Apunta que un sismo de magnitud 5.0 hacia abajo no debería producir ningún tipo de daños en las construcciones, pero lamentablemente como estas no están hechas para soportar un sismo, se producen grietas.
SANTO DOMINGO.-“En el país, en sentido general, la mayoría de las construcciones, se puede decir que casi ninguna está preparada para soportar un sismo de magnitud 7.0, sin que le ocasione daños graves”, asegura Ramón Delanoy, director del Centro Nacional de Sismología (CNS) de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).
Establece que elementos como el suelo para saber qué materiales utilizar a la hora de construir, y el desconocimiento de cuando ocurre un sismo, son sólo algunos indicios que llevan a afirmar que el país no está preparado para un terremoto de gran magnitud.
«El problema es que dicen los ingenieros que el código es muy rígido, por lo que se hace difícil de cumplirlo, así que depende del interés del que va a construir porque en realidad no hay esa supervisión», señala.
De acuerdo a su opinión publicada en el periódico El Día, los daños que pueda generar un terremoto van a variar dependiendo del suelo, el tipo de construcción y cómo se comporte el suelo al momento del temblor.
“Un ejemplo de esto fue el temblor que tuvimos el 1 de febrero, de 5.3, los daños fueron mayores en Azua, que estaba un poco más lejos de Baní (donde fue el epicentro)”, sostuvo Delanoy al explicar que esto sucedió porque en Azua el suelo es básicamente arenoso, provocando que se mueva todo durante mucho tiempo.
Los daños con un terremoto de magnitud 7.0 en el país, en especial en la parte central de la región Norte, serían cuantiosos debido a que todo el Valle del Cibao es sedimentario y esto puede comportarse como si fuera agua.
«Entonces las ondas sísmicas, al igual que en Azua, se mantienen por más tiempo, transmitiendo esa energía a las estructuras y por ende, ocasionando mayores deterioros», explica el experto.
Apunta que un sismo de magnitud 5.0 hacia abajo no debería producir ningún tipo de daños en las construcciones, pero lamentablemente como estas no están hechas para soportar un sismo, se producen grietas.
En el caso de las edificaciones construidas en laderas o cerca de cañadas, indica el peligro que representan ante un fenómeno natural como este, pudiendo ocasionar deslizamientos de tierra que pongan las vidas en riesgo y reflexiona en que la gente provoca el desastre y no la naturaleza, haciendo alusión a las decisiones de construir en zonas de vulnerabilidad.
No obstante, dice que los elevados del país están diseñados para soportar terremotos de 7.0 grados, así como algunas plazas y condominios.
Delanoy aclara que no hay un tiempo para que se produzcan temblores de gran magnitud en determinadas zonas, pero que es conveniente que ocurran movimientos de tierra con regularidad para evitar que acontezca uno fuerte.
Sin embargo, entre menos temblores sucedan en una zona altamente sísmica aumenta la probabilidad de que se produzca uno fuerte.
En ese sentido, señala que “nosotros registramos temblores diarios, pero al ser de baja magnitud y encontrarse alejados de nosotros, no se sienten”.
Las fallas
En el país hay 14 fallas principales, siendo las más activas la cordillera Septentrional, que está en la parte norte; la del Cibao, además, la falla de San José de Ocoa, San Juan de la Maguana, Neiba y Enriquillo-Plantain Garden.
Esta última es una continuación de lo que se conoce como La Trinchera de los Muertos, que es una zona que va desde Puerto Rico, cruza el sur de la República Dominicana y se interna a través de la bahía de Neiba.
Por esta razón, Delanoy, quien es licenciado en física, con más de 40 años de experiencia en cuestiones sismológicas, explica que un terremoto que ocurra en Haití no está desligado de República Dominicana porque es una sola isla y está influenciada por la misma fuerza tectónica de las placas norteamericana y la del Caribe, aunque también influye la suramericana.
Al cuestionarse sobre las placas que inciden en zonas como Turquía, señaló que hay una diferencia entre estas y las fallas, pues esta última apenas es una ruptura en el terreno con longitud pequeña, viéndose como cuarteados en la misma placa.
El CNS es la institución de responsable del seguimiento a la sismicidad del país, con el mantenimiento de la Red Sísmica y Acelerográfica en estaciones de toda la geografía.
Con información de El Día, con modificaciones.