Durante décadas, el imaginario del inversionista inmobiliario fue claro: comprar para vender, acumular patrimonio en ladrillos. Pero en 2025, ese modelo está cambiando. En toda América Latina —y especialmente en mercados turísticos y urbanos como el dominicano— el alquiler de locales comerciales se está consolidando como una de las formas más inteligentes de inversión.
¿Por qué? Porque comprar locales se ha vuelto cada vez más difícil para el público general. En la mayoría de los nuevos desarrollos, los espacios comerciales en venta suelen ser absorbidos rápidamente por grandes grupos económicos, bancos, cadenas o fondos de inversión. El acceso a esa propiedad está reservado para pocos.
Pero el mercado encontró otra vía: el alquiler como activo generador de flujo.
La tendencia es clara y las cifras lo confirman:
- En los últimos 24 meses, los proyectos comerciales con modelos Build to Rent (BtR) han crecido un 22 % en la región (fuente: CBRE Latam, 2024).
- La ocupación en plazas comerciales urbanas con diseño eficiente supera el 90 % en zonas mixtas con alta densidad residencial.
- Los locales alquilados a largo plazo están generando rendimientos de entre un 8 % y un 12 % anual, con contratos de 3 a 10 años.
Lo que antes se subestimaba como “plan B” hoy es una mina de oro.
Para el pequeño y mediano inversionista que no puede acceder a la propiedad de un local, invertir en desarrollos BtR o adquirir participación en fondos de renta comercial se ha vuelto una de las mejores formas de generar ingresos pasivos.
Incluso para los desarrolladores, el paradigma cambió:
- Hoy se piensa en plazas diseñadas para operación continua, no solo para venta inmediata.
- El valor de un local no se mide solo por su metro cuadrado, sino por su capacidad de generar flujo, estabilidad y rotación controlada.
- Las marcas no compran: alquilan ubicaciones que potencien su venta y les permitan flexibilidad.
La oportunidad está abierta para quienes sepan leer el momento.
Y lo diré claro: en un mercado donde la propiedad de locales está concentrada en pocas manos, apostar al alquiler es democratizar el ingreso inmobiliario. Es permitir que más actores participen del valor de la ciudad.
Los espacios comerciales bien ubicados, diseñados para el flujo urbano actual, no son solo metros cuadrados: son máquinas de ingreso.
En un mercado donde la mayoría de los locales comerciales en venta están controlados por grandes grupos, acceder a una propiedad bien ubicada es una excepción, no la regla. Por eso, cuando aparece una oportunidad —ya sea para invertir directamente o participar en un modelo de renta estratégica— no es momento de dudar.
Porque en esta nueva etapa del ciclo inmobiliario, el local bien ubicado no se espera… se toma. Y si además viene respaldado por diseño inteligente, flujo garantizado y un modelo operativo probado, estás frente a algo que no solo conserva valor: lo multiplica en el tiempo.
La próxima gran ola de rentabilidad no está en lo que se vende rápido, sino en lo que genera ingreso constante, se adapta a la ciudad que evoluciona y crea activos reales para el futuro.
¿Te cruzaste con una oportunidad comercial bien situada?
No lo pienses demasiado. En este juego, el que entiende primero, gana mejor.