En el sector construcción de la República Dominicana hay una frase que se repite con demasiada ligereza: “cualquiera te firma ese plano”. Lo que muchos ven como un comentario jocoso es, en realidad, un síntoma de un problema profundo que hoy afecta directamente la calidad, la seguridad y la reputación del mercado inmobiliario: construir sin un plano correctamente revisado y sin supervisión técnica real.
En un país donde la construcción representa más del 13 % del PIB y donde, solo en los primeros tres meses de 2025, se generaron más de 55,000 empleos directos, el sector vive una expansión acelerada. Pero ese crecimiento también está dejando al descubierto una debilidad estructural: la falta de controles técnicos acordes al volumen de obras que se están ejecutando.
Un sector que crece más rápido que su capacidad de supervisión
Entre 2021 y 2024, el valor económico de la construcción dominicana aumentó un sólido 22.9 %, movido por la vivienda económica, los proyectos verticales y la expansión turística. Sin embargo, la rentabilidad neta de las constructoras cayó de 15.7 % a menos de 9 %, reduciendo los recursos destinados a supervisión, ingenieros residentes, laboratorios y controles internos.
A esto se suma un dato alarmante: los gremios técnicos estiman que hasta el 80 % de las obras privadas presenta alguna irregularidad técnica o documental. Esto implica desde planos firmados sin revisión profunda hasta vaciados ejecutados sin presencia profesional.
La conclusión es clara: estamos construyendo más que nunca, pero no necesariamente estamos construyendo con rigor técnico.
El peligro real de construir sin planos correctos y sin supervisión técnica
Construir sin un plano correctamente diseñado, revisado y ejecutado es una de las prácticas más riesgosas en obra. Un error en la especificación del acero, en el espesor de la losa, en la ubicación de una columna o en el planteamiento del sistema sanitario puede comprometer la integridad del edificio.
Cuando ese error, además, se combina con ausencia de supervisión, el riesgo se multiplica. Una columna mal reforzada, un muro levantado fuera de diseño, un vaciado sin vibrado adecuado o una impermeabilización aplicada sin pruebas técnicas pueden convertirse, meses después, en grietas, filtraciones, asentamientos diferenciales, deformaciones estructurales o deterioro prematuro.
Las estadísticas nacionales confirman esta tendencia. El sector construcción concentra aproximadamente el 70 % de las denuncias formales de consumidores, muchas relacionadas con vicios ocultos, problemas de terminación y defectos estructurales menores. A su vez, más del 60 % de las fallas estructurales reportadas en viviendas nuevas proviene de errores que pudieron evitarse con supervisión básica.
Los costos ocultos del retrabajo: donde realmente se pierde dinero
Muchos desarrolladores aún perciben la supervisión como un gasto. Pero la realidad del mercado demuestra que es exactamente lo contrario. Corregir una impermeabilización mal hecha puede costar hasta cinco veces más que hacerla correctamente. Intervenir una losa incorrectamente vaciada puede costar diez veces más. Reparar un problema estructural serio puede multiplicar el costo por veinte.
Cuando estos errores salen después de la entrega, afectan la satisfacción del cliente, generan gastos inesperados para el desarrollador y crean un ruido negativo que repercute en ventas futuras. Supervisar no encarece la obra: la protege. La supervisión es una inversión en reputación, calidad y rentabilidad.
Un comprador más informado, más exigente y más vocal que nunca
El perfil del comprador dominicano ha evolucionado. Hoy investiga al desarrollador, compara proyectos, revisa el historial de entregas, exige claridad en especificaciones y consulta referencias de clientes anteriores. El dominicano en el exterior, que representa un porcentaje decisivo de las preventas, es aún más exigente.
En esta era digital, cualquier falla se expone en redes sociales en cuestión de minutos. Un problema que antes se resolvía en privado ahora puede convertirse en un video viral que afecta la credibilidad de toda una marca. En este nuevo entorno, la calidad no se improvisa: se construye desde la supervisión diaria, desde el respeto a los planos, desde el control de cada etapa del proceso.
El nuevo reto del sector: elevar la cultura técnica de la construcción
El principal desafío de la construcción dominicana no es aumentar la cantidad de proyectos, sino mejorar la calidad de ejecución. Esto implica fortalecer la cultura técnica del país, respetar los planos estructurales, documentar cada etapa, supervisar con rigor y adoptar estándares modernos de control.
Los proyectos que hoy lideran en reputación y ventas tienen algo en común: supervisión real. No firmas prestadas, no visitas simbólicas, no controles improvisados. Supervisión verdadera, técnica, presente, documentada.
Conclusión: la supervisión definirá el futuro del mercado inmobiliario dominicano
El sector inmobiliario seguirá creciendo. Nuevas zonas se consolidan, nuevos polos turísticos emergen, nuevas tipologías de proyectos se desarrollan. Pero ese crecimiento no será sostenible si la supervisión técnica no se fortalece.
La supervisión no es un trámite ni un formalismo. Es el corazón de la calidad. Es la base de la confianza. Es la garantía de que lo que se construye hoy será seguro, duradero y valioso mañana.
Un plano se firma en minutos. Una obra se levanta en meses. Pero una mala construcción se sufre durante décadas. Y ahí está el riesgo real que el mercado debe enfrentar si quiere crecer con credibilidad.
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