Los datos del ROE 2025 sugieren que el mercado empieza a girar hacia una construcción más consciente y el reto es acelerar esa transición.
SANTO DOMINGO.- Aunque la sostenibilidad se ha convertido en un eje transversal para el desarrollo urbano en América Latina, y la República Dominicana no es la excepción, los datos más recientes del Registro de Oferta de Edificaciones (ROE 2025-1) revelan que, aunque el sector construcción mantiene una alta actividad, su transición hacia modelos más sostenibles marcha a un ritmo lento.
Si bien la construcción aporta alrededor del 10% del PIB, según el Banco Central, y la presión sobre el suelo urbano aumenta con rapidez, comprender cómo se construye, y con qué materiales, es fundamental para evaluar el impacto ambiental del crecimiento inmobiliario y aunque los avances son modestos, los datos del ROE 2025 sugieren que el mercado empieza a girar hacia una construcción más consciente:
1. La ampliación: síntoma de una ciudad que se densifica
El 41% de las obras activas son ampliaciones, mientras que solo 0.3% son remodelaciones y 58.6% son obras completamente nuevas.
Desde la perspectiva de sostenibilidad urbana, este dato es crucial: las ampliaciones reducen el consumo de suelo, hacen más eficiente la infraestructura ya instalada y frenan la expansión urbana desordenada.
Sin embargo, cuando se analiza el total de área construida, el panorama cambia: 92.1% de los metros cuadrados registrados corresponde a obras sin remodelaciones ni ampliaciones, lo que indica que las ampliaciones, aunque numerosas, siguen siendo pequeñas en escala.
La profesional Annerys Meléndez dijo que la densificación debe ir acompañada de un giro hacia tecnologías verdes, materiales más innovadores y prácticas de construcción sostenibles, un cambio que ACOPROVI ve como esencial para equilibrar el crecimiento inmobiliario con el respeto al medioambiente.
2. Amenidades sostenibles: un indicador naciente
El ROE 2025 reporta que más del 60.7% de las obras activas no incluye amenidades y este dato, aunque en principio negativo, viene a confirmar que la mayoría de las obras son de baja escala, donde incorporar áreas comunes implica un costo significativo.
Entre las amenidades presentes, destacan:
Recepción o lobby (7.0%)
Gas común (~5%)
Área social (~5%)
Gimnasio (~5%)
El indicador más relevante para la sostenibilidad y que representa un cambio cultural, es que el 3.2% de las obras incluye salidas para cargadores de vehículos eléctricos, un dato que, aunque pequeño, es significativo, pues hace apenas 4 o 5 años prácticamente ningún proyecto habitacional incorporaba infraestructura para electromovilidad.
ACOPROVI ha señalado que la demanda por este tipo de características está creciendo, especialmente en proyectos multifamiliares modernos, que tienen su foco en compradores jóvenes que valoran la eficiencia ambiental.
3. Sistemas constructivos: tradición vs. resiliencia climática
La sostenibilidad también pasa por la resiliencia estructural, un factor crítico en un país expuesto a huracanes, lluvias intensas y sismos.
Los datos del ROE 2025 muestran que las edificaciones dominicanas siguen apostando por sistemas tradicionales: 60.8% utiliza mampostería confinada con pórticos y el 26.5% usa mampostería estructural armada.
De igual modo el informe señala que sistemas más modernos e industrializados apenas aparecen: así solo un 0.8% utiliza vaciado monolítico de hormigón y un 0.6% ya utiliza estructura metálica en las construcciones.
Si bien los métodos tradicionales son robustos y familiares para el mercado local, su huella ambiental es mayor comparada con alternativas prefabricadas o modulares, que reducen desperdicios y consumo energético.
No obstante, Annerys Meléndez dijo a El Inmobiliario en 2024, que una de las principales barreras para avanzar hacia la construcción más sostenible son los altos costos iniciales de certificaciones y tecnologías verdes, además de la escasa disponibilidad de profesionales y proveedores especializados en prácticas eco-conscientes.
4. Concreto armado: eficiencia estructural vs. impacto ambiental
El ROE indica que, en el país, las losas de concreto armado dominan tanto en entrepisos como en los techos con un 73.8% de obras que utilizan ambas tecnologías.
El concreto armado aporta resiliencia y durabilidad ante eventos climáticos, pero su impacto ambiental es alto: la producción de cemento es responsable de cerca del 7% de las emisiones globales de CO₂, según la Agencia Internacional de Energía.
Las alternativas aligeradas con bovedillas de foam aparecen en aproximadamente 16-17% de los casos, lo que sugiere una ligera transición hacia materiales más eficientes.
5. Pisos: predominio del porcelanato y la cerámica
El 59.7% de las obras utiliza cerámica o porcelanato en los pisos, un material duradero, de bajo mantenimiento y eficiente para climas cálidos como el nuestro y sin grandes cambios de temperatura.
Este tipo de revestimiento contribuye a la sostenibilidad en dos sentidos, por un lado disminuye la necesidad de climatización excesiva en los hogares y por el otro su vida útil es más larga que otros acabados económicos.
Sin embargo, materiales de menor huella de carbono, como pisos vinílicos reciclados o madera certificada aún no tienen presencia relevante en el mercado dominicano.
6. Materiales esenciales: fuerte dependencia del cemento y acero nacionales
Uno de los puntos más interesantes del ROE es la preferencia por materiales de producción local: un 88.9% del cemento utilizado es gris general, el 85.8% es de fabricación nacional y solo 0.2% es importado.
Esto tiene implicaciones positivas:
✔ Menor huella de transporte, reduciendo emisiones indirectas.
✔ Mayor estabilidad de precios, evitando volatilidad internacional.
✔ Impulso a la industria local, que en los últimos años ha invertido en eficiencia energética y hornos menos contaminantes.
En el artículo “El cemento dominicano: eficiencia, calidad y aporte al crecimiento económico”, publicado por El Inmobiliario en 2023, Annerys Meléndez destacó que la República Dominicana cuenta con “una industria cementera moderna, con alta capacidad de producción y estándares que cumplen con las normativas internacionales” lo que permite que “el país tenga autosuficiencia en cemento, sin necesidad de depender de importaciones para suplir la demanda interna”.
Pasos cortos hacia la sostenibilidad
Los datos del ROE 2025-1 confirman una realidad dual, por un lado, un sector de la construcción que mantiene una base sólida en técnicas tradicionales, cemento local y proyectos de pequeña y mediana escala y por el otro los avances hacia la sostenibilidad, electromovilidad, densificación, reducción de importaciones, alternativas aligeradas que, aunque existen, todavía representan un porcentaje muy bajo.
En un país tan vulnerable al cambio climático, el desafío no es solo construir más, sino construir mejor: con menos desperdicio, con más eficiencia energética, con infraestructura preparada para riesgos naturales y con materiales de menor impacto ambiental.
Y aunque los avances sean modestos, los datos sugieren que el mercado empieza a girar hacia una construcción más consciente. El reto ahora será acelerar esa transición.

