Por Raquel Salas
Especial para El Inmobiliario
Imagina que estás en una playa soleada, con el sonido de las olas de fondo y la brisa suave acariciando tu rostro. Te miras y te das cuenta de que, aunque el mar es tentador, te sientes un poco reacio a zambullirte. Esa sensación de duda y miedo es lo que muchos agentes inmobiliarios experimentan al enfrentarse a este oficio, lo que los lleva a aplicar la Ley del Mínimo Esfuerzo. Pero ¿qué pasaría si te dijera que, aunque creo que a veces es necesario «tirarse al agua y aprender a nadar en el camino», también es crucial tener una noción de las técnicas de natación para no terminar ahogado?
La Ley del Mínimo Esfuerzo se manifiesta en nuestra industria de diversas maneras. Muchos, al buscar el camino más fácil, caen en la trampa de la mediocridad. La falta de disciplina se convierte en un obstáculo que frena su crecimiento personal y profesional. ¿Cuántas veces has dejado de lado la formación continua o has pospuesto la investigación sobre los desarrollos que decides promover? La comodidad puede ser un enemigo silencioso que te aleja de tu verdadero potencial.
Imagina que como agente que decides promocionar un nuevo desarrollo sin conocer a fondo sus características. Al no investigar adecuadamente, no solo pierdes la oportunidad de ofrecer un servicio de calidad a tus clientes, sino que también pones en riesgo tu reputación. La falta de información técnica puede llevar a malentendidos y, en última instancia, a la insatisfacción del cliente. En un sector donde la confianza es fundamental, esto puede ser devastador.
Además, la Ley del Mínimo Esfuerzo puede llevarte a una falta de proactividad. En lugar de buscar nuevas oportunidades, puedes terminar conformándote con lo que ya tienes. Esto no solo limita tu potencial de ingresos, sino que también afecta la percepción del gremio en su conjunto. Si todos los agentes se conformaran con el mínimo esfuerzo, ¿quién se atrevería a desafiar el estatus quo y marcar la diferencia en la industria?
Entiendo que el miedo a equivocarte puede ser paralizante. Sin embargo, es fundamental recordar que el aprendizaje y el crecimiento provienen de la acción. Para salir de este bucle del mínimo esfuerzo, es esencial adoptar un enfoque proactivo. Comienza por establecer metas claras y alcanzables. Dedica tiempo a la formación y a la investigación. Conviértete en un experto en los desarrollos que promueves, no solo en sus características, sino también en el contexto del mercado. Rodéate de personas que te inspiren y te reten a ser mejor. La clave está en salir de tu zona de confort y atreverte a explorar nuevas oportunidades.
La búsqueda de la excelencia no es solo una cuestión de ambición personal; es un compromiso contigo, con cada cliente y con el futuro de la industria inmobiliaria. Cada vez que decides ir más allá del mínimo esfuerzo, contribuyes a elevar la reputación del gremio y a construir un mercado más sólido y confiable.
Así que, te invito a reflexionar sobre tu enfoque actual. ¿Estás dispuesta a salir de ese cajón del mínimo esfuerzo y abrazar el desafío de ser mejor? Recuerda que cada pequeño paso cuenta y que, al final del día, lo que realmente importa es el impacto que tienes en la vida de tus clientes y en la comunidad.
Para cerrar, quiero dejarte con una frase inspiradora de mi mentor, John C. Maxwell: «La diferencia entre un líder y un seguidor es que el líder se esfuerza por ser mejor». Así que, ¡a esforzarse y a izar la bandera de la excelencia en la industria inmobiliaria!
La autora es: Relacionista pública de los desarrollos Mystiq, CEO y fundadora de Reenfoque Positivo, directora del Grupo de Medios RP, Coach Integrativa para el desarrollo personal y conferencista motivacional certificada por John Maxwell Leadership, cofundadora del podcast introspectivo Perros Verdes, autora de «Antes de Decir que Sí» y «Tiempo para Mí»
