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Más allá de la lata o el frasco: la simbología en las etiquetas de los alimentos enlatados y los cosméticos

SANTO DOMINGO.-  Vivimos tiempos en los que queremos cuidar nuestro bienestar de distintas maneras: alimentarnos bien y hacer ejercicios para lucir bien y sentirnos mejor. Muchas de nuestras decisiones de consumo las tomamos en segundos, si acaso  miramos el precio, la fecha de caducidad y listo.

Muchos de nosotros desconocemos la ciencia detrás de las etiquetas de los productos de consumo masivo. Es un lenguaje misterioso que la mayoría obvia o ignora, bien porque no los entiende, porque no les importa.

Además de la tabla de información nutricional y el contenido, hay una serie de símbolos que transmiten información necesaria para los usuarios y consumidores. Símbolos,  íconos y  colores que forman parte de un código que busca orientar, persuadir o advertir al consumidor.

En el fondo, lo que procuran los fabricantes es curarse en salud, sobre todo en países donde una demanda podría prosperar por la inobservancia de algunas normativas de calidad.
Aprender a leer esta simbología es una re-alfabetización, que no se limita a entender qué significa “sin azúcar añadida” o “libre de gluten”, sino que invita a reconocer los mensajes implícitos que la industria alimentaria o de la cosmética coloca en nuestras manos.

No es un libro de Dan Brown, pero…

Cada símbolo tiene información importante. Por ejemplo, el círculo verde con una hojita no solo sugiere la “naturalidad” del contenido, sino que construye un imaginario de buena salud y sostenibilidad, aun cuando el producto haya pasado por un largo proceso de transformación industrial.

El envase metálico con un sello de calidad o un número de certificación no es solo un trámite burocrático: es también una apuesta a la confianza, una forma de recordarnos que alguien, en algún lugar, garantizó su inocuidad.

También hay un aspecto simbólico que apela a lo emocional y aspiracional. La ilustración de tomates rojos y jugosos en una lata, por ejemplo, no busca informarnos, sino evocar la frescura, la cosecha y la tradición.

Aunque sepamos que esos frutos ya pasaron meses entre máquinas y conservantes. El color dorado en la tapa puede sugerir prestigio o “calidad premium”, aunque su contenido sea prácticamente idéntico al de una lata más sencilla.
La simbología en las etiquetas es un lenguaje híbrido, que mezcla lo técnico con lo emocional, lo legal con lo estético y,nos recuerda que, cada vez que elegimos una lata en el supermercado, no solo compramos alimento: también compramos una narrativa.

Aprender a leer estos códigos con ojo crítico no significa desconfiar de todo, sino más bien recuperar un rol activo en el acto de consumir. Al final, las etiquetas hablan. La pregunta es: ¿estamos escuchando?

Etiquetas de alimentos enlatados

En un supermercado, cuando tomamos una lata, rara vez miramos el pequeño mapa de información que colocaron en su etiqueta. Allí no solo se encuentran las tablas nutricionales, sino también una serie de símbolos que, si sabemos interpretarlos, pueden ayudarnos a tomar mejores decisiones de consumo.

Uno de los elementos más importantes es la fecha de caducidad. Aparece en números, a veces acompañada de abreviaturas como EXP (expira), CAD (caducidad) o BEST BEFORE (consumir preferentemente antes de).

Es conveniente saber distinguir entre “fecha de caducidad”, que indica el límite seguro para consumir el producto, y “consumo preferente”, que señala hasta cuándo el alimento mantiene su mejor calidad, aunque después todavía pueda consumirse sin riesgo.

Además de la fecha, las etiquetas de los enlatados incluyen mensajes clave con símbolos:

  • El tenedor y la copa, garantizan que el envase es apto para estar en contacto con alimentos.
  • El símbolo de reciclaje (tres flechas en forma de triángulo), indica que el envase puede y debe ser reciclado.
  • El punto verde, un círculo con dos flechas entrelazadas, significa que la empresa fabricante ha contribuido a un sistema de reciclaje.
  • La espiga tachada símbolo de “apto para celíacos”- está presente cuando un producto no contiene gluten.
  • El icono vegano o vegetariano (generalmente una hoja verde), informa sobre la ausencia de ingredientes de origen animal.

Estos símbolos no son simples adornos: ofrecen información universal que complementa el texto de la etiqueta. Leerlos correctamente es aprender un lenguaje visual que nos ayuda a tomar decisiones de consumo responsable y más consciente.

La próxima vez que tengas una lata en la mano, detente unos segundos. Verás que la etiqueta no solo dice qué contiene, sino también cómo cuidarlo, cómo reciclarlo y hasta qué estilo de vida promueve.

También los cosméticos

Si creías que era solo en los alimentos, te equivocas. Las etiquetas de los cosméticos dicen mucho más que la lista de ingredientes: son un lenguaje visual que nos ayuda a usar los productos de forma segura y responsable.

Pero probablemente nunca te hayas fijado o te hayas detenido a tratar de entender los símbolos que aparecen en las etiquetas de las cremas, los champús o los pintalabios.

Uno de los más comunes es el frasco abierto con un número dentro y a veces una letra, que indica el PAO (Periodo Después de Abierto), es decir, cuánto tiempo el producto mantiene su calidad una vez abierto. Tres años después tienes en el tocador esa cremita tan cara que usas de a poquito. Si miras la etiqueta, probablemente encuentras que tiene este símbolo y un 12M (Usar dentro de los siguientes 12 meses después de abierto).

También está el reloj de arena o la fecha de caducidad, que señala hasta cuándo el cosmético puede utilizarse sin riesgo. Es importante estar pendientes de este dato, pues muchas alergias provienen de productos cuya fecha de caducidad se ha superado.

Otros símbolos de gran utilidad son el conejito, que identifica productos no probados en animales; el símbolo de reciclaje, que nos recuerda a dónde debemos llevar el envase; o la mano sobre un libro, que indica que hay información adicional disponible en el folleto o en la caja. Sí, hay que leerlos.

Leyendo estos íconos aprendemos a cuidar mejor nuestra piel y, al mismo tiempo, el medioambiente. Un pequeño gesto de atención a la etiqueta nos permite elegir con conciencia, prolongar la vida útil de los productos y reforzar hábitos responsables.

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Solangel Valdez
Solangel Valdez
Periodista, fotógrafa y relacionista. Aspirante a escritora, leedora, cocinadora y andariega.
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