Por Ana María Ramos
Foto: Fidel Pérez
Su legado familiar atraviesa la conversación de principio a fin y en cada una de sus expresiones el peso de su crianza sobresale. Se considera un ser humano privilegiado por haber crecido en un entorno donde primó la rectitud, pero cargado de amor y unidad. Sus mejores recuerdos de niñez los conserva en un cálido ambiente entre abuelos, padres, tíos y primos, compartiendo siempre en lo que denomina “una familia real”.
Con dos apellidos que han dejado huellas en el territorio nacional, Alejandro Fondeur Mera, es uno de los líderes de la nueva generación de la Ciudad Corazón, un dominicano que se define trabajador, emprendedor, que busca desarrollarse como profesional y empresario, pero sobre todo que le importa el futuro de su ciudad y del país, con plena confianza en que las cosas pueden mejorar.
De ascendencia acomodada, le enseñaron desde pequeño la forma como se gana el dinero, cuando con solo diez años, su padre Ricardo Fondeur, lo llevaba en verano a la empresa. Recuerda su primera experiencia laboral como encargado de lavar los pistones de los camiones, con un salario de RD$500.
La ingeniería civil corre por sus venas. Sus abuelos, dos prominentes profesionales de la construcción, Carlos Sully Fondeur (Don Chiche) y José Rafael Mera, cuya empresa “Mera Muñoz y Fondeur”, tiene la etiqueta de haber edificado importantes obras de infraestructura en todo el país, de 1980 al año 2000, es pionera en el desarrollo de urbanizaciones en el Cibao: los Jardines del Sur y del Ozama, representan una pequeña muestra de amplio repertorio.
Llevar el apellido de una prestigiosa empresa con más de 65 años en el mercado, facilita las oportunidades, pero Alejandro ha tenido que demostrar que puede ser pieza clave en mantener a flote la tercera generación de la compañía, consciente de que el 70% no sobrepasa la primera generación.
Recientemente fue nombrado Vicepresidente Ejecutivo de dos divisiones de negocios de la marca, convencido de que el calzado que tiene que llenar es enorme, aunque prefiere impregnar su propio sello, sin dejar de lado los valores y las enseñanzas de sus ancestros.
Empezó haciendo su pasantía en uno de los departamentos de compra, fue ingeniero residente de obra, analista de presupuesto e inmobiliario y vicepresidente de negocios. Su pasión por el desarrollo inmobiliario lo llevó a Estados Unidos a cursar una maestría en ese campo.
Tiene una visión clara de que la clave del éxito radica en la constancia de hacer pequeñas cosas bien todos los días. Es un ejecutivo que da prioridad a las cosas importantes, trabaja en equipo, es muy organizado y se enfoca en resultados y la rentabilidad.
APROCOVICI
Para Alejandro Fondeur Mera Santiago representa su pasión. Desde el pasado año asumió la presidencia de APROCOVICI, Asociación de Promotores y Constructores de la Vivienda del Cibao, tomando en cuenta el relevante rol que juegan los desarrolladores y desde allí impulsar el desarrollo sostenible, teniendo en cuenta la parte ambiental y haciendo de su terruño una mejor ciudad.
De la vida espera felicidad, porque debe ser el norte de cada ser humano. Para él lo es la familia, compartir con su esposa Vanessa Warden, irse de viaje, y seguir imitando lo que vio desde pequeño: “vi a mis padres, mis abuelos y tios trabajar por esta ciudad. Me preocupo por Santiago aunque no me paguen”.
Entrevista publicada originalmente en El Inmobiliario impreso (3ra edición).