Por Reyna Echenique
Especial para El Inmobiliario
Aunque tenía listo otro artículo de opinión para hoy, sentí la necesidad de cambiar el rumbo de mis publicaciones dominicales. Mi propósito es compartir una reflexión nacida de mis años de experiencia en los mundos legal e inmobiliario. Mi esperanza es que esta perspectiva pueda beneficiar a la nueva generación, sirviéndoles de referencia. Precisamente hace cinco años, con la visión de dejar un legado
significativo al sector inmobiliario dominicano, me comprometí a escribir un libro que integrara de forma natural la confluencia de estas dos áreas en mi práctica profesional.
Cuando la experiencia personal se convierte en propósito colectivo
¿Cuántas veces nos hemos encontrado donde la falta de claridad legal complica una transacción inmobiliaria? ¿Cuántas veces hemos deseado una guía que unifique criterios jurídicos con la práctica inmobiliaria cotidiana? Estas preguntas acompañaron mi carrera durante años, pero fue en mi propia experiencia donde encontré las respuestas más reveladoras.
Como abogada especializada en Derecho Inmobiliario y agente inmobiliaria activa, he tenido el privilegio único de vivir ambos mundos desde adentro. En mi práctica diaria, los dos universos —legal e inmobiliario— no son entidades separadas, sino facetas complementarias de una misma realidad. Fue esta experiencia dual la que me llevó a una reflexión profunda y una pregunta transformadora: ¿y qué tal si mi experiencia legal-inmobiliaria la plasmo en un libro para que la nueva generación pueda beneficiarse de algo que yo no tuve?
La decisión de escribir surgió de esa mirada interior que me hizo reconocer una necesidad real en nuestro sector. Durante mis años navegando entre casos legales, audiencias, compra, venta y alquiler de propiedades y visitar varias oficinas inmobiliarias, observé cómo la separación artificial entre ambos mundos genera vacíos que afectan la calidad del servicio y la seguridad de nuestros clientes.
El encuentro de dos mundos en una sola práctica
En República Dominicana, tradicionalmente hemos visto funcionar de manera independiente dos esferas que, en mi experiencia personal, están intrínsecamente conectadas: los profesionales del derecho y los profesionales inmobiliarios. Esta separación ha creado brechas que he experimentado en carne propia.
Mi trayectoria me ha permitido una perspectiva única: los abogados dominan la normativa pero no siempre comprenden las dinámicas comerciales del mercado inmobiliario. Los agentes inmobiliarios conocen el mercado, pero a menudo carecen de la profundidad jurídica necesaria para anticipar problemas legales complejos. En mi práctica, estos mundos convergen naturalmente, y desde esa convergencia nació la idea de este libro “Bienes Raíces desde un Punto de Vista Legal”
La responsabilidad de nuestra generación
Como profesionales establecidos, tenemos una responsabilidad ineludible con las nuevas generaciones. No podemos simplemente transmitir técnicas de venta; debemos legar herramientas integrales que permitan ejercer con excelencia y seguridad jurídica plena.
La nueva generación merece acceder a conocimientos sistematizados que les ahorren años de aprendizaje por ensayo y error. Merecen comprender que la seguridad jurídica no es un complemento opcional, sino el fundamento de su propuesta de valor. Merecen tener lo que yo no tuve: una guía integral que unifique ambos mundos desde la experiencia práctica.
Más que un libro: una herramienta nacida de la experiencia
Pronto conocerán el primer esfuerzo editorial dominicano que fusiona integralmente los aspectos legales y prácticos del mercado inmobiliario nacional, sistematizando un cuerpo normativo disperso en formato accesible para profesionales del sector.
Esta obra surge de mi experiencia personal navegando entre ambos mundos y de la convicción de que el conocimiento debe ser democratizado. No puede seguir siendo patrimonio exclusivo de especialistas, sino estar al alcance de todos los profesionales que aspiren a la excelencia.
El proceso: desafíos y síntesis
Escribir sobre la intersección entre derecho y bienes raíces implicó sistematizar años de experiencia práctica. Fue necesario investigar jurisprudencia dispersa, analizar normativas contradictorias, y presentar información técnica compleja de forma comprensible.
El proceso más enriquecedor fue encontrar esa síntesis entre rigor jurídico y aplicabilidad práctica —algo que vivo diariamente en mi ejercicio profesional. Cada capítulo debía cumplir simultáneamente con la precisión legal y la utilidad operativa.
Un espejo para la profesión
Esta reflexión lejos de ser vanidad, pretende servir como espejo para nuestra profesión. Debemos preguntarnos honestamente: ¿estamos comprometidos con la excelencia profesional, o navegamos en las aguas de la mediocridad cómoda?
El sector inmobiliario dominicano está en un momento de gran transformación. Podemos continuar con prácticas fragmentadas, o dar el salto hacia una nueva era de profesionalización integral. La diferencia radica en nuestra voluntad de elevar los estándares colectivamente.
La herencia que construimos
Cada uno construye, consciente o inconscientemente, una herencia profesional. ¿Qué legado queremos dejar al sector inmobiliario dominicano? ¿Seremos recordados como la generación que mantuvo el status quo, o como aquella que sentó las bases para una nueva era de profesionalización?
Mi contribución toma la forma de una obra que aspira a convertirse en referencia obligada para abogados, notarios, agentes inmobiliarios, desarrolladores, estudiantes e inversionistas. Una herramienta que unifique criterios legales y prácticas inmobiliarias, fortaleciendo la seguridad jurídica de las transacciones.
Un llamado a la acción
Este artículo es un llamado a la reflexión y acción colectiva. Necesitamos más profesionales dispuestos a documentar, sistematizar y compartir conocimientos especializados. Necesitamos crear una cultura de excelencia que trascienda intereses individuales y se enfoque en el fortalecimiento sectorial.
El futuro del sector inmobiliario dominicano depende de nuestra capacidad colectiva para profesionalizarnos integralmente. No se trata solo de vender más propiedades, sino de hacerlo con los más altos estándares de calidad, transparencia y seguridad jurídica.
La pregunta que nos debe acompañar cada día: ¿qué estamos haciendo hoy para que las próximas generaciones sean mejores que nosotros? ¿Qué estamos haciendo para darles lo que nosotros no tuvimos?
El legado que construimos hoy será la herencia que recibirá mañana nuestro sector.
Este artículo es una ‘reflexión de una profesional inmobiliaria que también es abogada en ejercicio’.
La autora es abogada inmobiliaria, empresaria inmobiliaria CEO Echenique Group, coach, capacitadora y conferencista certificada por John Maxwell y Tania Báez, Secretaria de la Junta Directiva AEI 2024-2026, realtor especializada en el sector inmobiliario dominicano e internacional.