Por Chamel Sánchez
Especial para El Inmobiliario
SANTO DOMINGO.-Vender una propiedad no es solo una transacción: es abrir la puerta a nuevas oportunidades y a un futuro diferente. Bajo esta visión, Indhira Desangles ha construido más de 23 años de trayectoria en el sector inmobiliario, enfrentando retos, rompiendo paradigmas y consolidando una reputación que hoy se traduce en confianza y liderazgo.
Desde sus inicios, Desangles entendió que, en un sector dominado por hombres, el mayor desafío sería demostrar que el conocimiento y la capacidad de ejecución no tienen género. “Tuve que romper barreras de percepción, pero lo logré con resultados tangibles y consistencia. Más que vender un producto, aprendí a vender a mi país, a mostrar las bondades que tenemos y que muchas veces se valoran más en el extranjero”, expresa.
Su empresa, Desangles Properties, especializada en bienes raíces corporativos, ha logrado posicionarse gracias a tres pilares fundamentales: conocimiento técnico, ética y consistencia. Asegura que la clave está en construir relaciones de largo plazo y generar confianza a través de la efectividad. “No busco solo cerrar operaciones, sino edificar un nombre que sea sinónimo de transparencia y resultados”.
A pesar de todo su trabajo, Indhira busca equilibrar la vida familiar con el trabajo, lo cual también ha sido otro de sus retos, pero lo ha logrado estableciendo prioridades claras. “Mi foco es Dios, luego mi familia y después el trabajo”.
Al proyectar el futuro del sector inmobiliario en República Dominicana, Desangles es contundente: “el mercado corporativo, logístico e industrial vive un crecimiento vertiginoso impulsado por el nearshoring, la ubicación estratégica del país y una demanda más sofisticada. Esto ha elevado tanto la oferta como la exigencia, generando un ecosistema más especializado y competitivo”.
En su visión, la tecnología se ha convertido en una aliada imprescindible: desde análisis de datos y recorridos virtuales hasta evaluaciones económicas y estudios de rentabilidad. Sin embargo, enfatiza que “la clave siempre será el toque humano, ese vínculo personal que genera confianza y marca la diferencia”.
A las jóvenes que sueñan con incursionar en este mercado, les deja un consejo fundamental: formarse, especializarse y nunca dejar de aprender. “Este sector exige reputación impecable, constancia y preparación. Es como ser un asesor financiero: hay que estudiar finanzas, derecho inmobiliario, negociación, marketing, incluso inteligencia artificial, y buscar siempre un buen mentor”.
Al hablar de su legado, su voz se vuelve firme y llena de convicción expresada: “Quiero que se diga que defendí los intereses de mis clientes como propios; que fui ética, profesional y eficiente; y que contribuí a elevar el estándar del mercado corporativo e industrial en República Dominicana”.
