Por Ana María Ramos
El Inmobiliario
SANTO DOMINGO.- Hace dos años, la vida de la ingeniería civil Ashley Morales cambió radicalmente al resultar electa dentro del selecto grupo de directores del Instituto de Investigación de Ingeniería Sísmica de Estados Unidos (EERI, por sus siglas en inglés), un gigante escalón que la tomó por sorpresa, pues aplicó para complacer a su proponente, no pensando que elegirían a la “muchachita de la República Dominicana”.
Los años de formación académica, entre universidades dominicanas y extranjeras, la han llevado a acumular un grueso perfil profesional, que sumado a su pasión por los eventos sísmicos y geológicos de nuestro planeta, la llevaron a ocupar una curul en el prestigioso organismo internacional.
Esta joven mujer que se define como apasionada de la ciencia, es una ferviente creyente de que la educación es un medio para cambiar la vida. “Creo en la gente, creo en que el mundo sí se puede transformar a un lugar mejor, creo que la pasión te mueve y que tu paso por la vida debe de ser uno que genere un cambio”, cuenta la directora ejecutiva del Centro de Investigación de Resiliencia y Riesgos Multi-Amenaza (CIRRMA-ONESVIE-PUCMM), a El Inmobiliario.
Si otra cosa la caracteriza es que vive con pasión la carrera que eligió. Por eso sus días no son rutinarios.”Cada día mío es una experiencia y algunos no son tan fáciles, algunos son agradables, otros son aprendizajes, pero Ashley es una mujer llena de historias, llena de lecciones y que tiene mucho para dar”, apunta.
Su amor por la física, las matemáticas y la sismología se remontan a su época en el colegio San Juan Bautista, en Santo Domingo, donde cursó parte de sus estudios, además de las historias que le contaba su abuela sobre los terremotos y maremotos.
“Entonces esa niña, que le gustaba la física y la matemática, entendió que podía contribuir a hacer de su país un lugar más seguro para protegerlo de esos maremotos que me contaba mi abuela”.
En casa de Ashley los valores se predicaron con el ejemplo. Pese a ser hija única, los niveles de exigencia dominaron su crianza y lo único que respiraba su casa era trabajo. Su padre, Bruno Morales, le expresaba constantemente que no tenía fortuna para dejarle, pero sí lo más valioso que nadie le arrebataría: su educación.

Ingeniera Ashley Morales. David Valentín/El Inmobiliario.
“Me enseñaron que no podía ser mediocre, que tenía que aspirar a la excelencia en todo lo que yo hiciera. Entonces, esos valores de honestidad, integridad, excelencia, respeto, en que mi palabra era lo único que yo tenía, y que lo que yo entregara con mi nombre fuera un trabajo del colegio, o una gran tesis, eso era lo que hablaba por mí cuando yo no estaba”, sentencia.
Siendo la niña prodigio del curso, le tocó ayudar a sus compañeras en las tareas escolares. Su madre Helvia Cartagena le cuenta que en más de una ocasión llegó a recogerla en su primer colegio en el sector de Herrera y la encontró ayudando a mantener la disciplina del curso.
Un sueño
Desde su niñez Ashley Morales tuvo claro que se inclinaría por un oficio que dejara huellas. De hecho, hasta cumplir los 16 años acarició el sueño de convertirse en la primera mujer presidenta de la República Dominicana.
Así se fue involucrando, creando y diseñando la carrera que la ha llevado a conocer múltiples países. Se graduó en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), perteneciendo a la primera promoción de ingenieros del campus Santo Domingo y donde fue la primera monitora de Geología.
Un camino entre desafíos
Como mujer, Morales tuvo que afrontar las críticas de quienes cuestionaron su carrera. “Esa es una carrera para perros”; “a ti te va a ir mal”; “tú no vas a hacer nada ahí”; “yo no dejaría que mi hija estudie eso, yo tú me cambio”, fueron de las frases que escuchó, aunque eso nunca la hizo dudar.
Recorrió una amplia travesía como voluntaria en organismos como el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones, la desaparecida Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE), entre otras, preparándose para abonar su futuro en tierra fértil.
Por igual, laboró como recepcionista del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), donde conoció los procesos de organismos multilaterales.
Una mentora que la impulsó fue una profesora cubana que le mostró cómo conectar la ingeniería civil con la geología y trabajar para que las ciudades y comunidades sufran menos ante la ocurrencia de un evento sísmico e inundaciones.
La beca que le cambió la vida
La prolífera vida de Ashley Morales no ha sido producto de la casualidad. Al concluir una maestría en Administración de la Construcción, en la universidad Intec, aplicó a una beca para cursar una maestría en los Estados Unidos, donde fue admitida.
Cursando el primer semestre, un profesor comentó en clase que a quienes le gustaran los terremotos se registrara en EERI, por ser la organización más grande del mundo en esa rama.
Se inscribió sin titubeos, asumiendo que ese paso fortalecería su propósito de volver a la República Dominicana para ayudar a elevar el conocimiento en el área sísmica.
En 2016 regresa al país con una mirada totalmente distinta sobre la vida. Así forma el primer grupo estudiantil de EERI, con sus alumnos de PUCMM, ofreciendo la oportunidad de participar en competencias con pares de universidades de reconocimiento mundial.
Empezó a escalar dentro de la organización, aprovechando cada oportunidad, hasta alcanzar la posición de directora de EERI que ostenta actualmente y que la acredita como la primera latina en lograrlo.
Ashley Morales habla cinco idiomas. Desde su experiencia, aconseja a los jóvenes rodearse de mentores, estudiar y viajar, como los principales pasos para ocupar un capítulo relevante en la historia del país.