Banner Feria New York
28.8 C
Santo Domingo
lunes 27 – octubre 2025
Banner Feria New York
InicioAndamio CulturalPlaza Criolla: donde la ciudad hacía escala y tomaba un respiro

Plaza Criolla: donde la ciudad hacía escala y tomaba un respiro

SANTO DOMINGO.-Durante casi dos décadas, en la esquina de la Avenida 27 de Febrero y César Dargam, donde hoy se cruza el recuerdo, latió una pequeña plaza que parecía más una estación que un centro comercial. Un espacio de ocio que fue referente en los años 80 y 90. Una plaza comercial única, en una sola planta, con jardines, diseño fresco, locales de artesanía, comida, bebida y un servicio de transporte colectivo que hizo historia.

Hablamos de Plaza Criolla, ubicada al lado de la sede de la Asociación Popular de Ahorros y Préstamos(APAP) y colindante con la Universidad Acción Pro Educación y Cultura (UNAPEC), que en algunas publicaciones se dice que abrió a finales de los 70 y cerró sus operaciones hacia finales de los 90.

Con su icónico campanario y sus techos de tejas, Plaza Criolla era un osasis en la ciudad capital, con pasillos amplios con barandas de madera para pasear mientras los escaparates ofrecían ámbar, larimar, y otros regalos de artesanía vernácula. Su atmósfera era acogedora, con música ambiental que propiciaba una calma que no tenía nada que ver con el bullicio exterior.

Entre los locales más recordados está La Ceniza, una cervecería que llamaba la atención con su oferta de bebidas “vestidas de novia” y tragos sencillos, que era frecuentada por estudiantes universitarios, familias y parejas que aprovecharon sus mesas interiores para compartir risas y almuerzos dominicales informales.

“Mi inscripción a las clases de inglés en APEC duró hasta que mi papá, allá en Higüey, se enteró que me iba al parqueo de Plaza Criolla a celebrar con los fanáticos y jugadores de baloncesto a la salida de los juegos en el Palacio de los Deportes”, recuerda entre risas y sin remordimientos el periodista Wellington Carpio.

En la hemeroteca virtual la apertura de Plaza Criolla se sitúa entre finales a inicio de los 80 y en la misma nebulosa está el nombre de sus propietarios. Ya los capitalinos tenían a la vibrante y lujosa Plaza Naco, por lo que esta, con su estación de Terra Bús al lado, que viajaba hasta a Puerto Príncipe, se convirtió en un punto de encuentro y despedidas. De hecho, difícilmente se visitaba esa plaza con fines de hacer compras, sino, para hacer tiempo. En lo que salía el autobús o llegaba el siguiente.

Otro de los comercios populares, sobre todo entre viajeros, era Joyas Dominicanas, con una amplia oferta de bisutería de ámbar, larimar y coral o piezas talladas en caoba; La Tamara, donde se sacaban fotocopias. Algunos nombres se diluyeron en el tiempo: la tienda de venta de gorras y camisetas de equipos de pelota, la peluquería, la tienda de calzado, la pequeña librería y la de regalos únicos.

“Había un restaurante donde hacían un cocido buenísimo, iba siempre con una de mis hermanas pero no recuerdo el nombre. Mira, ahora me has revuelto la nostalgia estomacal”, dice divertida Penélope Arias, una ejecutiva bancaria.

Todos los espacios se llenaban con la gente que bajaba de los autobuses y se desperdigaba por los pasillos, comprando, comiendo, esperando. Plaza Criolla no era un lugar sofisticado, pero tenía una energía distinta, cálida. Era como si la ciudad coincidiera allí consigo misma, era un lugar de paso y también de permanencia.

Y claro, variopinta también era la concurrencia. Provincianos y capitaleños se entrecruzaban con maletas, bultos, cajas y mochilas. Estudiantes, empleados, profesores, ejecutivos. Gente sola y acompañada que respetaba el cansancio del otro y saludaba siempre mirando a los ojos.

“Recuerdo que viajaba a Santiago en Terrabus. Esas guaguas parecían un avión en tierra y me acuerdo que al final de cada viaje rifaban botellas de ron Bermúdez, si no me falla la memoria. Brindaban maní y café, jajaja como en los aviones”, dice Maritza Chevalier, una maestra santiaguera.

El ocaso de una era

La apertura de Plaza Central en 1988, primer mall multifloor de gran escala, en la intersección de la Avenida 27 de Febrero y Winston Churchill, con más de 300 establecimientos y 1 100 parqueos, marcó el inicio del fin de Plaza Criolla.

También a medida que el transporte interurbano se trasladó a terminales más modernas y el concepto de “plaza” se transformó en centro comercial climatizado, esa placita se fue apagando sin ceremonia, sin adioses, sin nota de prensa ni clausura oficial. Hasta que un día simplemente ya no estaba. La Asociación Popular de Ahorros y Prestamos se hizo con esos terrenos y expandió su propiedad antes de la llegada del nuevo milenio.


Muchos y muchas conservan recuerdos y quizás fotografías, de algún paseo, de algún viaje o una visita dominical a escuchar una retreta con banda de música en el patio-parqueo. Lo cierto es que este modelo de desarrollo comercial centrado en el visitante desapareció, dejando el agradable recuerdo de una época.

Plaza Criolla fue más que un lugar: fue una estación de humanidad en una ciudad que, como los viajeros que la cruzaban, siempre estaba de paso, aunque a un ritmo más tranquilo y con vocación de quedarse.

Publicidad Banner Feria New York
Solangel Valdez
Solangel Valdez
Periodista, fotógrafa y relacionista. Aspirante a escritora, leedora, cocinadora y andariega.
Artículos Relacionados
Publicidad Banner Coral Golf Resort SIMA 2025
Publicidad Banner Feria New York
Publicidad spot_img
Publicidad
Publicidadspot_img