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lunes, junio 2, 2025
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Construcción ecológica: El antídoto urbano contra el calor y el caos ambiental

Por Joan Feliz

El Inmobiliario

Santo Domingo no solo está creciendo, está calentando. Lo mismo ocurre en Santiago, Punta Cana o cualquier ciudad en expansión del país. Las olas de calor cada vez más intensas, la escasez de agua en temporadas críticas, el aumento del consumo energético y la pérdida de áreas verdes son señales claras de que el modelo tradicional de desarrollo urbano ha tocado techo.

No somos los únicos enfrentando esta realidad. Ciudades como Medellín, en Colombia, y Barcelona, en España, ya comenzaron hace más de una década a transformar su enfoque urbano con criterios de sostenibilidad. Medellín, por ejemplo, ha logrado reducir su temperatura urbana en más de 2 °C en zonas críticas gracias a la implementación de corredores verdes, techos vegetales, y la reconversión de estructuras térmicamente agresivas por materiales ecológicos. En Barcelona, el Plan de Clima Urbano de 2018 impulsó la creación de «islas climáticas», espacios urbanos rediseñados con vegetación, sombra y sistemas de ventilación natural que no solo enfrían el entorno, sino que mitigan el estrés térmico en adultos mayores y niños. Estas ciudades se han convertido en referentes porque entendieron a tiempo que no se trata solo de construir más, sino de construir mejor, con el clima y el bienestar como prioridad.

Hoy más que nunca, República Dominicana necesita una nueva arquitectura. No solo estética, sino climáticamente inteligente, ambientalmente eficiente y socialmente responsable. Las técnicas de construcción ecológica son la respuesta más concreta que tenemos frente a la amenaza del cambio climático, particularmente en territorios insulares donde los efectos del calentamiento global se sienten con mayor intensidad y rapidez.

El calor como nuevo enemigo urbano

Las ciudades dominicanas están atrapadas en un círculo vicioso: más cemento, menos árboles, más calor, más aires acondicionados, más consumo energético y más emisiones. Según datos del Observatorio del Cambio Climático del Caribe, en los últimos 30 años las temperaturas medias en zonas urbanas del país han aumentado entre 1.2 °C y 1.8 °C. Esto no es menor. Un incremento de apenas un grado puede disparar el uso de energía hasta en un 20%, aumentar enfermedades respiratorias y empeorar la calidad de vida.

Este fenómeno, conocido como “isla de calor urbano”, es exacerbado por el uso indiscriminado de materiales que absorben y retienen calor —como el asfalto y el concreto—, la eliminación de vegetación y la pobre ventilación natural en los diseños convencionales. En ciudades como Santo Domingo, estudios de la PUCMM señalan que la temperatura en sectores con alta densidad constructiva puede ser hasta 5 °C más alta que en zonas periféricas con vegetación.

¿Qué propone la construcción ecológica?

La arquitectura ecológica no es un lujo, es una solución técnica, estratégica y urgente. Entre sus principios y técnicas más destacadas se encuentran:

Orientación y ventilación cruzada: Diseñar viviendas que aprovechen los vientos alisios del noreste, presentes durante casi todo el año en el Caribe, para reducir la necesidad de ventiladores y aires acondicionados.

Materiales reflectantes y techos fríos: Usar pinturas especiales, membranas blancas y baldosas cerámicas reflectantes que disminuyen la absorción del calor solar, bajando la temperatura interior hasta en 6 °C.

Cubiertas y fachadas verdes: Tejados o muros vivos con plantas endémicas que reducen el calor, retienen agua, limpian el aire y aportan biodiversidad urbana.

Sombras naturales y artificiales: Incorporar aleros, pérgolas, jardineras, paneles solares que además de producir energía sirven como protección solar, y árboles estratégicamente sembrados para proteger del sol sin cerrar los espacios.

Uso de materiales locales y bioclimáticos: Como bloques térmicos de alta densidad, bambú tratado, paneles de bagazo de caña, madera certificada o ladrillos de barro prensado que aíslan, regulan la humedad y tienen baja huella de carbono.

Captación de agua de lluvia y tratamiento de aguas grises: Sistemas sencillos que recolectan el agua para regar jardines, limpiar y hasta para inodoros, reduciendo la presión sobre los acuíferos y promoviendo el uso circular del recurso.

Paneles solares, sistemas pasivos y domótica climática: Para generar energía limpia, controlar temperatura y consumo de forma automática, y reducir la dependencia de combustibles fósiles.

Estas técnicas no solo mejoran la eficiencia térmica y energética, sino que reducen hasta en un 40% el gasto mensual de servicios públicos en los hogares, según datos del Consejo Nacional de Cambio Climático y Mecanismo de Desarrollo Limpio (CNCCMDL).

Construir con clima y territorio en mente

Una de las grandes lecciones de ciudades como Medellín, Curitiba o Barcelona es que la sostenibilidad no depende solo de las tecnologías, sino del enfoque integral. No basta con poner un panel solar en el techo: hay que planificar barrios completos con sombra, circulación de aire, drenaje adecuado y acceso a espacios verdes.

Aquí en República Dominicana ya hay ejemplos: proyectos certificados con EDGE o LEED en Santo Domingo Este y Punta Cana que han logrado reducir su consumo energético en un 30% y bajar la temperatura interior entre 3 y 5 grados sin depender de aire acondicionado. Estos desarrollos no solo son más sostenibles, sino más rentables, más vendibles y más valorados por las nuevas generaciones.

El mercado también lo exige

Los compradores ya no solo preguntan por la ubicación o el metraje: preguntan por la ventilación, los materiales, la luz natural, los costos de energía. Una encuesta de ACOPROVI en 2023 reveló que el 63% de los compradores entre 25 y 45 años estarían dispuestos a pagar más por un inmueble que garantice eficiencia energética y adaptación climática.

De igual forma, las instituciones financieras están comenzando a ofrecer mejores tasas para proyectos sostenibles, y los organismos multilaterales de financiamiento priorizan cada vez más los desarrollos que integran criterios de mitigación y adaptación.

La política pública debe empujar, no frenar

Sin embargo, el marco normativo actual sigue desalineado con esta nueva realidad. El proceso de obtención de permisos ambientales sigue siendo lento, confuso y altamente burocrático. Esto desalienta al empresario bien intencionado que desea construir de forma ecológica y responsable.

República Dominicana necesita actualizar su normativa de construcción para integrar de manera obligatoria los criterios de eficiencia energética y resiliencia climática. Así como hoy es ilegal construir sin permisos estructurales, debería ser impensable levantar un edificio sin calcular su huella de carbono, su demanda energética o su impacto en la temperatura urbana.

Conclusión: El futuro se construye hoy, o no se construye

La arquitectura ecológica no es una moda. Es el nuevo estándar. Cada proyecto que no incorpore técnicas para contrarrestar el calor, reducir emisiones y proteger los recursos hídricos será, en pocos años, una carga para sus dueños, sus usuarios y el Estado.

Construir con conciencia ambiental no es solo bueno para el planeta, es más inteligente, más rentable y más urgente que nunca. En un país como República Dominicana, donde el turismo, la calidad de vida y la resiliencia climática van de la mano, la construcción ecológica no puede ser la excepción: tiene que ser la norma.

El autor es MBA, especialista en marketing digital, gerente de operaciones de constructora Incaribe, con más de 10 años de experiencia en el sector construccion y turismo.

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