Indicó que el desalojo total es obligatorio porque “la estructura puede haber sufrido daños invisibles, hay riesgo de colapso progresivo y podrían existir fugas secundarias de gas”.
SANTO DOMINGO.- El arquitecto Edgar Martínez, especialista en construcción y supervisión técnica, expuso los principales factores que determinan la seguridad en edificaciones residenciales y alertó sobre riesgos que suelen pasar desapercibidos, especialmente en torres habitadas.
La reacción surge tras la explosión registrada el pasado miércoles 10 de diciembre en un edificio residencial en Villa Marina, Distrito Nacional. El experto explicó que la seguridad descansa en tres pilares fundamentales: diseño y construcción conforme a normas, operación y mantenimiento continuo, y protocolos específicos en instalaciones sensibles como el gas.
Martínez señaló que para garantizar un proyecto seguro “es menester la supervisión técnica especializada en cada área constructiva, durante toda la ejecución de las obras”, asegurando así el cumplimiento de los reglamentos estructurales, eléctricos y sanitarios vigentes.
Agregó que es obligatorio incorporar “sistemas de detección temprana (humo, gas), ventilación adecuada y rutas de evacuación”. Sobre el gas, advirtió que las instalaciones deben cumplir estrictamente con las normas NFPA y los reglamentos locales.
Martínez subrayó que el mantenimiento es un elemento crítico para preservar la seguridad del inmueble. Recordó que “incluso una edificación bien construida puede volverse insegura si no se mantiene adecuadamente” y advirtió que “un condominio sin mantenimiento preventivo incrementa exponencialmente el riesgo de accidentes”.
Entre las acciones necesarias mencionó inspecciones periódicas del sistema eléctrico, pruebas de estanqueidad en líneas de gas, revisión de bombas, limpieza de ductos y educación de los residentes mediante manuales, señalización y simulacros.
En cuanto a los sistemas de gas, explicó que existen riesgos tanto en instalaciones con tanques como en sistemas centralizados por tuberías. Detalló que los peligros pueden incluir “fugas en llenado, deficiente ventilación en cuartos de gas, deterioro de tuberías” en el caso de tanques, así como “fugas en acometidas internas, mala instalación en cocinas, falta de válvulas de corte por nivel y ausencia de detectores de gas” en sistemas por tubería. También advirtió sobre factores agravantes como la falta de mantenimiento, materiales inadecuados o intervenciones de técnicos no certificados.
Martínez fue claro al explicar qué debe ocurrir tras una explosión. Indicó que el desalojo total es obligatorio porque “la estructura puede haber sufrido daños invisibles, hay riesgo de colapso progresivo y podrían existir fugas secundarias de gas”. Señaló que deben cortarse todos los suministros de electricidad, gas y agua, y que el retorno solo debe permitirse tras una evaluación técnica formal.
Para determinar el estado real del edificio, indicó que la evaluación debe realizarla un equipo multidisciplinario compuesto por ingeniero estructural, perito forense en incendios o explosiones, especialista en gas e ingeniero eléctrico. Entre los estudios necesarios mencionó “inspección estructural: columnas, vigas, losas; pruebas no destructivas; levantamiento arquitectónico de daños; prueba de estanqueidad del sistema de gas; evaluación del sistema eléctrico”. Aclaró que, hasta que estos estudios no concluyan, “el edificio no debe ser habitable”.
Sobre responsabilidades, explicó que si una explosión ocurre por “falta de mantenimiento, la responsabilidad es del condominio”; si deriva de un error de construcción o instalación, corresponde al constructor; y si se debe a manipulación del usuario, la responsabilidad recae en el residente.
En cuanto a las pólizas, indicó que los seguros generalmente cubren estos eventos siempre que el edificio tenga póliza activa y “el condominio haya cumplido con requisitos de mantenimiento”, pero podrían no cubrir si no existe mantenimiento documentado o si las instalaciones no cumplen normativas.
