Por Reyna Echenique
Especial para El Inmobiliario
En la dinámica actual del sector inmobiliario dominicano, emerge un fenómeno que está redefiniendo las reglas del juego: la creciente participación de la diáspora dominicana como motor de inversión en propiedades. Este movimiento, impulsado por la nostalgia, el sentido de pertenencia y las oportunidades de inversión, está creando un mercado especializado que demanda nuevas estrategias y servicios adaptados a las necesidades de quienes invierten desde la distancia.
El fenómeno en perspectiva
Las cifras hablan por sí solas: según datos del Banco Central, una porción significativa de los más de 8,000 millones de dólares en remesas anuales que recibe República Dominicana se destina directa o indirectamente a la adquisición de bienes raíces. Desde Nueva York hasta Madrid, pasando por Miami y Puerto Rico, los dominicanos han convertido la inversión inmobiliaria en el país en una estrategia tanto emocional como financiera.
Esta tendencia no es casualidad. Para muchos dominicanos en el exterior, comprar una propiedad en su país de origen representa mucho más que una inversión: es un ancla emocional, una garantía de retorno y, frecuentemente, un legado familiar. «Es mi manera de mantener las raíces vivas», explica una de mis clientes, quien desde Boston compró un apartamento en Piantini para su madre y como inversión a futuro.
Zonas de preferencia y patrones de inversión
El análisis del mercado revela patrones interesantes en las preferencias de la diáspora. El Distrito Nacional, especialmente sectores como Piantini, Bella Vista y la Zona Oriental, Punta Cana, encabeza la lista de destinos favoritos, seguido por Santiago, La Romana y las zonas costeras de Puerto Plata y Samaná.
Los rangos de inversión varían considerablemente según la procedencia y capacidad económica del inversionista. Mientras que los dominicanos en Estados Unidos tienden a invertir entre US$80,000 y US$250,000, aquellos establecidos en Europa muestran preferencia por propiedades de menor valor, últimamente siendo más frecuentes los inmuebles llamados de «Bajo Costo».
Interesantemente, el 65% de estas inversiones se concentra en apartamentos y condominios, buscando propiedades que requieran menor mantenimiento y ofrezcan servicios de administración profesional, elementos esenciales cuando se gestiona una propiedad a distancia.
La revolución digital al servicio de la diáspora
La transformación tecnológica ha sido fundamental para facilitar estas transacciones. Plataformas especializadas como Zoom, Google Meeting y aplicaciones de realidad virtual han eliminado muchas barreras tradicionalmente asociadas con la compra a distancia.
Los tours virtuales 360°, las videollamadas con agentes especializados y los sistemas de firma digital para los contratos de promesa de ventas, han democratizado el acceso al mercado inmobiliario dominicano. “Antes era impensable comprar una propiedad sin venir físicamente al país. Hoy, con la tecnología disponible, podemos ofrecer una experiencia completa desde cualquier parte del mundo” aunque hoy en día algunos clientes son como Santo Tomás “ver para creer” comenta Pamela Frías, agente especializado en clientes internacionales.
Las empresas inmobiliarias han respondido creando departamentos especializados con horarios extendidos para atender diferentes zonas horarias, servicios de traducción y equipos entrenados en las particularidades legales que enfrentan los compradores no residentes.
Servicios especializados: Más allá de la venta
El éxito de estas inversiones depende significativamente de los servicios post-venta. Las empresas líderes en este segmento ofrecen paquetes integrales que incluyen administración de propiedades, mantenimiento preventivo y gestión de alquileres de larga estancia y rentas cortas.
Estos servicios son particularmente valiosos considerando que muchos inversionistas de la diáspora planean utilizar sus propiedades como fuente de ingresos pasivos mientras residen en el exterior.
Desafíos y oportunidades
Sin embargo, este mercado no está exento de desafíos. La verificación de antecedentes de desarrolladores, la comprensión de regulaciones locales y la protección contra fraudes representan preocupaciones legítimas para inversionistas que operan a distancia.
La fluctuación cambiaria, los cambios en regulaciones fiscales y la gestión eficiente de propiedades desde el exterior son factores que requieren asesoría especializada. Aquí es donde los profesionales inmobiliarios encuentran una oportunidad dorada para diferenciarse mediante servicios de valor agregado.
El futuro del mercado
Las proyecciones indican que este segmento continuará creciendo. Factores como la estabilidad política relativa del país, los programas gubernamentales de incentivo a la inversión extranjera y la mejora continua en infraestructura tecnológica y física apuntan hacia un escenario favorable.
La diáspora dominicana no solo está invirtiendo en propiedades; está invirtiendo en el futuro del país. Cada transacción representa un voto de confianza en el potencial de crecimiento de República Dominicana y un compromiso con el desarrollo del sector inmobiliario nacional.
Para los profesionales del sector, entender y atender adecuadamente este mercado no es solo una oportunidad de negocio, sino una responsabilidad hacia una comunidad que, desde la distancia, sigue apostando por el país que los vio nacer.
Este artículo forma parte de la serie ‘Tendencias del Mercado Inmobiliario Dominicano’.
La autora es abogada inmobiliaria, empresaria inmobiliaria, CEO Echenique Group, coach, capacitadora y conferencista certificada por John Maxwell y Tania Báez, Secretaria de la Junta Directiva AEI 2024-2026, realtor especializada en el sector inmobiliario dominicano e internacional.