Nelson Suárez recomienda “controlar el gasto corriente, priorizar la inversión pública y diseñar estrategias de mediano y largo plazo para reducir subsidios eléctricos, déficits de empresas públicas y dependencia del Banco Central».
SANTO DOMINGO.-El panorama fiscal dominicano durante el primer semestre de 2025 presenta un cuadro complejo que inquieta tanto a la población como al sector empresarial. El documento Reflexiones sobre el estado de las operaciones fiscales enero-junio 2025, escrito por el economista Nelson Suárez, ofrece un análisis detallado de las cuentas públicas y sus limitaciones.
El estudio surge tras el envío al Congreso Nacional, el pasado 15 de julio de 2025, del Informe de Avances de las Proyecciones Macroeconómicas y Fiscales 2026 por parte del Ministerio de Hacienda. Dicho informe trazó la hoja de ruta macroeconómica del país para el período 2025-2029 y expuso los retos de cierre fiscal de este año, además de las proyecciones presupuestarias para 2026.
El análisis de Suárez revela que, en la práctica, las finanzas públicas enfrentan serias restricciones de espacio fiscal, es decir, una limitada capacidad del Gobierno para impulsar inversión y políticas sociales debido al peso de la deuda, los subsidios y los déficits acumulados de entidades públicas.
Déficit creciente y dependencia del endeudamiento
Las operaciones fiscales del Gobierno Central entre enero y junio cerraron con un déficit de RD$82,087.9 millones, equivalente al 1.0% del PIB. Los ingresos y donaciones alcanzaron RD$619,541.7 millones, mientras que los gastos devengados sumaron RD$701,629.6 millones. Para cubrir la brecha, el Gobierno dependió de RD$217,669.4 millones en financiamiento, principalmente deuda.
Aunque las recaudaciones tributarias mostraron un aumento del 8.5% respecto a 2024, con un aporte adicional de RD$45,964.2 millones, los ingresos no tributarios cayeron drásticamente por la ausencia de recursos extraordinarios como los del contrato con AERODOM recibidos el año anterior.
Para el empresariado, el crecimiento de las recaudaciones sobre la renta corporativa —un 20% más que en 2024— es un arma de doble filo: demuestra dinamismo económico, pero también incrementa la presión tributaria sobre el sector productivo.
El gasto público: corriente y pesado, inversión rezagada
Uno de los aspectos más sensibles del análisis es el comportamiento del gasto. El 91% de los recursos ejecutados se destinó a gastos corrientes, principalmente sueldos, funcionamiento de la administración y pago de intereses de deuda. En contraste, la inversión de capital cayó un 17.7% respecto al mismo período de 2024.
Esta caída en proyectos de infraestructura y desarrollo genera preocupación tanto en la población, que ve postergadas mejoras en servicios públicos, como en empresarios de la construcción y contratistas que dependen de la ejecución estatal.
Factores que estrangulan el espacio fiscal
El documento identifica cuatro elementos que “asfixian” el presupuesto:
El servicio de la deuda: Solo en intereses se destinaron RD$150,914.3 millones (1.9% del PIB), lo que representa el 24.4% de los ingresos fiscales. Si se suman amortizaciones y reducción de pasivos, el servicio de la deuda ascendió a RD$206,231.8 millones, es decir, un tercio de todos los ingresos del Estado.
Transferencias al Banco Central: En seis meses el Gobierno transfirió RD$38,423.0 millones, más del doble que en 2024, para cubrir intereses de la deuda cuasi fiscal y recapitalización.
Subsidios al sector eléctrico: Las distribuidoras Edesur, Edenorte y Edeeste, junto a la ETED, recibieron RD$43,503.1 millones. Sumados a otros subsidios, la cifra alcanzó RD$52,542.8 millones.
Subvenciones al sector privado: Otros RD$9,039.7 millones fueron entregados a empresas, elevando el gasto en subsidios generalizados.
En conjunto, estas erogaciones representaron RD$296,996.0 millones en seis meses, el equivalente al 3.7% del PIB y al 48% de todos los ingresos fiscales.
Impacto en la población y el empresariado
El informe de Suárez alerta que estos factores limitantes consumen más recursos que el déficit mismo. En palabras simples: aunque se aumenten los ingresos, gran parte se destina a cubrir deuda, subsidios y déficits estructurales, dejando poco margen para inversión social o productiva.
