Escarlin Pozo
El Inmobiliario
SANTO DOMINGO.-Cuando Anna Gladysheva tenía 24 años, la vida le puso un nuevo reto a nivel personal. Estando en su país, Rusia, con varios sueños alcanzados, comenzó a sentir que necesitaba crecer en otra dirección.
Anna había cursado dos carreras universitarias—una en profesorado y traducción de inglés, y otra en economía con especialización en marketing empresarial— y en su mente oscilaban pensamientos sobre qué camino tomar y en cuál otro lugar podría prosperar.
Mientras viajaba de un país a otro, trabajaba como traductora de inglés y japonés, al mismo tiempo que gestionaba una escuela de idiomas que había fundado. Y, en ese ritmo de la vida, sintió que sus posibilidades de crecimiento, en su lugar de nacimiento, se habían agotado completamente.
Recordando su amor por el español y lo mucho que disfrutó aprenderlo mientras estudiaba en Estados Unidos, dejó que su instinto la guiara.
Mientras investigaba, recordó unas amistades que se habían establecido en República Dominicana, lo que la llevó a considerar el país como una opción.
En 2007, emprendió su viaje hacia “Quisqueya La Bella”, estando embarazada de apenas un mes. Al arribar, indagó hasta asegurarse de que había llegado al lugar indicado.
Su primera decisión fue comprar un solar antes de regresar a Rusia, donde luego vendió el negocio que había levantado, cerró todo y “vino de aterrizaje” a esta nación.
“Yo vine al país sabiendo hacia dónde iba. Es decir, yo vine preparada. Yo sabía que me esperaban retos”, expresó al rememorar su historia.
Gladysheva, quien hoy día tiene dos hijos de nacionalidad dominicana, transmite un amor genuino cuando habla de lo que realmente la mantuvo apegada a esta tierra: la calidez de la gente.
Su llegada al sector inmobiliario representó para ella una pura coincidencia. Cuando se estableció en el país, lo primero que hizo fue abrir un restaurante, pensando en lo romántico que sería inaugurar un negocio de otra cultura.
Pero lo que pensó que sería una buena decisión, se perfiló como una idea de emprendimiento que la dejó insatisfecha.
Anna Gladysheva, CEO/Owner de Arichy Real Estate. (FUENTE EXTERNA).
Mientras transcurrían los meses de su primer año, recibió varias propuestas para incursionar en el área del real estate.
Destacaban su dominio de varios idiomas, pero, inmediatamente, se negaba sin pensarlo siquiera dos veces. Ella entendía que con el arte de ser vendedora se nacía, una habilidad que, para aquel entonces, desconocía que tenía.
Pero un día todo cambio. Anna decidió dar el primer paso y aceptó un puesto en una pequeña agencia inmobiliaria. En tan solo tres meses de estar allí, sintió que era el momento ideal para fundar su propia empresa.
Así hizo su entrada para contar cómo y cuándo fundó su agencia, “Arichy Real Estate”, en 2008, y que en mayo de este año recibirá el premio de “Empresa Caribeña de 2025”, en El Salvador.
En sus inicios, el negocio comenzó a crecer de forma escalonada, siempre enfocado en ofrecer un servicio profesional y de calidad. Comenzaron con ventas y alquileres, incorporando luego la administración de propiedades.
Cuatro años después, Arichy se expandió hacia el desarrollo y la construcción de propiedades. Junto a su esposo, un ingeniero civil especializado en terminaciones de primera, comenzaron a crear proyectos desde cero.
De esta tierra, Anna ama sus lugares paradisiacos, la comida típica, especialmente el sancocho, así como el ritmo de la bachata y de la salsa, un género musical que también se disfruta en el país.
“Yo tengo ciudadanía dominicana, me siento dominicana. Me siento muy bien en el país, la verdad que sí. Me siento aceptada y recibida”, expresó para dejar entrever que su identidad ya no se define por un documento, sino por su verdadero sentir.
