Inversiones, nuevas propiedades y desafíos de un sector en plena transformación.
SANTO DOMINGO. – La República Dominicana cerrará 2025 como uno de los mercados turísticos más dinámicos del hemisferio, no sólo por la cifra récord de visitantes, celebrada por el Ministerio de Turismo, sino porque en los últimos 12 meses la industria vivió una transformación marcada por un fuerte vuelco de capital hacia este nicho en el país.
Esto se traduce en un repunte de inversiones en nuevas propiedades, expansión acelerada del pipeline hotelero (cartera de proyectos en marcha o confirmados), alianzas internacionales y un flujo sostenido de inversión extranjera que está reconfigurando la oferta turística nacional.
En resumen, el país fortaleció su industria del turismo a tal grado que organismos internacionales resaltaron su papel como ejemplo de recuperación sólida y expansión sostenida en el Caribe, tras la pandemia de covid-19 iniciada en 2020.
Un año decisivo para el lujo
Más allá de los titulares por la llegada de turistas, en 2025 entraron en operación y se renovaron proyectos de alta gama como St. Regis Cap Cana (inaugurado el 1 de mayo), el relanzamiento bajo nueva marca de Wyndham Alltra y otros activos reconvertidos en Punta Cana, que marcaron un hito en la expansión del lujo internacional.
Alianzas internacionales de gran escala, como la asociación entre Grupo Piñero y Hyatt, con inversiones estimadas en cientos de millones de dólares en remodelación y operación de activos en Punta Cana-Bávaro, se sumaron a un notable incremento en aperturas boutique y a la entrada de operadores europeos en la zona.
Se puede resumir en que la República Dominicana no sólo atrae turistas, sino capital hotelero global que busca posicionarse en el mercado caribeño más estable.
El pipeline que cambia el panorama
El indicador más revelador de la consolidación es la cartera de proyectos en planeación, pre-construcción y obra. Al cierre del año, el país tenía 81 proyectos hoteleros en el “pipeline”, que suman 17,351 habitaciones en distintas fases (desde planeación hasta construcción). Esa cifra, tomada del informe trimestral de seguimiento de la industria, sitúa al país entre los mercados de mayor crecimiento hotelero en América Latina.
Los reportes de seguimiento sectorial (Lodging Econometrics y resúmenes de la industria) señalan que buena parte de esa cartera se concentra en los polos ya consolidados, como Punta Cana/Cap Cana y en destinos emergentes como Miches, zonas del norte y proyectos en Pedernales.
La proyección que ofrecen estos documentos es que 2026 sea un año con aperturas significativas a medida que concluyan las obras de varios proyectos que en la actualidad están en proceso.
Para poner la magnitud en perspectiva, si una fracción significativa del pipeline (entre el 50% y el 70%) entra en operación durante 2026, la República Dominicana podría incorporar entre 8,676 y 12,146 habitaciones el año próximo. Una planilla en la que se enfocan los analistas sectoriales que estiman que 2026 podría tener un ritmo de entrega de habitaciones comparable a los “ciclos expansivos” históricos del país.
Inversión extranjera y flujo económico
– Ingresos por turismo: el Banco Central reportó US$8,500 millones entre enero y septiembre de 2025, cifra que confirma la capacidad del sector para generar divisas y justificar nuevas inversiones.
– Oferta hotelera: ASONAHORES estima más de 90,000 habitaciones en 2025, con ocupaciones promedio cercanas al 80% en meses clave, lo que crea la necesidad de ampliar planta y, a su vez, la confianza de inversionistas en la absorción de nueva oferta.
– Financiamiento: mezcla de cadenas internacionales, fondos institucionales y esquemas público-privados con infraestructura estatal (puertos, aeropuertos, acueductos).
– Riesgos: el Banco Central advierte que la rentabilidad depende de la estabilidad de la demanda, control de sobrecostos y gestión de la oferta para evitar presión a la baja en tarifas. En otras palabras: hay dinero comprometido, pero su retorno está sujeto a condiciones operativas y macroeconómicas.
La mirada internacional
El desempeño dominicano se sitúa dentro de una tendencia global sólida. La OMT reportó en 2025 que el turismo mundial mostró “resiliencia y crecimiento sostenido” y citó a la República Dominicana como referente en la región, por superar los niveles prepandemia.
El Banco Mundial, en sus guías de inversión y análisis macro de 2025, subrayó que el turismo dominicano mantiene un rol estratégico, aunque advirtió sobre la necesidad de fortalecer la infraestructura, la sostenibilidad y la gestión ambiental.
En otras palabras: RD crece, y el mundo lo reconoce. Pero los desafíos están ahí.
Desafíos del crecimiento
Hay al menos cuatro grandes áreas que representan retos para el crecimiento del turismo y por ende la economía del país: infraestructura, riesgos ambientales, dependencia de mercados emisores y la competencia regional:
1. Infraestructura: carreteras, aeropuertos, redes de agua y energía deben crecer al ritmo del desarrollo. Los informes del Banco Central advierten que la inversión pública y privada debe sincronizarse mejor para sostener el crecimiento.
2. Riesgos ambientales: el sargazo fue protagonista en 2025, con episodios que afectaron playas y operaciones turísticas. La región, incluyendo RD, anunció cooperación con México para la gestión del fenómeno.
3. Dependencia de mercados emisores: diversificar más allá de EE.UU. y Canadá se vuelve más que estrategia, necesidad, para sostener la demanda.
4. Competencia regional y sobrecapacidad: con miles de nuevas habitaciones en camino, crece el riesgo de presión sobre tarifas, en caso de que la demanda global se desacelere.
2026: el año de las grandes aperturas
Se puede resumir en que 2025 abonó el terreno y en 2026 vendrá la cosecha, con una cartera robusta y decenas de proyectos en construcción, nuevas propiedades de lujo, consolidación de Miches como polo emergente, más actividad en Cap Cana y Punta Cana, avances en Pedernales, relanzamientos bajo marcas globales y también mayor presión sobre infraestructura y sostenibilidad.