Para los ciudadanos, esto se traduce en menos obras públicas, infraestructura deteriorada y limitaciones en políticas de salud, educación y seguridad. El empresariado, por su parte, observa con preocupación que la mayor parte de sus impuestos financia gastos corrientes y no proyectos que impulsen competitividad y crecimiento sostenible.
Suárez concluye que, aunque la situación fiscal dominicana no es todavía de “insostenibilidad”, el espacio fiscal es cada vez más restrictivo. Recomienda implementar controles sobre el gasto corriente, priorizar la inversión pública y, sobre todo, diseñar estrategias de mediano y largo plazo que reduzcan las cargas estructurales del presupuesto: subsidios eléctricos, déficits de empresas públicas y la dependencia del Banco Central. De lo contrario, advierte, cualquier reforma tributaria solo serviría como paliativo momentáneo.
Una encrucijada política y social
El envío del informe de Hacienda al Senado y a la Cámara de Diputados no fue un simple trámite: abre el debate sobre cómo sostener la estabilidad macroeconómica del país sin comprometer el desarrollo. La disyuntiva es clara: ¿seguir priorizando la deuda y los subsidios, o liberar recursos para inversión y servicios que impacten directamente en la calidad de vida de los dominicanos?
En esa respuesta, coinciden analistas, se juega buena parte de la gobernabilidad política y la confianza empresarial de cara a 2026.
Dimensionemos, en cifras concretas, cómo los compromisos estructurales consumen casi la mitad de los ingresos fiscales y limitan la inversión social y productiva.
Los grandes drenajes del presupuesto (Ene-Jun 2025)
- Intereses de la deuda: RD$150,914.3 millones
↳ 21.5% del gasto total | 24.4% de los ingresos - Amortización de deuda y reducción de pasivos: RD$55,115.9 millones
↳ 7.9% del gasto total | 8.9% de los ingresos - Transferencias al Banco Central: RD$38,423.0 millones
↳ 5.5% del gasto total | 6.2% de los ingresos - Subsidios al sector eléctrico: RD$43,503.1 millones
↳ 6.2% del gasto total | 7.0% de los ingresos - Subvenciones a empresas privadas: RD$9,039.7 millones
↳ 1.3% del gasto total | 1.5% de los ingresos
TOTAL “limitantes del espacio fiscal”:
RD$296,996.0 millones → 42.3% del gasto del semestre | 48.0% de los ingresos | 3.7% del PIB
“Radiografías rápidas” para que el lector entienda que el costo fiscal no es solo un tema técnico, sino que repercute de manera concreta en la vida de la gente y en el dinamismo de las empresas:
Impacto directo en la población
- Menos inversión pública: gasto de capital cayó -17.7% (RD$13,558.1 millones menos que en 2024).
- Infraestructura rezagada: solo el 9% del gasto se destinó a inversión (vs. 91% a gastos corrientes).
- Servicios presionados: la mayor parte de los impuestos financian sueldos, funcionamiento administrativo y deuda, no mejoras en salud, educación o transporte.
- Subsidios eléctricos costosos pero insuficientes: RD$43,503.1 millones transferidos a distribuidoras, sin mejoras visibles en calidad del servicio.
Impacto directo en el empresariado
- Mayor presión tributaria: las recaudaciones por impuestos sobre utilidades crecieron 20% (RD$19,754.2 millones más que en 2024).
- Consumo débil: impuestos a bienes y servicios apenas crecieron 3.5%, reflejando una demanda interna contenida.
- Menos inversión pública: caída de proyectos de infraestructura limita oportunidades para contratistas y proveedores del Estado.
- Incertidumbre macroeconómica: más recursos destinados a deuda y subsidios reducen la capacidad del gobierno para impulsar competitividad y crecimiento sostenido.
Referencia: Reflexiones sobre el estado de las operaciones fiscales enero-junio 2025, por Nelson Suárez, Artículos de Coyuntura Económica (ACE) Nº10, Centro de Estudios Económicos y Sociales Padre José Luis Alemán, S.J., PUCMM, Santo Domingo, 25 de julio de 2025.