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» Ha cambiado la cuenta de banco porque empecé con 100 pesos diarios, trabajando muy limitado pero decidido, ha cambiado la gente que puedo ayudar, me encanta ayudar a las que alcanzo para hacerlo, a los empleados, tenemos casi 40 en nómina porque nos gusta ayudarlos”.

SANTO DOMINGO.- La Real Academia Española (RAE)  define la actitud  como la disposición de ánimo manifestada de algún modo, otra descripción del diccionario de Google sostiene que es la manera de comportarse u obrar. Algunas de las acepciones la clasifican en positiva y negativa y que el lenguaje corporal también delata tu estado de ánimo.

Para este exitoso agente de bienes raíces no hay división de dicha palabra, porque sólo conoce la positiva, esa que lo impulsa a mantener sus metas cada vez más altas, atrevido, confiado en sí mismo. Sus energías, elevadas siempre a las nubes y no es que desconozca el término caída, simplemente acuña la frase “permitido caerse, obligatorio levantarse”.

Sabe que los seres humanos fallan y que hay sólo dos posibilidades frente a los procesos: que las cosas salgan bien o mal. Pero él se resiste a reconocer la existencia de los miedos, atravesó el charco hondo y salió a flote hace diez años cuando dio un salto que le abrió nuevos caminos. Cree firmemente en lo que hace y sus planes no son a corto plazo, porque su límite es el cielo.

Este capitaleño llamado Juan Isidro Estévez Lavandier es uno de los líderes fundadores de Mr Home, una sólida empresa inmobiliaria que ha asegurado ya su lugar en las páginas de la historia inmobiliaria en República Dominicana. Se aventuró un mayo de lluvias de 2011, junto a un grupo de amigos con una apuesta, cuyas probabilidades de ganancia han quedado evidenciadas en la década cumplida.

No planificó ser asesor inmobiliario. Acudió a una entrevista en Aldaba, allí llenó un formulario y de los catorce entrevistados él fue el único decidido por los bienes raíces. Se había retirado cuando ya concluía su carrera de ingeniería, en un acto que hoy califica irresponsable, pero del que no se arrepiente porque “valió la pena, amo lo que hago, me encanta la industria, su empresa y su equipo de ventas”. Tanto que llega a su oficina a las 9:30 A.M. y se retira a las 11:00 P.M., y le añade los fines de semana para asuntos gerenciales.

A este guerrero, nacido en abril, le afecta la mentira, la traición, la mediocridad, el engaño y la falta de ética. Y como al jefe lo mataron hace ya 60 años, no le gusta tal denominación. “Es una de las razones por las cuales incluso hay personas que preguntan por los dueños, entiendo que no necesito eso para brillar”.

Juan Isidro Estévez Lavandier. Foto 180photographyrd.

En la adolescencia de su carrera, con trece años en el mercado, a Estévez Lavandier ya no le afecta cuando un cierre se echa para atrás. Son ventajas del crecimiento “es asumir que al cliente no le convenía, al final cuando un cliente dice que no mi deber es argumentar las razones reales de por qué conviene hacer esa compra y definitivamente si el argumento no es válido, esa no es su propiedad”.

Hombre diestro al hablar y sin tapujos, dueño de la frase «se vende con la verdad», entiendo que el negocio de bienes raíces tiende a frustrar porque no es una decisión del vendedor sino del cliente y «tenemos que entenderlo, ahora nuestro trabajo es ver como lo llevamos a su mejor decisión, ese es nuestro deber», apunta.

Entre el veinteañero que inició y el experimentado agente de hoy día han cambiado muchas cosas. “Antes solo veía la venta, no el negocio, ha cambiado la cuenta de banco porque empecé con 100 pesos diarios, trabajando muy limitado pero decidido, ha cambiado la gente que puedo ayudar, me encanta ayudar a la que alcanzo para hacerlo, a los empleados, tenemos casi 40 en nómina porque nos gusta ayudarlos”.

Vendedores más formados

Estévez Lavandier entiende que al agente inmobiliario le falta dignidad, respetar más su profesión y entender la importancia de lo que hacen y que en la compra de una casa se puede ayudar o desayudar.

“Podemos favorecer o desfavorecer, eso viene dado porque no debemos aceptar cualquier producto para venderlo, ni cualquier precio, entender que tienes que formarte, prepararte, aprender, comprender que este no es un negocio de un por ciento, sino que es un servicio con trascendencia porque la compra de un inmueble posiblemente sea la compra más grande que puede hacer una familia y si la hace de una forma irresponsable, entonces le hacemos daño”.

Observa que el mercado necesita vendedores mejor formados, más capaces, profesionales, educados, más visionarios y donde se elimine la competitividad desleal.

El respeto por sí mismo, la formación, ética, moral, principios y tomar en cuenta al ser humano es la clave que este próspero agente, entiende que debe aplicarse para alcanzar el éxito.