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Por Paola Solis

El Inmobiliario

SANTO DOMINGO.- Chantal Angélica Pimentel Leguizamón es una mujer que a pesar de las dificultades se ha mantenido fuerte y resiliente. Es una empresaria dominicana del sector construcción, madre de una gran familia compuesta por ocho hijos, entre biológicos e hijastros, a quienes ha criado con entrega, sabiduría y un amor que trasciende cualquier adversidad.

Dirige la empresa Miguel Taveras Industrial SRL, dedicada a la venta de materiales de construcción, una responsabilidad que combina con su mayor vocación: ser madre. “Ser madre significa para mí ser una mujer en constante rediseño”, afirma.

Tras la pérdida de su esposo durante la pandemia del COVID-19, su maternidad tomó un giro aún más profundo. “Lo que nunca imaginé fue que me tocaría enfrentar este reto sola”, dice con sinceridad, pero también con orgullo por la resiliencia que encontró dentro de sí misma.

Los hijos de Chantal son su principal fuerza para seguir cada día. (FUENTE EXTERNA).

Criar a ocho hijos no ha sido tarea fácil, pero Chantal no se deja vencer. Con paciencia, enfoque y escucha afectiva, ha transformado su hogar en un espacio de respeto y amor. “Fue y aún sigue siendo un reto”, confiesa. “Desarrollé habilidades para poder llevar mi hogar desde el amor y no desde el dolor de una pérdida”.

A pesar de vivir en un mundo donde muchas mujeres eligen tener menos hijos, Chantal siempre soñó con una familia grande. “Mi abuela Angélica fue mi inspiración. Me encantaba verla feliz cuando todos los nietos nos reuníamos. No me arrepiento de tenerlos en mi vida, son mi fuerza cada día”.

El equilibrio entre su empresa y la vida familiar lo ha alcanzado gracias al acompañamiento psicológico y a un trabajo personal profundo. “Aprendí a colocar prioridades, a delegar y, sobre todo, a pedir ayuda”, precisa. También a cuidarse a sí misma. “Ellos me enseñaron que si yo no estaba bien, tampoco podía estar bien para ellos”.

Chantal Angélica Pimentel Leguizamón junto a cuatro de sus 8 hijos. (FUENTE EXTERNA).

El corazón de Chantal se estremece al recordar una de las decisiones más duras que tuvo que tomar: volver al trabajo inmediatamente después del fallecimiento de su esposo. “Me enfermé, bajé de peso, y fue entonces cuando mis hijos me dijeron que sentían que habían perdido a su papá y a su mamá. Ese día marcó mi vida. A partir de ahí, entendí que ellos estaban por encima de todo”.

Los valores son el pilar de su crianza. Respeto, empatía, honestidad, solidaridad y tolerancia son enseñanzas que siembra cada día en su hogar, reconociendo las diferencias individuales de sus hijos y fomentando la unión entre ellos. “Somos muy unidos. Después de Dios, nos tenemos los unos a los otros”.

Para las madres primerizas, su consejo es claro y sentido: “Vivan su vida al máximo junto a sus hijos, porque no sabemos hasta cuándo Dios nos permitirá disfrutarlos. Prepárense emocional y profesionalmente, porque dar vida no basta, también hay que tener los medios y la fortaleza para criar”.

Chantal Pimentel no solo es una empresaria exitosa, es una madre admirable que ha hecho que su historia sea una inspiración. Su vida es testimonio de que, aunque la maternidad puede ser retadora, también es la fuente más pura de amor, resiliencia y transformación.