Banner Cruise on Land
18.8 C
Santo Domingo
martes 30 – diciembre 2025
Banner Cruise on Land
InicioAndamio CulturalEl viejo tranvía de la ciudad antigua

El viejo tranvía de la ciudad antigua

La estación central estaba en el triángulo de las avenidas Bolívar, Mella y Palo Hincado, en el Fuerte de la Concepción que forma parte del conjunto del Altar de la Patria, un punto de visita obligada para quienes recorren la historia de la ciudad intramuros.

SANTO DOMINGO. – A finales del siglo XIX Santo Domingo era una metrópoli de aproximadamente 20 mil habitantes, tan moderna que hasta tranvía había, de carros ligeros, de madera, dos ejes, tirados por caballos o mulas, con capacidad para algunos pasajeros y circulaban por calles como El Conde, como digno representante de un anhelo de civilización y orden urbano.

Santo Domingo era todavía una ciudad de calles polvorientas y algunas adoquinadas, en las que el sol ardía. Los trajes almidonados crujían al pasar, los viandantes ofrecían sus mercancías y a este jolgorio se sumó el chirrido de las ruedas de hierro y el bufido de los animales al pasar.

En esos días Ulises Heureaux (Lilís) gobernaba con mano firme, promoviendo obras de “modernización” en la ciudad y Salomé Ureña escribía sus versos patrióticos mientras educaba a una generación de maestras normales en el Instituto de Señoritas.

El tranvía fue un proyecto privado de capital extranjero operado por la Santo Domingo Tramway Company, fundada en la década de 1880, en plena expansión urbana de la ciudad, con autorización del Ayuntamiento de Santo Domingo, que se encargaba de mantener las vías, los animales y los carros.

Una fotografía de 1894, de los fondos del Archivo General de la Nación, es una evidencia visual de su existencia y de la vida urbana que lo acompañaba. En la imagen, el carro del tranvía aparece frente a casas bajas y algunas de dos niveles, con balcones coloniales, y algunos transeúntes vestidos al modo de la época.

Arturo J. Pellerano Alfau fundaba el Listín Diario, por allá por 1889, y desde esas páginas se registraban los signos de aquel progreso que llegaba lentamente; también eran los tiempos en los que empresarios como Juan Bautista Vicini Burgos consolidaban ingenios y proyectos que marcarían la economía del nuevo siglo.

Lo que el fuego se llevó

La estación central estaba ubicada en la llamada Fagina, frente al Fuerte de la Concepción y fue testigo del paso de los carros de dos ejes que unían la ciudad intramuros con sus nuevos barrios periféricos.

Aunque no se conserva un registro exacto del recorrido, se sabe que la ruta de este tren urbano iba a Güibia, pasaba por el Conde, bajaba a Las Atarazanas y a Santa Bárbara, cubriendo zonas próximas al muelle, cerca de la Puerta de San Diego.

El servicio del tranvía o ferrocarril ligero se cerró alrededor de 1904, luego de varios incidentes que culminaron con el incendio de la estación central la noche del 12 de abril de 1903, hecho que marcó el final de uno de los primeros intentos de transporte urbano organizado en el país.

El tranvía cerró en 1904. (Foto/Archivo General de la Nación).

El Fuerte de la Concepción, una de las piezas más antiguas del sistema defensivo de la Ciudad Colonial, fue construido en 1678 y servía originalmente como punto de vigilancia en el extremo norte de la muralla, y más de dos siglos después, en el tránsito al siglo XX.

El lugar, en la intersección de las avenidas Simón Bolívar, Mella y Palo Hincado, conserva aún esa sensación de frontera entre el pasado y el presente, como parte del entorno del Parque Independencia, forma parte del conjunto del Altar de la Patria, y continúa siendo un punto de visita obligada para quienes recorren la historia capitalina.

Sin embargo, el sitio muestra signos de abandono: algunos tramos se deterioran, y parte de su entorno ha sido convertido en sanitario y basurero por el descuido urbano. Entre su valor simbólico y su vulnerabilidad actual, el baluarte ofrece una metáfora visible del paso del tiempo: allí donde antes se escuchaba el traqueteo del tranvía, hoy resuenan los ecos de una ciudad que lucha por conservar su memoria.

Hoy no quedan rieles visibles ni estaciones que recuerden su paso. Pero si uno se detiene en medio de la calle El Conde, justo donde los muros antiguos se abren hacia la brisa marina, se puede imaginar aquel carro de madera avanzando despacio, con las ruedas resonando sobre las traviesas, entre el eco de los cascos de las mulas y las voces de una ciudad que, por un instante, tocó el futuro.

Publicidad Banner Feria New York
Solangel Valdez
Solangel Valdez
Periodista, fotógrafa y relacionista. Aspirante a escritora, leedora, cocinadora y andariega.
Artículos Relacionados
Publicidad Banner Coral Golf Resort SIMA 2025
Publicidad Banner Cruise on Land
Publicidad spot_img