Por Reyna Echenique:
Especial para El Inmobiliario
Queridos lectores de El Inmobiliario:
Hoy quiero compartir con ustedes una historia muy cercana a mi corazón. Una historia de reinvención, de perseverancia y de cómo las puertas cerradas pueden llevarnos a construir nuestro propio camino hacia el éxito.
Mi camino en los bienes raíces comenzó de una manera poco convencional. Ya era abogada cuando decidí aventurarme en este apasionante sector. Mi formación legal me había dado una base sólida, pero el mundo inmobiliario era un terreno completamente nuevo y emocionante para mí.
Recuerdo vívidamente mi primera venta en el 2005. La emoción de cerrar ese venta llena de desafíos legales fue indescriptible y encendió en mí una pasión que no ha hecho más que crecer con los años. Sin embargo, a pesar de ese éxito inicial y de haber vendido algunas casas más, sentía que aún tenía mucho que aprender y crecer en esta industria.
Con el corazón latiendo a mil por hora y la determinación de una abogada acostumbrada a enfrentar desafíos, me dediqué a tocar puertas de inmobiliarias y constructoras ya establecidas. Esperaba que alguna se abriera y me diera la oportunidad de desarrollarme plenamente en este campo que tanto me apasionaba…lamentablemente nunca se abrieron. Sin embargo, pronto me enfrenté a un obstáculo que no había anticipado: mi crédito dañado.
Algunas inmobiliarias tras revisar mi crédito y enterarse de mi situación crediticia, cerraron sus puertas sin siquiera darme la oportunidad de demostrar mi valía. Este rechazo, lejos de desanimarme, encendió en mí una determinación aún mayor, pues la palabra “rendirse” no existe en mi diccionario. Comprendí que mi valor como profesional iba mucho más allá de un número en un informe de crédito.
Recuerdo como si fuera ayer, sentada frente a mi pequeña «mesita de computadora», escribiendo correos electrónicos con la esperanza de recibir una respuesta positiva. Llamaba a cuanto letrero y anuncio de periódico encontraba, ofreciéndome para vender propiedades de colegas que quisieran compartir sus comisiones. Algunos aceptaban, otros no. La mayoría ni siquiera respondía.
Fue en ese momento, rodeada de silencio y negativas, cuando comprendí que esas puertas cerradas no eran el final de mi camino, sino el inicio de uno nuevo. Esas puertas que no se abrieron me impulsaron a tomar una decisión que cambiaría mi vida para siempre: abrir mi propio camino en el mundo inmobiliario.
En medio de tantas negativas, hubo un rayo de luz. Cuando pedí a personas con vehículo que se unieran a mí para formar equipo (porque, ¡sorpresa!, yo no tenía), las cuales también dijeron que no, solo una persona dijo que sí. Pamela Frías, sin experiencia en bienes raíces ni en asuntos legales, decidió confiar en mi visión. Hoy, Pamela no solo sigue colaborando conmigo, sino que es una de las Top Top Top productoras dentro de nuestra empresa. Su confianza en aquellos días difíciles fue el empujón que necesitaba para seguir adelante.
Con determinación y el fuego interior que me caracteriza y que ardía más fuerte con cada rechazo, decidí que si nadie me daba una oportunidad, yo la crearía por mí misma. Así nació ECHENIQUE, no de un gran capital o de contactos influyentes, ni de dinero de familia, sino de la visión de una abogada aguerrida convertida en agente inmobiliaria que se negaba a que otros dictaran su destino.
Desde ese momento, me dediqué a practicar EL ARTE DE VENDER CON MAESTRÍA, comprendí que para destacar en este mundo de los bienes raíces tan competitivo además, necesitaba no solo aprovechar mi formación legal, sino también invertir en un profundo autoconocimiento y en desarrollar nuevas habilidades. Me dediqué en cuerpo y alma a descubrir qué me hacía única en el mercado inmobiliario.
Este viaje de autodescubrimiento fue tan revelador como desafiante. Me sumergí en un proceso de reflexión y análisis para identificar mis fortalezas y áreas de oportunidad. Fue durante este proceso que descubrí mi ventaja competitiva más poderosa: mi capacidad para ofrecer una seguridad jurídica excepcional en las transacciones inmobiliarias.
Mi formación como abogada, combinada con mi pasión por los bienes raíces, me permitió desarrollar un enfoque único en el mercado. Me di cuenta de que podía no solo vender propiedades, sino también proporcionar a mis clientes una tranquilidad invaluable al garantizar la solidez legal de cada transacción. Este enfoque en la seguridad jurídica se convirtió en mi sello distintivo, diferenciándome en un mercado altamente competitivo.
Con esta claridad sobre mi propuesta de valor única, me dediqué a perfeccionar cada aspecto de mi práctica profesional. Busqué la excelencia en cada área que pudiera complementar y potenciar mi enfoque en la seguridad jurídica.
Mi sed de conocimiento y mejora continua me llevó a buscar la orientación de expertos reconocidos en diversos campos. Así, emprendí un viaje de formación intensiva que transformaría mi carrera.
En el ámbito de la comunicación, tuve el privilegio de prepararme con Tania Báez, cuyas enseñanzas revolucionaron mi manera de explicar conceptos legales complejos de forma clara y accesible para mis clientes y formarme como Speaker.
