Por Joan Feliz Valoys
Especial para El Inmobiliario
Durante años, el sector inmobiliario en República Dominicana ha sido víctima de estafadores que aprovechan la falta de información y la inexperiencia de muchos compradores para vender propiedades inexistentes, proyectos sin permisos o terrenos con títulos falsificados. Sin embargo, en la última década, la tecnología ha cambiado las reglas del juego.
Las redes sociales han emergido como una herramienta poderosa en la lucha contra estos fraudes, permitiendo que la información fluya con rapidez, que los compradores se eduquen y que las denuncias lleguen a una audiencia masiva en cuestión de minutos. Plataformas como Facebook, Instagram, TikTok y X (antes Twitter) han pasado de ser simples canales de promoción a convertirse en verdaderos espacios de fiscalización del mercado inmobiliario.
Hoy, gracias a la conectividad digital, cualquier persona con un teléfono inteligente puede exponer una estafa, advertir a otros sobre proyectos dudosos y exigir mayor transparencia por parte de inmobiliarias y desarrolladores.
El poder de la denuncia pública y la viralización
Uno de los principales efectos positivos de las redes sociales en el sector inmobiliario es la capacidad de amplificar denuncias en tiempo real. Antes, si alguien era víctima de un fraude, las opciones para alertar a otros eran limitadas: presentar una queja ante las autoridades, contar su experiencia a familiares o quizás buscar asesoría legal.
Ahora, con una simple publicación en Facebook o un video en TikTok, una persona puede llegar a miles o incluso millones de usuarios en cuestión de horas. Las denuncias virales han logrado desenmascarar a falsos agentes inmobiliarios, exponer desarrolladores que incumplen contratos e incluso obligar a algunas empresas a responder públicamente ante las acusaciones de fraude.
Existen grupos en Facebook donde compradores intercambian información sobre proyectos y vendedores, identificando patrones sospechosos y compartiendo pruebas que confirman la veracidad de una oferta. De igual forma, en X e Instagram, abogados y expertos en bienes raíces analizan casos recientes y ofrecen orientación legal para que las personas sepan cómo actuar ante posibles fraudes.
Las principales víctimas: dominicanos en el extranjero
Un patrón común en muchas estafas inmobiliarias es que las principales víctimas son dominicanos que residen en el extranjero. Estos compradores, motivados por el deseo de invertir en su país de origen, a menudo confían en familiares, amigos o supuestos agentes inmobiliarios sin hacer una verificación exhaustiva.
Muchos de ellos tienen poco conocimiento sobre cómo funciona el mercado inmobiliario en República Dominicana y desconocen los procesos legales que garantizan una compra segura. Esto los convierte en blancos fáciles para estafadores que ofrecen “ofertas exclusivas”, proyectos con precios irreales o promesas de alta rentabilidad sin sustento.
Las redes sociales han permitido que estas personas tengan una herramienta para informarse antes de invertir. Ahora pueden acceder a comunidades donde otros compradores comparten sus experiencias, consultar reseñas en línea y verificar la reputación de desarrolladores y agentes inmobiliarios antes de realizar cualquier transacción.
La transparencia como norma para las empresas
Las redes sociales no solo han permitido denunciar fraudes, sino que han elevado los estándares de transparencia en el sector. En el pasado, una empresa podía vender proyectos con poca información pública y contratos ambiguos, confiando en que los clientes no tendrían formas rápidas de verificar su credibilidad.
Hoy, la dinámica ha cambiado. Los compradores esperan ver una presencia digital activa, con testimonios reales, imágenes actualizadas y documentos legales accesibles. Un proyecto sin redes sociales, sin referencias o con comentarios negativos genera de inmediato sospechas.
Las empresas que han comprendido este cambio han adoptado nuevas estrategias para generar confianza:
Publicación de avances de obra en tiempo real: Con videos y fotos constantes, los desarrolladores pueden demostrar que el proyecto avanza según lo prometido.
Reseñas y testimonios de clientes: Las opiniones verificadas de compradores satisfechos ayudan a validar la credibilidad de una inmobiliaria.
Respuestas inmediatas a dudas y quejas: Un servicio de atención al cliente activo en redes sociales evita que las preocupaciones de los clientes escalen a denuncias públicas.
Verificación de información en tiempo real
Otra ventaja clave de las redes sociales es la facilidad con la que se puede verificar información. Si una persona tiene dudas sobre la autenticidad de un proyecto, puede hacer una búsqueda rápida en Google, revisar redes sociales o preguntar en foros especializados antes de realizar cualquier pago.
Además, instituciones oficiales como la Dirección General de Catastro Nacional, el Registro Inmobiliario y diversas asociaciones inmobiliarias han comenzado a utilizar sus redes para brindar información confiable y alertar sobre fraudes recurrentes. Cada vez es más común ver comunicados oficiales advirtiendo sobre proyectos sin permisos o intermediarios no autorizados.
El impacto de los creadores de contenido en la educación del comprador
Un fenómeno interesante que ha surgido en los últimos años es la aparición de influencers y expertos en bienes raíces que utilizan sus plataformas para educar a la audiencia sobre cómo evitar estafas.
Abogados especializados en derecho inmobiliario han encontrado en TikTok y YouTube un canal efectivo para explicar en términos sencillos cómo leer contratos, verificar títulos de propiedad y reconocer señales de alerta en una oferta sospechosa.
Estos creadores de contenido han jugado un papel clave en democratizar el conocimiento y en empoderar a los compradores, quienes ahora pueden tomar decisiones informadas sin depender exclusivamente de agentes o empresas.
La importancia de denunciar: proteger a otros y fortalecer el mercado
Si bien las redes sociales han sido una herramienta clave para prevenir estafas, su verdadero impacto depende de que los usuarios las utilicen de manera responsable y activa. Denunciar un fraude inmobiliario no solo ayuda a la persona afectada, sino que protege a otros compradores y contribuye a mejorar el mercado en general.
Cada denuncia pública:
Advierte a posibles víctimas antes de que caigan en el mismo engaño.
Presiona a las autoridades y empresas para tomar medidas y mejorar la regulación del sector.
Fuerza a los estafadores a cambiar de estrategia o abandonar sus actividades.
A pesar de los avances, aún hay quienes sienten miedo o vergüenza de denunciar cuando son víctimas de un fraude. Sin embargo, la historia ha demostrado que los casos más visibles en redes sociales son los que logran generar cambios reales. La presión pública puede obligar a una empresa a devolver dinero, a mejorar sus prácticas o incluso a que los estafadores enfrenten consecuencias legales.
Conclusión: Un mercado más seguro gracias a la conectividad
El sector inmobiliario dominicano está en plena transformación, y las redes sociales han sido un motor clave en este proceso. La posibilidad de exponer fraudes, educar a los compradores y exigir transparencia ha cambiado la forma en que se realizan las transacciones inmobiliarias en el país.
Sin embargo, este avance solo será sostenible si la sociedad sigue utilizando estas herramientas de manera activa. La denuncia responsable, el acceso a información confiable y la exigencia de mayor claridad en las transacciones son claves para construir un mercado inmobiliario más seguro y confiable.
Hoy, más que nunca, los compradores tienen el poder de informarse, protegerse y exigir mejores prácticas en el sector. Y en un mundo digitalizado, la información es la mejor defensa contra el fraude.
