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viernes 19 – diciembre 2025
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Vivir la Navidad con el cuerpo y el espíritu en equilibrio

Dedicar tiempo de calidad a la familia, más allá de la mesa; tener gestos de solidaridad en la comunidad; propiciar espacios de silencio y reflexión, ayudan a equilibrar la aceleración del consumo.

SANTO DOMINGO. – La Navidad es, en esencia, un recordatorio de comunidad, esperanza y renovación espiritual. Una celebración del mundo cristiano, en la que se recuerda el nacimiento del Mesías, que se ha mezclado con las antiguas fiestas de invierno europeas y hasta competencia le ha salido al Niño Jesús, con Santa Claus, el viejito alegre y dulce que llega desde el polo norte a repartir regalos.

En la práctica moderna y en especial dominicana, estas fiestas suelen convertirse en un maratón de comidas copiosas, bebidas, compromisos sociales y gastos que afectan tanto al cuerpo como al ánimo. El reto es celebrar sin agredirnos físicamente ni perder de vista el sentido profundo de la fecha.

Hay un chiste que circula en redes sociales y whatsapp, en el que un hígado se muestra con guantes de boxeo y le dice a la persona que está listo para diciembre. Puede resultar gracioso o no, pero el enfoque no es errado, pues los excesos recaen directo en este órgano, además de las repercusiones económicas y hasta en las relaciones familiares y sociales.

Cuidar el cuerpo: moderación y conciencia

Según el Instituto Médico Europeo de la Obesidad, durante las fiestas los españoles pueden ganar hasta 4 kilos por los excesos alimenticios y se calcula que el consumo calórico aumenta un 30% más de lo aconsejable y la nutricionista Mariana Valdés Moreno, de la Universidad Nacional de México, advierte que “los hábitos indulgentes de diciembre pueden tener repercusiones a corto y largo plazo en la salud, por lo que es fundamental aplicar estrategias de equilibrio”.

En República Dominicana, especialistas han advertido sobre los riesgos de los excesos durante las fiestas navideñas. El cardiólogo Ernesto Díaz Álvarez, asesor del Instituto Dominicano de Cardiología, ha señalado que los excesos en grasas y alcohol durante las celebraciones “pueden convertirse en agresores para la salud, especialmente en personas con condiciones cardíacas”.

En el plano local, el Ministerio de Salud Pública, a través de su departamento de Salud Mental, también ha recordado en sus comunicados de diciembre que el abuso de comida, bebida y actividades nocturnas puede derivar en intoxicaciones, accidentes de tránsito y enfermedades físicas y psíquicas, recomendando asumir la época como un periodo de integración y reflexión familiar más que de descontrol.

Estas recomendaciones buscan que el disfrute no se convierta en arrepentimiento en enero:

– Planificar las comidas y no saltarse horarios.

– Controlar las porciones y practicar la “alimentación consciente” para disfrutar sin culpa.

– Mantenerse activo: caminar después de las cenas o aprovechar actividades familiares.

– Limitar alcohol y dulces: elegir calidad sobre cantidad.

– Hidratación y descanso: dos aliados invisibles para el metabolismo.

En el ámbito empresarial, estas recomendaciones también aplican: las cenas y comidas corporativas pueden ser espacios de exceso. Promover menús balanceados y actividades que integren bienestar físico (como dinámicas de movimiento) refuerzan la responsabilidad social de las compañías.

Recuperar el sentido de la Navidad

Más allá de las luces y los regalos, la Navidad es símbolo de renovación espiritual y cercanía humana. El coach Ross Edwards señala que “reconectarse con la festividad sagrada es ver la Navidad como un espacio de fe y comunidad, no solo de consumo”.

El verdadero significado espiritual, según la tradición cristiana, es celebrar el amor de Dios a través de la Encarnación de Jesucristo, que en términos prácticos, se traduce en:

Tiempo de calidad con la familia, más allá de la mesa.

Gestos de solidaridad en la comunidad y en los negocios.

Espacios de silencio y reflexión, que ayudan a equilibrar la aceleración del consumo.

En el ámbito empresarial, cuidar el espíritu significa alinear las celebraciones con valores de responsabilidad y humanidad: apoyar causas sociales, fomentar la unión de equipos y evitar que la fiesta se reduzca a un exceso de comida y bebida.

Cuerpo y espíritu

Así como el cuerpo necesita moderación para no resentirse en enero, el espíritu requiere mesura frente al ruido y el consumo. Ambos cuidados se complementan: un cuerpo sano permite disfrutar con plenitud, y un espíritu sereno da sentido a la celebración.

En un mundo marcado por el exceso y la prisa, la Navidad nos invita a asumir el desafío y la oportunidad de recuperar ese sentido profundo que viene de tan lejos en el tiempo: celebrar con alegría, pero también con moderación física y espiritual, tanto en lo personal como en lo empresarial.

Rescatar el equilibrio en Navidad no es renunciar al gozo, sino vivirlo con conciencia. En lo personal y en los negocios, cuidar el cuerpo y el espíritu es la mejor manera de honrar el verdadero significado de estas fiestas.

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Solangel Valdez
Solangel Valdez
Periodista, fotógrafa y relacionista. Aspirante a escritora, leedora, cocinadora y andariega.
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