Por Danielis Fermín
El Inmobiliario
El 4 noviembre de 2022 marcó un hito en Santo Domingo. Lluvias intensas cambiaron la alegría que caracteriza a los dominicanos por caras de preocupación y tristeza. En tres horas, cayeron 266 milímetros de lluvia, provocando inundaciones que dejaron nueve víctimas mortales y daños en infraestructuras que rondaron los RD$1,000 millones.
Luego de celebrarse un año del fatídico incidente, se repitió la historia, pero agravada. El 18 de noviembre de 2023, bajo alerta de un disturbio tropical, Santo Domingo se inundó y se vistió de luto. Fueron 431 milímetros de lluvia los que cayeron esa tarde, dejando como saldo 30 personas fallecidas y daños significativos en infraestructura por cerca de RD$8,000 millones, incluyendo el colapso de uno de los muros del paso a desnivel de la avenida 27 de Febrero, donde nueve personas fallecieron.
El Índice de Riesgo Climático Global 2019 coloca a República Dominicana en el puesto 12 de 181 países que enfrentan una amenaza latente ante el cambio climático. Estos dos ejemplos son una muestra de la necesidad de que las construcciones tengan un sello sostenible.
El estudio “BIDeconomics: Panorama de Oportunidades República Dominicana”, elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), destaca que, por su alta vulnerabilidad, el país debe prepararse ante eventos climáticos e hidrometeorológicos.
Desde el año 2000 hasta el 2019, el país ha sido impactado por 180 ciclones, lo que ha provocado más de 1,000 puentes y vías tuvieran que ser reconstruidos entre 2016 y 2022, con un impacto en la productividad de US$700 millones en daños, según el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC).
El Banco Mundial y el Consejo Nacional para el Cambio Climático destacan que el crecimiento urbano acelerado y poco planificado, ha aumentado la vulnerabilidad de la población ante fenómenos climáticos. Para el año 2000, la población urbana representaba un 62%, y para el 2022 alcanzó un 84%.
Esta situación también afecta la forma en que se tratan los residuos sólidos. La cobertura de recolección de la basura es de un 87% a nivel urbano y de solo un 39% en zonas rurales. El Banco Mundial destaca que la disposición de residuos es inadecuada y que el 92% se destina a vertederos de cielo abierto, lo que representa una problemática para el medio ambiente.
Energías renovables
El informe del BID destaca que el sector energético es el que más genera dióxido de carbono (CO2), con un 45% de las emisiones, seguido por el transporte, con un 30%. Aunque se ha alcanzado una cobertura total en el servicio eléctrico, se registró un 36% de pérdidas al cierre de 2023. “Esto quiere decir que más de un tercio de la energía que comercializan las empresas distribuidoras no llega a los usuarios o no se factura”.
Una de las alternativas está en las energías renovables, que en el país representan el 15% de la matriz eléctrica, frente al 60% en América Latina y el Caribe. “Si bien la energía renovable es más barata y asegura costos estables, la matriz eléctrica dominicana depende en un 84% de fuentes fósiles”, destaca el BID.

Oportunidades
El BID define la resiliencia climática como “la capacidad de prepararse, predecir y responder a desastres naturales, eventos peligrosos, tendencias o perturbaciones relacionadas con el clima”.
Ante este contexto, invita al país a priorizar inversiones con parámetros de resiliencia climática en la red de transporte, es decir, en carreteras, puentes, puertos y aeropuertos, los cuales deben tener un enfoque multimodal a través de herramientas que mejoren los procesos de planificación y diseño de infraestructura.
La entidad destaca que solo el 58% de la población en el país accede a agua segura, lo que provoca que 9 de cada 10 habitantes urbanos usen agua embotellada como fuente de agua potable, obligando a que el 40% de los hogares más pobres gasten el 12% de su ingreso.
El BID recomienda que haya sostenibilidad financiera de las empresas de agua y saneamiento mediante la implementación de soluciones digitales, lo que supondrá aumentar los clientes facturados y contar con más recursos para mejorar la calidad del servicio.
Artículo publicado originalmente en la 9na edición de El Inmobiliario impreso.
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