Desde el surgimiento de El Inmobiliario nos hemos hecho eco de los beneficios que ofrece el modelo de propiedades destinada a renta corta, una innovación de negocio surgido en el año 2007 que revolucionó la forma de los alquileres de inmuebles en el mundo.
Las robustas cifras que arrojan los datos oficiales de la más popular plataforma de este tipo, Airbnb, evidencian su indiscutible alcance: 100 mil ciudades y pueblos con alojamientos activos, más de 220 países y regiones presentes en todo el mundo, más de US1500 millones de huéspedes recibidos al 31 de diciembre 2023, más de 5 millones de anfitriones, más de US250 mil millones ganados por los anfitriones hasta finales del pasado año y más de US10 mil millones recaudados en impuestos a nivel global hasta finales del 2023.
Sin duda alguna este revolucionario concepto de economía colaborativa, ha generado un impacto sin precedentes en las sociedades del mundo, ofreciendo la oportunidad a emprendedores, inversionistas y gente común a generar ingresos, hasta en el más apartado rincón de la geografía mundial.
La popularidad del modelo, unido a la falta de regulación en la mayoría de países ha desatado, sin embargo, un interés colectivo de personas que desconociendo sus implicaciones han pasado a ser parte de la renta de corta estancia, invirtiendo en propiedades, solo para sacar ventaja económica y sin los criterios necesarios para mantenerlo a salvo.
En República Dominicana ha surgido una corriente de «inversionistas», que aprovechando el desbordado desarrollo inmobiliario experimentado en los últimos 3 años en el país, han adquirido propiedades con esos fines, sin contar con los criterios, ni el conocimiento de todo lo que conlleva tener un inmueble destinado para el servicio de huéspedes.
En el primer Expo Foro CENI realizado por este medio de comunicación, en marzo del pasado año, la destacada especialista en propiedades de renta corta, Isely Almánzar, explicó una parte del modelo que usualmente no se toma en cuenta: el mantenimiento riguroso que debe acompañar el alquiler de este tipo de inmuebles, frecuentemente usado por múltiples personas.
Sostenía la empresaria santiaguera que muchos propiedades se resisten a entender el proceso, razón por la cual, incluso, le ha tocado rechazar la administración de determinadas propiedades, cuyos dueños no están en disposición de atender a las exigencias que demanda el cambio permanente de enseres y renovación de la propiedad.
La falta de higiene, abandono y descuido observado en muchos de los inmuebles destinados a la renta corta en el país, nos remiten a abogar porque este atractivo modelo económico sea regularizado con urgencia en el país y se establezcan las normas necesarias para salvaguardan la imagen nacional y de quienes realizan un trabajo responsable, manteniendo sus inmuebles en condiciones adecuadas.
Ojalá agentes inmobiliarios y propietarios entienden que además de la ganancia económica, tienen la responsabilidad de asegurar que quienes hacen uso de propiedades de renta corta pagan por ello, muchas lo utilizan para trabajo y merecen encontrar la propiedad tal y como se publican en las fotografías publicitarias.
Falta de higiene en sus áreas, plagas, olores nauseabundos, espacios a oscuras, camas que denotan exiguo cuidado, objetos rotos, y un largo etc, forman parte del panorama de bienvenida que ofrecen algunas de las propiedades destinadas a ese fin, y cuyos dueños y “asesores inmobiliarios”, promocionan en sus plataformas como de “primer nivel”.