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Este venezolano aterrizó en el país en el año 2018, de la mano de Fermetal una empresa especializada en el área de plomería con más de 40 años en el mercado internacional. Arribó con el encargo de ocuparse de una de las coordinaciones de ventas de la empresa.

SANTO DOMINGO.- Ser vendedor en una ferretería podría pensarse que es tan fácil y básico como el expendio de sus productos. Sin embargo, se necesita ser de todo un poco y estar dispuesto a “cambiarse de atuendo constantemente”. Unas veces ingeniero, otra pintor, electricista, hidráulico, arquitecto y toda la amplia variedad que desprenden los anaqueles ferreteros.

“Las personas subestiman el trabajo de ventas en ferretería, piensan que es muy básico, pero requiere mucha disciplina y hay un tecnicismo implícito, que el profesional de la venta debe conocer, se trabaja con muchas aristas y ramos de la vida diaria y hay que tener conocimiento de ello para responder las dudas de los clientes”, dice Rodolfo Carrera, dedicado a este rubro desde hace 25 años.

Carrera se manifiesta un enamorado de su trabajo desde que arribó a él y sostiene que ser vendedor ferretero es estar informado de lo que vendes y sus usos. Considera que eso hace la labor muy interesante, además de ponerte en contacto cada día con diferentes personas en distintos lugares, “no hay tiempo para aburrirse”, responde en entrevista para el diario online El Inmobiliario.

Este venezolano aterrizó en el país en el año 2018, de la mano de Fermetal una empresa especializada en el área de plomería con más de 40 años de experiencia. Llegó con el encargo de ocuparse de una de las coordinaciones de ventas de la empresa.

Para este laborioso hombre no hay horario que lo detenga. En su compañía acuñaron la frase “si hay clientes trabajamos”, que se traduce a que pueden llegar a las seis que es el horario establecido o pueden extenderse a las 9 de la noche y aún están en la carretera, además de las horas extras de trabajo administrativo y papeleo que hay que procesar, posterior a visitar los clientes.

Posee a su cargo nueve vendedores y dos colaboradores que lo asisten como marchandise. Su punto geográfico se extiende a toda la zona Norte, incluyendo el cibao, línea noroeste; además de los polos turísticos de Puerto Plata y Samaná; también el Este del país.

Como todo trabajo, el vendedor ferretero tiene su dificultad, aunque el grado depende de la constancia, el servicio y la preparación del vendedor, afirma Carrera, quien explica que en la empresa que representa hay capacitación contínua al personal de ventas, para ponerlos en capacidad de alcanzar las metas y competir en el mercado.

Rodolfo Carrera en jornada de capacitación. (Fuente externa).

“Me encanta lo que hago, desde que empecé en el mundo de las ventas me enamoré de mi trabajo porque es un mundo fascinante, no solamente es el trabajo mejor pagado del mundo, si no que cada día presenta nuevos retos, lo que lo hace interesante”, apunta.

Nacido en Caracas, Venezuela, y de profesión administrador, Rodolfo lleva casado alrededor de tres décadas, con cuya esposa ha procreado dos hijos. Su carrera apenas la ejerció cinco años, de ahí pasó a ser vendedor ferretero. De su patria extraña el frio de la zona donde residía y más que nada su familia, comenta.

Cuando cita los valores en los que sustenta su ejercicio menciona la honestidad, ética, constancia, disciplina, estar al día con la innovación, trabajo en equipo y el que considera fundamental que es la confianza en Dios.

Rodolfo exhibe su place de vendedor estrella. (Fuente externa).

“Una de las claves para realizar una venta es poder identificar la necesidad del cliente, y ver como podemos satisfacerla con los productos que ofrecemos, hay que recordar que la venta es más que ofrecer un producto, se trata de relaciones humanas, así que se debe saber escuchar al cliente para poder ayudarlo”, enfatiza.

Al dominicano lo califica como trabajador, que apoya el trabajo que hace siendo extranjero y le abre las puertas. Concluye sus respuestas sobre el vendedor exitoso como aquel que ha de ser ambicioso, tener ganas de superarse y no conformarse con alcanzar su cuota de ventas, sino ir más allà de lo que se le pide. “Siempre les digo que su presupuesto no es el techo sino el piso y que el límite es el cielo”