Para fortalecer mi mentalidad y liderazgo, me sumergí en las enseñanzas de John Maxwell y me certifiqué con él y su equipo. Sus principios no solo me ayudaron a dirigir mejor mi empresa, sino que también reforzaron mi convicción de liderarme a mí misma y liderar con integridad en cada transacción inmobiliaria.
Más tarde en el mundo del marketing digital, encontré en Vilma Núñez una mentora excepcional. Sus estrategias innovadoras me permitieron comunicar eficazmente mi propuesta única de valor, alcanzando a clientes que valoraban la seguridad jurídica tanto como yo.
Aunque ya contaba con una base sólida en derecho, reconocí la importancia de especializarme aún más. Con una dedicación incansable, completé la especialidad en Derecho Inmobiliario y Registral no una, ni dos, sino tres veces. Cada iteración profundizó mi experticia, permitiéndome ofrecer un nivel de seguridad jurídica sin precedentes en el mercado.
Mi búsqueda de excelencia no se detuvo ahí. Comprendiendo la importancia de las conexiones profesionales y la formación continua, di pasos significativos para consolidar mi posición en el sector inmobiliario. Me asocié a la Asociación de Agentes y Empresas Inmobiliarias (AEI), un paso que me abrió puertas a una red invaluable de profesionales y recursos en el sector.
Pero mi visión iba más allá de las fronteras nacionales. Con el objetivo de ofrecer un servicio de clase mundial, me certifiqué como Realtor con la National Association of Realtors de los Estados Unidos, un beneficio por ser miembro de la AEI. Esta certificación no solo validó mis conocimientos y habilidades a nivel internacional, sino que también me proporcionó una perspectiva global del mercado inmobiliario.
Consciente de que cada cliente es único y sus necesidades pueden variar, me capacité específicamente para representar tanto a compradores como a vendedores. Esta formación especializada me permitió entender a fondo las necesidades y preocupaciones de ambas partes en una transacción inmobiliaria, permitiéndome ofrecer un servicio más completo y equilibrado.
Reyna Echenique. (Fidel Pérez/El Inmobiliario).
Comprendí que la imagen personal debía reflejar la solidez y confiabilidad que ofrecía en mis servicios. Trabajé mi imagen de adentro hacia afuera, asegurándome de que mi exterior fuera un reflejo genuino de mi compromiso con la excelencia y la seguridad jurídica. Para perfeccionar este aspecto, conté con la invaluable asesoría de expertos en imagen como Carlos Andrés Martínez, quien me ayudó a proyectar confianza y competencia a través de mi apariencia.
Cada una de estas experiencias de aprendizaje y autoconocimiento no solo me brindó conocimientos técnicos, sino que también reforzó mi propuesta de valor única. Aprendí que la excelencia en la seguridad jurídica inmobiliaria no es solo una ventaja competitiva, sino una responsabilidad hacia mis clientes y una pasión que define mi carrera.
Hoy, casi 20 años después de mi primera venta, miro hacia atrás y siento una profunda gratitud. Gratitud hacia esas puertas cerradas que me obligaron a crear mi propio camino. Gratitud hacia cada «no» que me empujó a buscar mi propio «sí». Por eso y más hoy mis propios colegas me llaman “La Reyna Del Real Estate” nombre que acepto con gran humildad.
A ti, que estás leyendo esto y tal vez te sientes como yo me sentía en mis inicios inmobiliarios, quiero decirte algo desde lo más profundo de mi ser:
1. No te rindas. Cada puerta cerrada es una invitación al crecimiento.
2. Trabaja con amor. Cuando pones el corazón en lo que haces, los clientes lo sienten.
3. La integridad es tu mejor tarjeta de presentación.
4. No te comprometas con el éxito, comprométete con la excelencia. El éxito vendrá como consecuencia.
5. Invierte en ti mismo. Tu mente, tu imagen, tus habilidades y tus conocimientos son tus herramientas más valiosas…tú eres la propiedad de mayor valor.
6. Construye y fortalece relaciones. Este negocio es de personas, no de dinero, las personas a las cuales les cambia la vida te harán ganar dinero.
Este sábado 21 de septiembre, tuve el honor de compartir estas experiencias en una conferencia para el Máster Agente Inmobiliario. Ver los ojos brillantes de nuevos agentes y experimentados me recordó por qué amo tanto lo que hago y por qué nunca dejaré de invertir en mí misma y en perfeccionar mi arte de vender, sobretodo compartir mis experiencias y mis conocimientos para inspirar a otros, porque de algo también estoy segura…nací para enseñar!
Queridos colegas, nuevos y veteranos, recuerden: en este negocio, no vendemos propiedades, vendemos soluciones a necesidades específicas. No cerramos ventas, ayudamos a cumplir metas. Y para hacer esto de la mejor manera posible, debemos estar en constante crecimiento y mejora.
Y a ti, que estás empezando, que tal vez sientes que las puertas no se abren, recuerda mi historia. Recuerda que a veces, las puertas que no se abren son las que nos llevan a construir castillos. Que cada obstáculo sea tu impulso para invertir en ti mismo y convertirte en un maestro en tu campo. Que cuando te mires al espejo, veas la propiedad de mayor valor…TÚ
Con amor y gratitud,
Reyna Echenique
Abogada | Realtor | Coach Inmobiliaria
