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Tomando en cuenta que el sector inmobiliario es el responsable de alrededor del 40% de las emisiones de dióxido de carbono, a nivel mundial y principalmente en Europa, la demanda de una construcción más sostenible ha pasado de ser cuestión de elección personal, a estar regulado, con el fin de implementar medidas que mejoren el comportamiento medioambiental de infraestructuras y edificios.

Así lo considera la ingeniera ambiental, Brennie Torres Rosales, quien afirma que la actividad constructora es una gran consumidora de recursos, estimándose que los edificios consumen entre el 20 y el 50% de los medios físicos según su entorno, y una vez levantados continúan siendo una causa directa de contaminación por emisiones.

Cita el caso de Europa, su lugar de residencia actual, donde asegura se trabaja en la descarbonización asociada a la operativa de los edificios, el acondicionamiento de las propiedades más antiguas y la reducción de la huella de carbono de los nuevos proyectos, consideradas prioridades claves para alcanzar el objetivo de cero emisiones netas.

“Estas decisiones que se están tomando en el continente europeo, son nuevas corrientes que poco a poco están generando interés en América principalmente debido a que muchos de los desarrollos inmobiliarios y proyectos de construcción cuentan con inversionistas y asociados internacionales que son conscientes de esta realidad y exigen que las empresas y organizaciones actúen responsablemente respecto de este tema”, expone desde España la experta, quien de la mano de Promovere, empresa de Buenos Aires, Argentina, brinda asesoría a empresas del sector turístico e inmobiliario para que incorporen la sostenibilidad a su estrategia de negocios.

La idea-señala Torres Rosales- es generar un cambio positivo en los países de América Latina, haciendo un diagnóstico de la situación actual de las empresas, capacitando colaboradores para que incluyan la sostenibilidad en todas las áreas y mostrando herramientas para medir los  indicadores. Además de ofrecer, servicios de capacitación en congresos y eventos. En República Dominicana, también disponen de la “memoria de sostenibilidad”, un informe que aporta valor a las empresas, ayudando a reconocer su situación actual, generando objetivos y proponiendo las líneas de acción para alcanzarlos.

La experimentada profesional, con 12 años de experiencia en el tema, apunta que la construcción sostenible se hace hueco en el sector construcción con el fin de innovar y crear viviendas sostenibles, cuyo modelo se espera que para el 2030 alcance sus niveles más altos.

Precisa que es fundamental generar consciencia entre los empresarios, organismos, asociaciones y todo tipo de institución vinculadas al renglón para que cada actor, tenga el conocimiento de cuáles son las mejores alternativas para aportar valor desde la sostenibilidad, y sea parte activa del cambio.

Entiende que la arquitectura sostenible toma en cuenta muchos factores y es por ello que, para que un edificio sea sostenible desde su construcción y durante su utilidad, se deberá hacer énfasis en el uso eficiente y consumo de recursos como energía, agua, recursos naturales, el impacto ambiental que produce y los riesgos específicos para la seguridad de las personas.

Refiere que “hoy día tenemos a disposición materiales amigables al ambiente, tecnología para el uso eficiente de los recursos, dispositivos inteligentes, automatización, energías limpias y una serie de alternativas que nos aseguran una construcción más sostenible con el ambiente”.

Trascendió el simple concepto

“La sostenibilidad hace tiempo dejó de ser un concepto ajeno o conocido únicamente por aquellos que trabajan en el sector medio ambiental. Hoy día la mayoría de las empresas e instituciones ven la sostenibilidad como un tema estratégico y de negocio y que forma parte del crecimiento económico de la organización”, asegura Torres Rosales , quien posee una especialidad en el tema.

Define el concepto como una acción de responsabilidad en la forma de actuar y administrar los recursos naturales con total conciencia y coherencia, sin comprometer los de las generaciones futuras. “Ser sostenible es preservar, proteger y conservar los recursos naturales”.

Afirma que son muchos los beneficios que trae vivir en un mundo más sostenible, a corto, mediano y largo plazo. “ Vivir de manera sostenible nos brinda una mayor calidad de vida, nos reconecta con la naturaleza, trae salud física y mental, económicamente genera un ahorro significativo, permite vivir un estilo de vida más en armonía con el medio ambiente y la sociedad, pero sobre todo, garantiza poder asegurar la disponibilidad y la calidad de los recursos naturales por mucho más tiempo”, apunta.

En el turismo

La ingeniera ambiental con especialidad en calidad total, medioambiente, HSSE, considera que el turismo como cualquier otro sector productivo debe ir de la mano de la sostenibilidad. “El turismo debe ser sostenible, nadie quiere visitar playas contaminadas o vacacionar en lugares donde no exista agua potable, donde el entorno no sea limpio”, asevera.

Cita la definición de turismo sostenible que ofrece la Organización Mundial de Turismo «El turismo que tiene plenamente en cuenta las repercusiones actuales y futuras, económicas, sociales y medioambientales para satisfacer las necesidades de los visitantes, de la industria, del entorno y de las comunidades anfitrionas”.

Considera que uno de los malentendidos en el turismo, es la repetitiva confusión de poner la sostenibilidad como el objetivo a conseguir y debería ser ésta una herramienta de gran valor para conseguir el éxito ya sea como destino o como empresa turística. “La sostenibilidad en turismo es una herramienta para conseguir el éxito y no un objetivo”, sentencia.

Torres Rosales entiende que América Latina debe aumentar sus esfuerzos, reconociendo que muchos países están comprometidos y han dado pasos importantes en la materia, aunque todavía no se observan acciones determinantes para alcanzar los objetivos trazados.

Recuerda que a solo siete años de la fecha límite para cumplir con los Objetivos Globales, la región está lejos de donde debería estar para cumplir en el 2030 con la agenda para el Desarrollo Sostenible.

Publicación original en El Inmobiliario impreso (tercera edición).