El charro de México, una leyenda musical, falleció el domingo a los 81 años de edad.
Tomado de MSN entretenimiento
El Charro de Huentitán’, Vicente Fernández Gómez vivió su infancia antes de irse a Tijuana en la colonia Huentitán El Alto en el municipio de Guadalajara, donde prácticamente toda la cuadra era de la propiedad de sus padres.
»Una persona de aquí de Huentitán, yo pienso que mucha gente se quedó con muchos recuerdos de él, la verdad porque mucha gente lo reconocía la verdad es un ídolo a nivel internacional la verdad sí es un gusto saber que estamos donde él nació», dijo Óscar González, trabajador de Vicente Fernández y actual residente de su casa en Huentitán El Alto.
Vicente Fernández fue una persona humilde desde que nació hasta sus últimos días, los cuales pasó en la cama de un hospital ubicado en el municipio de Guadalajara.
«Era gente muy humilde él cuando creció como artista, mis respetos, la mayoría la gente lo recuerda muy bien, como una persona muy humilde y tranquila, no tenía broncas con nadie se la llevaba toda madre con todos», dijo el empleado.
Siempre fue querido y estimado por los vecinos y habitantes de Huentitán El Alto, quiénes lo recuerdan con una sonrisa en el rostro al mencionar su nombre.
«Él venía mucho, con mucha frecuencia precisamente el 12 de diciembre a traerle serenata a la virgen de Guadalupe con mariachi y todo, después dejó de venir hace 30 años», recordó.
Óscar mencionó que para él fue un gran orgullo trabajar con Vicente, laborando en el rancho Los Tres Potrillos, además de vivir en la actualidad en donde fue alguna vez la casa de ‘Chente’ quién fue descrito por Óscar cómo un señorón.
«Una persona muy a toda madre me tocó trabajar con él año y medio y siempre muy a todo dar, cuando nació mi primer hijo me mandó un dinero extra y nomás mandó decir que para los pañales, y sí muy buena onda siempre, era amigo de mi papá, de mi tío, no puedo decir nada mal de él, era una muy buena persona», dijo.
Desde sus inicios Vicente Fernández sabía que iba a lograr ser un ídolo a nivel nacional e internacional, por lo que siempre pensó mantener a su familia gracias a su voz.
«Iba platicando para La Barranca con varios amigos de él y empezó a cantar y ahí con toda la bola, le dice un tío mío que se llama Carlos González le dice -‘oye tú diario cantando´- y le dice -‘mira Carlos con esta voz voy a mantener a mi familia’- y así fue», señala.
En la actualidad el interior de la casa está remodelado, pero se conserva ese estilo rústico con techos altos, equipales, sillas de montar, sombreros charros y herrería de la época, además de que los cimientos siguen siendo de adobe.