Cuando uno visita el Malecón de Santo Domingo y se sienta en uno de los pocos restaurantes con vista al mar, es inevitable preguntarse: ¿por qué esta ciudad, con todo su potencial turístico, ha vivido de espaldas a su costa? La brisa marina, el horizonte azul y el sonido de las olas deberían ser parte esencial de la identidad de Santo Domingo, pero la realidad es otra. A diferencia de otras grandes ciudades con acceso al mar, aquí no se ha logrado integrar el frente costero con el desarrollo urbano y turístico.
Al viajar a Río de Janeiro, uno puede recorrer Copacabana e Ipanema, dos de los vecindarios más exclusivos de la ciudad, donde la vida gira en torno a la playa. Lo mismo ocurre en Miami Beach, en Miami; Barceloneta, en Barcelona; o Bocagrande, en Cartagena. Estos lugares han convertido sus costas en ejes de desarrollo inmobiliario y turístico de alto nivel, donde los hoteles, residencias de lujo y restaurantes elevan la experiencia de la ciudad y la posicionan como un destino premium.
La paradoja de Santo Domingo
En contraste, en Santo Domingo el Malecón sigue siendo un espacio subutilizado. No forma parte del circuito de los barrios más cotizados, no es un imán para inversionistas y tampoco representa un atractivo turístico de alto nivel. Más allá de algunos hoteles y restaurantes, el área se caracteriza por terrenos baldíos, edificios abandonados y una falta de infraestructura que lo haga competitivo frente a otros destinos urbanos con costa.
Mientras en Barcelona, Cartagena o Miami la vida en el litoral se traduce en un turismo vibrante y en un mercado inmobiliario de alto valor, en Santo Domingo el frente marítimo se ha quedado rezagado. Es una oportunidad de oro que, hasta ahora, ha sido desperdiciada.
Turismo de ciudad: Un mercado por explorar
El turismo de ciudad es una de las tendencias de mayor crecimiento en la industria turística global. Más allá de los destinos tradicionales de sol y playa, los viajeros buscan experiencias urbanas que combinen historia, cultura, gastronomía y lujo. En ciudades como Barcelona, Río de Janeiro y Miami, el turismo de ciudad se complementa con el atractivo de sus costas, creando una oferta premium que atrae a un público con alto poder adquisitivo.
Santo Domingo tiene el potencial de convertirse en un destino de turismo de ciudad de primer nivel, donde el turismo inmobiliario juegue un papel clave en la transformación del Malecón. Desarrollar residencias de lujo, hoteles boutique y espacios comerciales en la costa podría elevar la experiencia turística de la capital, al mismo nivel que sus polos turísticos tradicionales, como Punta Cana o Samaná.
El potencial inmobiliario frente al mar
Si se ejecuta correctamente, la transformación del Malecón podría convertirlo en un área de gran plusvalía, impulsando la construcción de apartamentos de alto estándar, restaurantes de categoría internacional y centros de entretenimiento que revitalicen la economía local. Los inversionistas necesitan incentivos claros, como beneficios fiscales y facilidades para desarrollar proyectos que conviertan la zona en un nuevo epicentro urbano.
Ciudades como Miami y Río de Janeiro han demostrado que el desarrollo costero bien planificado puede generar un crecimiento exponencial en el sector inmobiliario. El malecón de Santo Domingo tiene el potencial de seguir ese mismo camino.
Plan de desarrabalización y renovación urbana
Para que este desarrollo sea una realidad, se necesita una estrategia integral que contemple:
Incentivos fiscales para atraer inversiones privadas.
Regulación del comercio informal para mejorar la imagen y funcionalidad del Malecón.
Mejoras en seguridad, iluminación y limpieza para hacer la zona más atractiva.
Expansión de espacios públicos y áreas verdes que fomenten la vida urbana.
Promoción internacional del malecón como un destino de turismo de ciudad premium.
El anuncio de Abinader: Un primer paso en la dirección correcta
El presidente Luis Abinader ha anunciado un proyecto de remodelación del malecón, que incluirá una nueva marina, un muelle de cruceros y un parque de 50,000 metros cuadrados en los terrenos del antiguo colegio Maharishi. Esta iniciativa representa un paso importante para integrar la costa al desarrollo de la ciudad y atraer más turismo.
Sin embargo, para que este proyecto sea verdaderamente transformador, debe venir acompañado de una visión a largo plazo que incentive la inversión privada y fomente un modelo de ciudad que aproveche su ubicación privilegiada frente al mar.
Mirando al futuro
Santo Domingo no puede seguir de espaldas al mar. La capital tiene la oportunidad de dar un salto hacia el futuro y convertirse en un referente del turismo de ciudad y turismo inmobiliario. Con un plan adecuado, el Malecón puede pasar de ser un área olvidada a un símbolo de modernidad, lujo y desarrollo.
Ciudades como Barcelona, Miami y Río de Janeiro han demostrado que cuando se apuesta por el urbanismo costero, el impacto económico y social es enorme. El momento de actuar es ahora. La pregunta es: ¿permitiremos que el Malecón siga siendo una oportunidad perdida o finalmente despertaremos su verdadero potencial?
Autor: Joan Feliz Valoys, MBA, especialista en Marketing Digital, gerente de operaciones de constructora Incaribe, con mas de 10 años de experiencia en el sector construccion y turismo.
