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El costo de los retrasos en la construcción: Una deuda silenciosa del sector

La construcción como motor económico

La construcción en la República Dominicana representa aproximadamente el 7% del Producto Interno Bruto (PIB) y genera más de 400,000 empleos directos e indirectos, según datos de la Cámara Dominicana de la Construcción. Este sector no solo impulsa la economía, sino que también es clave para el desarrollo urbano y la inversión extranjera. Sin embargo, los retrasos recurrentes en los proyectos de construcción se han convertido en un problema estructural que afecta a todos los actores del sector: desarrolladores, compradores, inversionistas y, por extensión, a la economía nacional.

Cada retraso no es simplemente un aplazamiento; representa una deuda silenciosa que termina pagando todo el país. Se traduce en sobrecostos, erosión de la confianza y oportunidades de inversión perdidas, afectando tanto al mercado inmobiliario como a la planificación urbana y al acceso a vivienda digna.

Impacto económico de los retrasos

Los retrasos prolongados pueden aumentar los costos de un proyecto entre un 10% y 12% sobre el presupuesto original, incluyendo gastos operativos adicionales, penalizaciones contractuales y la necesidad de rehacer trabajos. Entre 2020 y 2024, el Índice de Costos Directos de la Construcción de Viviendas (ICDV) aumentó un 32.8%, según la Oficina Nacional de Estadística (ONE).

Los incrementos en insumos clave han sido significativos: el acero corrugado subió 58%, el cemento Portland 27%, la madera 21% y la electricidad 15%, lo que genera presión constante sobre los desarrolladores y obliga a reajustar presupuestos y cronogramas. Esto afecta directamente la rentabilidad de los proyectos y, en muchos casos, retrasa la entrega de viviendas, afectando la percepción del sector y la confianza de los compradores.

Causas de los retrasos

Burocracia y trámites administrativos

Uno de los factores más relevantes son los retrasos provocados por la burocracia. Obtener permisos de construcción y licencias ambientales puede tardar meses debido a la falta de coordinación entre instituciones y la ausencia de una ventanilla única que centralice los trámites. Esto genera paralizaciones al inicio y durante el desarrollo de los proyectos, lo que se traduce en mayores costos y retrasos en la entrega de viviendas.

Escasez de mano de obra calificada

La falta de personal especializado en albañilería, electricidad, carpintería y otras áreas técnicas genera cuellos de botella y eleva los costos laborales. La Cámara Dominicana de la Construcción estima que al menos un 35% de los proyectos enfrenta retrasos atribuibles a la falta de personal calificado, un porcentaje que ha aumentado en los últimos años debido a la migración de trabajadores hacia otros sectores económicos y la insuficiente formación técnica local.

Incremento y volatilidad en los precios de materiales

La subida constante y la volatilidad de precios de materiales esenciales —acero, cemento, madera, electricidad— obligan a los desarrolladores a ajustar presupuestos y cronogramas, generando retrasos inevitables. Esta situación se ha vuelto más crítica en el contexto post-pandemia y con las fluctuaciones del dólar, que afectan los costos de importación de insumos.

Factores financieros y de liquidez

Los retrasos en desembolsos de bancos, financiamiento de proyectos o pagos de compradores e inversionistas interrumpen el flujo de caja, paralizando temporalmente las obras. Las tasas de interés hipotecarias han aumentado en promedio 3 puntos porcentuales en los últimos tres años, complicando la planificación financiera de desarrolladores y compradores.

Consecuencias de los retrasos

Los efectos de los retrasos son amplios y afectan distintos niveles del sector:

Aumento de costos y sobreprecio al consumidor: Cada mes de demora representa gastos adicionales en operaciones, financiamiento y mantenimiento, que finalmente encarecen las viviendas.

Pérdida de confianza: Los retrasos recurrentes erosionan la credibilidad de las constructoras y desalientan la inversión, afectando la captación de capital para nuevos proyectos.

Impacto en la economía nacional: La construcción representa un porcentaje importante del PIB. Los retrasos limitan la generación de empleo formal, afectan la recaudación fiscal y retrasan infraestructuras estratégicas como viviendas sociales, carreteras y complejos comerciales, comprometiendo la planificación urbana del país.

Déficit habitacional persistente: La falta de entrega oportuna de viviendas contribuye a que el déficit habitacional se mantenga como un problema estructural. La ONE estima que más de 1.2 millones de familias dominicanas carecen de acceso a una vivienda adecuada, y los retrasos solo agravan esta situación.

Estrategias para mitigar los retrasos

Planificación y gestión eficiente: La implementación de metodologías como el Building Information Modeling (BIM) permite prever problemas y optimizar recursos, identificando cuellos de botella antes de que se conviertan en obstáculos.

Capacitación continua: La formación de la mano de obra local en técnicas modernas de construcción aumenta la productividad y reduce errores que podrían generar retrabajos.

Digitalización de procesos: Plataformas de gestión de proyectos facilitan la comunicación entre todos los actores involucrados y aceleran la toma de decisiones.

Coordinación público-privada: Simplificar trámites y establecer plazos claros mediante alianzas estratégicas garantiza que los proyectos se ejecuten con mayor certeza y menor riesgo de retraso.

Conclusión

Los retrasos en la construcción no son un problema menor; representan una deuda silenciosa que paga todo el país. Cada proyecto demorado impacta precios, confianza y desarrollo urbano, y mantiene el déficit habitacional como un desafío estructural. La industria debe asumir la responsabilidad, implementar soluciones innovadoras y coordinarse con el Estado para que estas demoras dejen de ser la carga que limita el acceso a vivienda digna y retrasa el progreso económico.

La planificación, disciplina y modernización no son opcionales; son urgentes si queremos que la construcción siga siendo un verdadero motor de desarrollo sostenible en República Dominicana. Cada día que se pierde en burocracia, falta de planificación o ineficiencia es un día que se paga caro: no solo en pesos, sino en confianza, oportunidades y desarrollo para el país.

Joan Feliz
Joan Feliz
Es MBA especialista en marketing digital, gerente de operaciones de constructora Incaribe, con más de 10 años de experiencia en el sector construcción y turismo.
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