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SANTO DOMINGO.- Fue construido en el gobierno de Joaquín Balaguer, Las Canquiñas de Roberto Salcedo, tuvieron su punto de partida allí; la alcaldía de David Collado se ocupó de embellecerlo remodelando aceras y contenes, mientras la actual alcaldesa, Carolina Mejía, puso en marcha el pasado año, el primer espacio dispuesto para la socialización y seguridad de los perros.

Y es que el Parque Mirador Sur representa una de las principales fuentes de expresión de los aficionados al ejercicio físico y una apuesta que sirve de termómetro para medir los programas del gobierno municipal capitaleño y sus resultados.

Aún más, tras el debut de las redes sociales que sirven de desahogo a las diversas clases sociales que asisten cada día a ejercitarse, y que utilizan sus cuentas del ciberespacio para emitir críticas y quejas ante la observancia de carencias existentes en el más grande jardín ecológico de Santo Domingo.

Desde su inauguración en 1970, esta área de la ciudad que convoca cada día multitudes a practicar su deporte favorito, ha vivido numerosas transformaciones, a la par con la evolución de los tiempos y las necesidades de la ciudadanía; así cada alcaldía intenta complacer la demanda y moda del momento.

Una caminata por el Parque Mirador Sur es un verdadero deleite de relajación y desestrés, ya sea por las calles internas en medio de los frondosos bosques que invitan a un encuentro con las conexiones del alma, o una sana caminata por la Avenida de la Salud, respirando aire puro, mientras los temas de los numerosos caminantes, permiten medir la agenda del momento.

De madrugada mientras la luna se oculta o aún irradia su singular destello, a la salida del sol, a media mañana, al mediodía, en las tardes, durante la puesta del radiante sol caribeño o entrada la noche, el Parque Mirador Sur es un desfile permanente de transeúntes, que sin importar edad se dan cita al encuentro con el ejercicio, requisito recomendado por la medicina mundial.

Inauguración

El 25 de diciembre de 1970, durante el segundo período del presidente Joaquín Balaguer (1970-1974), fue inaugurado formalmente el Parque Mirador Sur y las avenidas circundantes, Anacaona y Avenida de la Salud, según recogen los medios de comunicación de entonces.

El espacio que alberga en la actualidad consistía en un área abandonada, propiedad de Héctor Trujillo (Negro), hermano del dictador Rafael Leónidas Trujillo, que le fue expropiada a la familia Henríquez, cuyos miembros en su mayoría, se declararon enemigos del régimen.

El arquitecto Cristian Martínez, diseñó un primer tramo de dos kilómetros, mientras el ingeniero Bienvenido Martínez Brea (Bebecito), tuvo a su cargo la construcción, junto a los ingenieros Felipe Martínez Brea y Gilberto Pagán. El puente de hormigón que cruza la avenida Italia lo construyó el ingeniero Rafael Bonnelly.

Con una longitud de seis kilómetros, el Parque y sus dos avenidas, precisa la prensa, tuvieron un costo en sus inicios, de dos millones de pesos, además del millón que costó el puente sobre la Avenida Italia.

El presidente Balaguer, realizaba allí sus caminatas diarias, rodeado de sus ayudantes civiles y militares, vestido con traje y corbata, estuviera o no en el poder, emulando las que realizaba Trujillo por el Malecón de la capital dominicana.

Una pasarela variada

La salud siempre recomendada, junto a la moda que han impuesto los nuevos tiempos del cuerpo perfecto cada vez más esbelto, ha hecho de este Parque un espacio natural que hasta sirve de disimulo al bisturí, de aquellos cuerpos que intentan confundir el estreno de figuras estilizadas, y atribuirlas a las mágicas caminatas.

Nunca falta el político de turno y el de campaña, saludando a sus anchas con su séquito de adulones, midiendo simpatias; tampoco los exfuncionarios que despejados de tiempo retornan al reencuentro con la naturaleza y con conocidos caminantes y amigos.

Ciclistas, clubes de maratonistas, patinadores, entrenadores, ligas de beisbol, baloncesto, grupos de meditación y de zumba, son parte de la cotidianidad que se vive en este parque, de incesante presencia.

Es el lugar donde la mezcla de clases sociales es inevitable, pues de un lado está la Avenida Anacaona con sus imponentes torres y múltiples comodidades y al otro costado el Barrio del Kilómetro siete y medio de la José Contreras, rodeado de pobreza y calamidades.

