jugo de naranja natural -3 oz de espumante seco (tipo cava, prosecco o champán) bien frío -1 rodaja de naranja para decorar -hielo. (Puedes sustituir el jugo de chinola por mango o piña si quieres variar el perfil de sabor. También puedes añadir unas gotas de limón para más acidez).
Preparación: en una copa tipo flauta o vaso alto, vierte primero los jugos de chinola y naranja- añade el espumante lentamente para conservar las burbujas. Decora con una rodaja de fruta en el borde o una flor comestible tropical y disfruta.
Para los peques: Mimosa tropical infantil (sin alcohol): 2 oz de jugo de chinola (maracuyá) bien frío – 2 oz de jugo de naranja natural -1 oz de agua con gas o soda sin azúcar (opcional, para las burbujitas) -1 rodaja de naranja o mango para decorar -hielo. (Puedes cambiar el jugo de chinola por piña, fresa o según el gusto de los niños).
Preparación: en un vaso bonito o copa infantil, mezcla el jugo de chinola y el jugo de naranja. Si deseas burbujas, añade el agua con gas suavemente. Decora con una rodaja de fruta en el borde del vaso. Sirve frío y acompaña con una pajilla divertida o una sombrillita de papel.
Ambientación y decoración
El estilo importa y mucho: Los lugares ideales con las terrazas, jardines, patios o lugares cerrados bien iluminados. Usa manteles de lino en tonos neutros y si te atreves, combina colores tropicales. Servilletas de tela con servilleteros hechos a mano le darán un toque más chic.
Coloca muchas flores frescas como hibiscos, cayenas, trinitarias o girasoles. Usa elementos de madera, cerámica artesanal o mimbre y que la música sea suave, comienza con boleros, baladas, bossa nova y cuando lleguen al postre merengue clásico, salsas románticas y rock suave.
Que la iluminación sea lo más natural y puedes usar difusores de aromas, preriblemente de vapor, con fragancias de coco, vainilla, lavanda o cítricos, muy suaves.
La próxima vez que te sientes a “brunchear”, recuerda que estás participando en una tradición que ya es global, con un sazón muy nuestro. Porque en Dominicana, hasta el brunch tiene su propio estilo.
El brunch dominicano no necesita permiso para existir o replantearse: la creatividad e inventiva locales se plantan con sabor y lo sirven con orgullo. No es una copia ni un capricho, tiene su propia identidad.
Es la respuesta criolla a una costumbre global y si alguien duda que el mangú, el queso frito o el ají cubanela pueden convivir con burbujas y vajilla fina, que se apunte u organice uno, un domingo preferentemente.

