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Desde que a finales del año 2019 se descubrió en Wuhan, China la COVID-19, el mundo ha vivido entre sobresaltos e incertidumbres ante la manada de variantes que frecuentemente amenazan la salud de la población mundial y que se han convertido en un verdadero desafío para la ciencia médica de la presente era.

Entre pánico, filas para someterse a la prueba de detección, lugares habilitados para la inoculación de la ciudadanía, fanáticos religiosos y personas negados a vacunarse, poblaciones que desafían el estado actual ante el hastío, y un indescriptible mundo es el que permea el nuevo panorama al que ha sido sometida la humanidad, donde la covidianidad se ha posado  en el escenario mundial, sin querer marcharse.

Hasta noviembre 2021 la Organización Mundial de la Salud (OMS), tenía identificadas al menos nueve variantes, de las cuales estima que cinco son de preocupación. lpha, Beta, Gamma, Delta y Omicron, responsables del aumento de contagios en varios países.

Omicron es la última versión del coronavirus contra la que la ciencia médica ha tenido que batallar en las últimas semanas y que ha vuelto a desatar las alarmas, provocando que países de Europa, Estados Unidos, Canadá y Asia, hayan regresado al confinamiento y asumieran medidas restrictivas para detener la propagación.

Ayer los medios informaron la aparición de «Deltacron», otra versión. «Actualmente ha coinfecciones de Omicron y delta. Hemos hallado una variante que es una combinación de ambas», ha explicado el profesor de biología de la Universidad de Chipre y director del laboratorio de Biotecnología y Virología Molecular, Leondios Kostrikis.

Hasta el momento Kostrikis y su equipo han identificado 25 casos de «deltacron» y han destacado que son más frecuentes en pacientes hospitalizados por COVID-19 que en positivos no hospitalizados.

La República Dominicana en la semana que culmina ha presentado cifras récord. Ayer sábado el Ministerio de Salud Pública reportó 6,200 nuevos casos en su boletín número 660. Se procesaron 26,753, para una positividad diaria de 38.14% y un 20.62% la de las últimas cuatro semanas. De acuerdo al informe a la fecha se acumulan 451,185 contagios y 4,255 fallecimientos. Los casos de COVID-19 activos siguen en aumento y hay 31,482.

Reconocemos los esfuerzos del gobierno para dotar a la población de las vacunas, que ha sido la tabla de salvación que ha librado al mundo de una hecatombe mayor, especialmente en un país como el nuestro con educación y conciencia pobre, además de la ausencia de campañas masivas y continuas que les recuerden a todos y todas los protocolos sanitarios que deben guiar esta nueva cotidianidad, a la que ningún ser humano termina de acostumbrarse.

La nueva apuesta del gobierno dominicano es que el país siga su curso sin medidas que restrinjan las actividades, a pesar de las cifras y la realidad de que en la mayoría de las familias dominicanas, alguien se encuentra actualmente afectado por el virus.

Corresponde entonces a cada uno asumir su individual responsabilidad y la de su vecino de cuidarse y cuidar a los demás acudiendo a vacunarse, como establece el protocolo, manteniendo puesta su mascarilla, distanciándose de las actividades electivas y llevando a cabo de manera permanente el lavado de mano.

No es tarea fácil asimilar el nuevo escenario pero no dejemos que el cansancio de la pandemia venza el deber. Las terribles escenas que hemos vivido en los últimos dos años y la partida de seres a los que no hemos podido despedir, junto al surgimiento constante de nuevas variantes, nos dejan claro que la alternativa de la vacunación es la salida más viable ante la actual realidad.