El desfile militar es frecuente y notorio, de agentes apostados en bancos, algunos en “modo vigilancia traseril”, chateadores, cuentistas entre sí, los que intentan su búsqueda y los que realizan su trabajo de proteger los caminantes y atletas ante asaltos y robos, de los que no escapa la zona.

El tramo del puente sobre la Avenida Núñez de Cáceres es uno de los más representativos. En la parte interna se observan variadas escenas: grupos entrenando con un guía o bailando Zumba, expertos o nóveles ciclistas que  rentan su bicicleta dentro del parque y practican allí; picni familiares y de grupos y hasta es posible observar un buen día un personaje pintoresco como el de la chica de un sábado que subida en patines, pantalón estilo los 80, lentes oscuros, audífonos, excesivos accesorios en su vestimenta y mochila al hombro, hacía increíbles acrobacias, ante el asombro de los presentes.

Si visita el parque los fines de semana se encontrará con variados núcleos familiares que aprovechando el asueto, concurren en masa a disfrutar el ambiente, a compartir un almuerzo, celebrar un cumpleaños, montar bicicleta, recrearse ante la suave brisa descontaminada, o realizar ejercicios colectivos.

Tampoco es extraño coincidir en el Parque con Ian Francisco y Arístides Peña, que con frecuencia ocupan el Kiosco 8, Guacanagarix, para afinar su exquisito saxo, que sirve de deleite a los sentidos de quienes transitan por la vía.

Ian Francisco y Arístides Peña. (Foto El Inmobiliario).

El Colmado la Paloma de Plutarco de los Santos lleva 50 años como expendio de agua y café, en horario de seis de la mañana a siete de la noche. Allí asisten cada días las palomas del lugar, a procurar su alimento.

Evolución

Un recorrido por el Parque Mirador Sur permite apreciar sus transformaciones. De la mano del Banco Popular Dominicano, la actual alcaldía ha llevado un proceso de señalización, con guías temáticas de sus espacios, descripción de las distintas especies de árboles e inclusión de las normas de sus diversas áreas.

La iluminación del parque es una de las últimas novedades, así como la reconstrucción de la cancha de baloncesto que se encuentra en fase de terminación.

Un dispensario médico, una estación de la policía municipal, columpios, bancos, zafacones dispuestos para el recicjale y separar los desperdicios, espacio para pesas, una división para perros, expendio de palomitas, alquiler de bote y un baño de pura naturaleza es parte de lo que ofrece la travesía de cinco kilómetros que quien suscribe realizó y que se extiende desde la Avenida Italia hasta la proximidad de la Avenida Luperón.

Para los que deseen hacer uso de los Kioscos, cuyos nombres son inspirados en la cultura taina debido a las cuevas del Farallón, habitadas allí por los asentamientos de las poblaciones indígenas, Jaragua, Marien, Guacanagarix, Enriquillo, Anacaona, etc; deben pedir permiso a la alcaldía o llamar, según lo establece la literatura colgada en cada uno, donde se especifican las reglas a regir.

Uno de los atractivos de uso frecuente es el Gimnasio ubicado en el kilómetro cero, con diversas máquinas para alternativa de la ciudadanía; donde además, existen estacionamientos para ciclistas.

A lo largo de los años, los murales de los números que indican las escaleras situadas a lo largo de la avenida de la Salud han estado en manos de diversos artistas entre ellos José Cestero, Elsa Núñez, Ángel Hache, Susy de Pellerano, José Rotellini, Tony Capellán, Héctor Mejía, Cándido Bidó y Aquiles Azar Billini, quienes en el año 2020 fueron reconocidos por haber contribuido a su embellecimiento.

Amigas contándose el último capítulo del pleito matrimonial, amigos debatiendo el último juego del beisbol invernal, el coquero buscando los chelitos, el señor barbudo de la cubeta blanca que se pasea por la acera con frecuencia, maratones para causas nobles y por diversión; bocinas con merengues, perico ripiao, bachata, reguetón o el caminante «madurito», que aprovecha la caminata para encuentrarse con los recuerdos de una canción del ayer, son algunas de las manifestaciones vividas en este punto natural de la ciudad.

Si deseas vivir la experiencia de las expresiones de la cultura dominicana, este especial espacio te ofrece eso y lo más importante: está hecho para encontrarse con el bienestar.