Por Raquel Salas
Especial para El Inmobiliario
El siglo XXI trajo consigo la normalización de la inmediatez. Es habitual que las últimas generaciones, al haber crecido de la mano con la revolución tecnológica, deseen obtener resultados de forma instantánea. Aunque esta característica nos permite ser competitivos y orientados a los resultados, también nos afecta el profundo sentido de urgencia que nos embarga, un fenómeno del que no están exentos los agentes inmobiliarios.
A lo largo de mis años vinculada al sector, tanto de manera activa como pasiva, he observado cómo muchos asesores terminan mal por no permitirse vivir sus procesos. He visto a muchos aventurarse a independizarse tras algunos cierres, creyendo que lo saben todo, sin detenerse a reflexionar ni un minuto sobre lo que esa decisión implica.
El problema
Al avanzar impulsados por la inmediatez, se pasan por alto muchos detalles relevantes, lo que afecta negativamente la reputación profesional. Abrirse a la venta de inmuebles de manera independiente, sin una sólida base formativa, resulta en una asesoría deficiente al cliente, mala gestión de las captaciones, escasa o nula investigación de las propiedades que se deciden mercadear, poca claridad en los objetivos y un nicho de mercado inestable, debido a la falta de tiempo invertido en su definición.
Además, otros problemas que surgen al saltarse las etapas evolutivas en este sector incluyen la deslealtad, la falta de ética profesional y el arribismo. Como coach de vida y entrenadora de equipos, suelo hacer entender a los directivos que los colaboradores no son de su propiedad ni de la institución. Eventualmente, la relación laboral terminará, ya sea porque el colaborador encontró una mejor oferta, por la interrupción de los servicios por parte de la empresa o por dimisión para emprender su propio camino.
Reflexiones finales

Esta última razón es especialmente delicada cuando se produce desde la competencia y la mala fe. Salvo en algunos casos aislados, donde el colaborador tiene la experiencia y capacidad para emprender su camino, busca un cierre desde el diálogo y la gratitud. Sin embargo, el ego de los líderes a menudo no lo comprende. Volviendo al punto, así como vivimos nuestras etapas desde el preescolar hasta los estudios superiores, hay un proceso natural en el sector inmobiliario.
Quizás te estés preguntando: «¿Raquel, y si no estoy bien en la inmobiliaria en la que trabajo?» Si es así, te invito a reflexionar sobre qué es lo que no te hace sentir bien en tu empresa y a responderte con total honestidad. No descarto que tu incomodidad provenga de un mal manejo del liderazgo, déficit en la comunicación, escasas oportunidades de crecimiento o falta de valoración hacia los colaboradores. También es posible que esa incomodidad se deba a que la empresa intenta sacarte de tu zona de confort, exigiendo más de ti en un ambiente competitivo.
Si es el primer escenario, te recomendaría que, antes de aventurarte como agente independiente o de crear tu propia empresa inmobiliaria, apliques a otras empresas más experimentadas. Asegúrate de investigar cómo funcionan y si resuenan con lo que buscas; será más positivo que sigas creciendo de la mano de expertos. Si es lo segundo, podrías estar lidiando con el síndrome del impostor y, por miedo al éxito, inconscientemente buscas huir de los escenarios que te retan a salir de tu zona de confort y dar la milla extra.
Llegará tu tiempo de emprender; quizás
Quiero que sepas que, si desde antes de la fundación del mundo fuiste destinado a crear tu propia agencia inmobiliaria o a ser un top producer independiente, lo lograrás, pero a su tiempo, ni antes ni después. Añadí «quizás», porque no todos estamos llamados a emprender y, de hecho, no todos tienen ese ferviente deseo de tener una empresa. Algunos solo se montan en la ola; ¡no seas uno de esos, por favor!
Lo que implica tener una inmobiliaria y liderar un equipo es que, mientras eres agente, solo te enfocas en acompañar a tus clientes. Tener tu propia empresa demanda una inversión significativa si buscas tener éxito: hablamos de pago de oficina, electricidad, internet, nómina fija de los colaboradores administrativos, inversión en campañas, formación del equipo de ventas, uniformes, comisiones, impuestos, y la lista sigue y sigue, porque aún me quedo corta.
Consejo
Vive cada etapa de este hermoso sector. Avanza sin pausa, pero sin prisa. Invierte en ti, desarrolla las habilidades técnicas necesarias y, si tu meta es un día tener tu propia empresa, invierte en tu crecimiento integral. Desarrolla tus habilidades blandas, fortalece tu espiritualidad y aprende todo lo que puedas sobre liderazgo. Convierte en un hábito todo aquello que desees transmitir a tu equipo en el futuro, para que puedas liderar desde el ejemplo. Siembra hoy para que puedas cosechar mañana. Me despido invitándote a tomar conciencia sobre la importancia de vivir los procesos y disfrutar del trayecto.
La autora es: Relacionista pública de los desarrollos Mystiq, CEO y fundadora de Reenfoque Positivo, directora del Grupo de Medios RP, Coach de vida y conferencista motivacional certificada por John Maxwell Leadership, cofundadora del podcast introspectivo Perros Verdes, autora de «Antes de Decir que Sí» y «Tiempo para Mí».