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Hay muchas cosas que un agente inmobiliario nunca debería hacer en el ejercicio de su profesión, acciones simples que condicionan negativamente sus resultados.

Cuando no se sabe lo que hay que hacer, resulta mucho más efectivo definir lo que no se debe hacer. Todo agente inmobiliario debe estar en constante proceso de formación y adquiriendo nuevos conocimientos, mantenerse informado de las novedades del sector. Ser proactivo, resiliente y asertivo, le ayudará a encontrar el camino del éxito.

Nunca olvide las cosas básicas

Con demasiada frecuencia, los agentes inmobiliarios novatos comienzan a trabajar en una inmobiliaria y piensan que podrán “desconectarse” por las tardes y/o los fines de semana. Una falacia en toda regla, porque quienes marcan la agenda de un agente suelen ser los clientes, quienes no siempre podrán visitar una casa de lunes a viernes entre las 9 de la mañana y las 6 de la tarde; poco probable, porque seguramente ese sea su horario laboral.

Por otro lado, encontramos los clientes extranjeros que llegan a comprar viviendas y que suelen elegir su tiempo libre para dedicarlo a viajar, y dependen de los horarios de las compañías aéreas. Pueden llegar un miércoles a las cuatro de la tarde, o bien un sábado a la medianoche; y los vuelos pueden sufrir retrasos.

En tales circunstancias, el agente inmobiliario si quiere vender, deberá ir a recoger al aeropuerto a sus clientes, buscarles probablemente una lugar para alojarlos, y por supuesto esperar pacientemente en el aeropuerto a que salgan por la puerta de arribo.

Si el agente tenía planes para el sábado en la noche, y llegan potenciales comparadores a la medianoche, tendrá que elegir entre vender y ganar dinero o irse de fiesta. Simple, claro y directo.

Ser un agente inmobiliario no es solo un trabajo, es casi un estilo de vida!

Porque la vida personal y profesional del agente se convierten en una; y si el 1 de mayo, día de los trabajadores llegan clientes, hay que trabajar y punto. Salvo que no quieran vender, y en tales circunstancias mejor dedicarse a otra profesión.

En cualquier caso, el agente inmobiliario que no quiera trabajar los fines de semana y/o festivos que no se preocupe; siempre habrá otro profesional que aproveche la oportunidad y se quede con sus clientes.

Hay que aprovechar las oportunidades y venderse

El negocio inmobiliario exige una constante actitud proactiva, algo obligatorio no sólo para los agentes novatos, sino también para los más experimentados.

Cada situación puede convertirse en una oportunidad para captar o vender una propiedad, nunca se sabe y siempre se debe estar atento.

Recordemos que la vida personal y profesional del agente se convierten en una, y que incluso una barbacoa con los vecinos puede ser propicia para conseguir un cliente.

Un paseo en familia puede derivar en encontrar un cartel de venta de una propiedad, y ahí mismo el agente debe anotar el teléfono para ponerse en contacto con el vendedor.

Por otro lado, el agente inmobiliario se convierte en su propia marca, y por eso debe “venderse”; si nadie sabe a lo que se dedica profesionalmente, está perdiendo oportunidades.

Usted es su propia marca

El negocio inmobiliario puede convertirse en un flujo continuo de oportunidades, siempre que el agente esté atento a las oportunidades y sepa venderse como profesional del sector.

Por otro lado, el agente debe realizar el seguimiento de las oportunidades; porque algunos clientes estarán listos para comprar la próxima semana, el próximo mes o incluso el próximo año.

Por eso es muy importante que planifique su actividad profesional a corto, mediano y largo plazo, aplicando modelos de mejora continua y métodos de desarrollo. 

Texto y Foto: https://www.costainvest.org/agente-inmobiliario-cosas-negativas