Por Joan Feliz Valoys
Especial para El Inmobiliario
Desde hace más de dos años, he venido escribiendo sobre un problema que afecta al mercado inmobiliario de República Dominicana: la falta de regulación y la informalidad que caracteriza al sector. A pesar de las advertencias y de la creciente preocupación de inversores y profesionales del mercado, poco o nada ha cambiado. Mientras tanto, el sector sigue creciendo, pero lo hace sobre una base frágil que pone en riesgo su sostenibilidad y la confianza de quienes apuestan por este mercado.
De cara al 2025, esta falta de acción se convierte en un desafío crítico. Con un mercado inmobiliario que mueve miles de millones de dólares al año, resulta inconcebible que las transacciones multimillonarias, los brókers y los agentes inmobiliarios operen sin supervisión ni regulación adecuada.
El problema persistente de la falta de regulación
La ausencia de mecanismos de control y validación para los agentes inmobiliarios y brókers sigue siendo un problema central. Cualquiera puede actuar como intermediario en una transacción inmobiliaria sin cumplir con estándares mínimos, sin estar registrado en ningún organismo oficial y sin rendir cuentas. Esto crea un entorno en el que las prácticas informales predominan y los compradores, tanto locales como extranjeros, quedan expuestos a riesgos innecesarios.
Desde que comencé a señalar este problema hace más de dos años, he insistido en que la falta de regulación no solo afecta a los compradores, sino también a la imagen del país como un destino confiable para la inversión. Sin embargo, las autoridades han ignorado el llamado a establecer un marco regulatorio sólido para profesionalizar el sector.
Un mercado de transacciones millonarias sin supervisión
Según el Banco Central, en 2022 las inversiones extranjeras directas en bienes raíces representaron cerca del 25% del total de las inversiones en el país, alcanzando cifras superiores a los mil millones de dólares. Sin embargo, la mayoría de estas transacciones se realizan en un entorno donde no hay reglas claras ni supervisión efectiva.
Esta informalidad no solo genera incertidumbre, sino que también abre la puerta a actividades ilícitas, como el lavado de activos, al manejar grandes sumas de dinero sin mecanismos adecuados de trazabilidad. La falta de un sistema de registro confiable para verificar la titularidad de los inmuebles y el historial de las propiedades agrava aún más el problema.
El rol crítico de los brókers
Los brókers y agentes inmobiliarios deberían ser un pilar del mercado, pero en República Dominicana operan en un vacío regulatorio. En países con mercados inmobiliarios desarrollados, los agentes deben cumplir con estrictos requisitos de certificación y estar sujetos a la supervisión de organismos reguladores. Aquí, cualquier persona puede entrar al negocio sin necesidad de capacitación, experiencia ni ética comprobada.
Este vacío genera desigualdad en el mercado: los agentes informales compiten deslealmente con los profesionales que buscan operar de manera ética y los compradores no tienen garantías de estar tratando con personas calificadas.
Riesgos para el futuro del mercado
De cara al 2025, los riesgos que plantea la falta de regulación son múltiples:
1. Pérdida de confianza internacional: La informalidad mina la credibilidad del mercado dominicano frente a inversores extranjeros, quienes podrían redirigir su capital a países con mayor transparencia.
2. Riesgo de estancamiento del crecimiento: Sin un marco regulatorio que fomente la formalización, el sector podría enfrentar barreras para atraer financiamiento y desarrollar nuevos proyectos.
3. Impacto social: La falta de regulación también afecta a los compradores locales, especialmente a los de menores ingresos, quienes enfrentan mayores riesgos de fraude y condiciones desiguales en el acceso a la vivienda.

El camino hacia la regulación
Es imprescindible que las autoridades y los actores del sector reconozcan que la falta de regulación no puede seguir siendo la norma. Algunas medidas urgentes incluyen:
Creación de un organismo regulador: Este debe encargarse de certificar a los agentes inmobiliarios, supervisar sus actividades y garantizar la transparencia en las transacciones.
Capacitación obligatoria: Establecer programas de formación y certificación para brókers y agentes, asegurando que cumplan con estándares mínimos de conocimiento y ética profesional.
Digitalización del registro de propiedades: Implementar un sistema moderno, accesible y transparente que permita verificar la titularidad y el historial de los inmuebles.
Normas claras para la competencia: Establecer regulaciones que promuevan prácticas justas y responsables en el sector, sancionando la informalidad y las actividades ilícitas.
Conclusión
He insistido en este tema durante años porque creo firmemente que el mercado inmobiliario de República Dominicana tiene un potencial extraordinario. Pero para que ese potencial se materialice, es fundamental que el país aborde de manera decidida los problemas de informalidad y falta de regulación que lo aquejan.
El tiempo para actuar es ahora. El mercado inmobiliario no solo es un motor económico clave, sino también un reflejo de la imagen que República Dominicana proyecta al mundo. Regularlo no es solo una cuestión de proteger a los inversionistas; es una cuestión de asegurar un futuro sostenible y justo para todos los actores involucrados.
Desde Constructora Incaribe, con más de 30 años de trayectoria, siempre hemos priorizado la ética y el compromiso con la calidad. Nuestro esfuerzo constante ha sido realizar un trabajo responsable en cada proyecto que desarrollamos, destacándonos como un referente de profesionalismo en el sector. Creemos firmemente que la sostenibilidad y el crecimiento del mercado inmobiliario deben estar fundamentados en prácticas transparentes y reguladas, lo que nos motiva a seguir abogando por la formalización y el fortalecimiento de este importante sector.
El autor: Es MB, especialista en Marketing Digital, gerente de operaciones de constructora Incaribe, con mas de 10 años de experiencia en el sector construccion y turismo.