Se refirió, además, a los diferentes tipos de estudios que se llevan a cabo previo a levantar una edificación.
Por Gissel Taveras
El Inmobiliario
SANTO DOMINGO.-Esta temporada ciclónica está proyectada como doblemente activa por la Agencia Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), esperando entre 17 y 25 tormentas, de las cuales entre 8 y 13 pueden alcanzar la categoría de huracanes, algunos de los cuales podrían tocar territorio dominicano.
En ese sentido, Osiris de León, geólogo que preside el Comité Nacional de Evaluación de Infraestructuras ante el cambio climático, recomendó que de manera temprana el sector privado, empresas y ciudadanos adopten planes y programas para disminuir las vulnerabilidades en edificaciones, en líneas eléctricas y en áreas inundables.
“Así como en sistemas de drenajes efectivos que drenen el agua de lluvia rápidamente hacia el mar o hacia ríos vecinos, en estabilización de laderas inestables como las de la carretera de Cazabito en ruta a Constanza, la carretera de Gurabo a Puerto Plata, la carretera de El Seibo a Miches”, indicó.
Informó que se deben adoptar precaución en la carretera de Baní a Ocoa, la carretera de Ocoa a Piedra Blanca, la carretera de Barahona a Paraíso, la carretera de Tenares a Gaspar Hernández, la carretera de Sánchez a Las Terrenas, todas las cuales en el pasado han sufrido derrumbes que han bloqueado el acceso a las comunidades.
“De igual modo, los ríos que están sedimentados, como el Nizao, el Nigua, el Yubazo, el Haina, el Baní, el Jura, el Panzo, el Birán, el San Juan, el Yaque del Norte y Yaque del Sur, el Nagua, el Yuna, el Camú, el Boba, el Ocoa, y muchos otros, deben ser canalizados en los tramos críticos para evitar socavación en los aproches y en las bases de las pilas de apoyo de los puentes”.
Destacó que desde el huracán David, hasta el Georges más de 200 puentes han quedado destruidos o muy dañados por crecidas de ríos que no han encontrado una adecuada sección transversal para el tránsito fluvial de la crecida pico.
Estudios de suelos
Sobre el estudio de suelos en las edificaciones, de León aseguró que muchos se limitan a sondeos con ensayos de penetración estándar (SPT), los cuales son insuficientes.
“Es que un sondeo es representativo de su eje vertical, pero muchas veces, principalmente en suelos heterogéneos, las condiciones cambian bruscamente y nos encontramos con terrenos de pésimo comportamiento geotécnico y de pésima respuesta sísmica, lo cual siempre es indeseado”, informó.
Señaló que los modernos estudios de suelo se realizan combinando los geológicos y geofísicos mediante ensayos sísmicos para ondas de corte (Vs) y geoeléctricos para localizar cavernas y bolsones arcillosos blandos.
Agregó que los estudios hidrogeológicos se utilizan para definir el nivel freático y sus variaciones estacionales en función de condiciones meteorológicas, sentido del flujo del agua subterránea y las presiones ejercidas en las obras vecinas.
Asimismo se utilizan otros estudios como: Los sondeos mecánicos para ensayos de resistencia a la penetración de una barra (SPT) y toma de muestras para clasificación visual y para ensayos físicos de laboratorio como granulometría, densidad, límites de Atterberg en arcillas, resistencia a la compresión (q) y al esfuerzo cortante (C), módulo de rigidez y deformación, ángulo de fricción interna, geotécnica.
“Se deben hacer buenos estudios de definición de la estratigrafía subsuperficial, definición de la capacidad de carga del suelo y del horizonte de cimentación, tipo de cimentación o profundidad de cimentación más conveniente para reducir asentamientos diferenciales y totales que puedan agrietar y dañar la obra, y para obtener la mejor respuesta sísmica”, explicó.
Esto-precisó el experto- considerando que en los suelos blandos se amplifican las ondas sísmicas, aumentan las aceleraciones sísmicas, se incrementan las fuerzas cortantes y muchas estructuras colapsan durante grandes terremotos.