Aunque la IED turística fortalece la posición externa del país y ‘aprobó con A+’ en la mirada del FMI, también concentra riesgos por choques globales, amenazas climáticas y tensiones locales por reformas que no cuajan.
SANTO DOMINGO. – Los resultados de la reciente evaluación del Fondo Monetario Internacional, FMI, confirman que la estabilidad económica de la República Dominicana en 2024-2025 no es una casualidad, sino que es el producto de la inversión extrajera directa, IED, especialmente la que fluye hacia el sector turismo.
El comunicado del FMI, tras la Consulta del Artículo IV de 2025, confirma que la IED es suficientemente robusta como para financiar por completo el déficit de cuenta corriente, un factor clave para la estabilidad macroeconómica dominicana, pero el organismo internacional también expone que se requiere de políticas públicas consistentes para que sea sostenible.
El comunicado del Fondo Monetario Internacional lo resume: el déficit corriente se mantiene “en torno al 2.5% del PIB y está plenamente financiado por inversión extranjera directa”.
Sin embargo, aunque la realidad macroeconómica es valiosa por la liquidez y la confianza externa, el panorama tiene una cara vulnerable. Las cifras oficiales del Banco Central muestran que la IED alcanzó US$4,523.2 millones en 2024, y en su discurso por el 78 aniversario de la entidad, el gobernador Héctor Valdez Albizu dijo que la IED alcanzó US$4,000 millones de enero a septiembre y superaría US$ 4,800 MM al finalizar el año 2025. Suficiente para cubrir un déficit de cuenta corriente que se ubicaría en 2.5 % del PIB.
El escenario
El “pero” está en que estas cifras están concentradas en actividades con alta exposición a choques externos y traen tres riesgos interconectados:
Volatilidad internacional: la IED turística es sensible a cambios en la demanda internacional por crisis económicas en países emisores, variaciones en el costo del transporte aéreo, cambios en la preferencia por destinos o crisis de salud como ocurrió con la Covid 19.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo –UNCTAD- documentó que, pese a una caída global del IED en 2024, el Caribe mostró resiliencia en turismo y proyectos de infraestructura, pero advierte que esa capacidad de respuesta no es inmunidad, ya que una reversión en los flujos turísticos podría golpear rápidamente la cuenta corriente y los ingresos fiscales.
Riesgos climáticos y de infraestructura: huracanes, erosión costera y eventos extremos son amenazas directas a la infraestructura turística costera. Y el FMI advierte explícitamente sobre la alta vulnerabilidad del país a desastres naturales.
Por eso recomienda fortalecer la solidez fiscal e institucional para que el país esté preparado frente a esos eventos, pues tienen claro que, si un choque climático importante afectara zonas de inversión turística concentrada, el impacto económico sería directo y severo.
Concentración productiva y efectos sociales: la expansión hotelera y el turismo inmobiliario elevan la demanda por suelo y servicios en zonas costeras, encarecen la vivienda local y pueden limitar los encadenamientos productivos locales cuando predomina la importación de insumos y servicios.
Diferenciar entre proyectos que generan empleo de calidad y aquellos que generan solo empleo estacional es un desafío clave para traducir IED en desarrollo inclusivo.
Con este contexto, los resultados de la evaluación del FMI al año 2025, no solo valida que la estabilidad reciente está cimentada con firmeza en la IED, especialmente turística, sino que exige políticas públicas consistentes para preservar esa estabilidad en el tiempo.
Las recomendaciones
Las líneas de acción prioritarias recomendadas por el FMI y que resultan imprescindibles, a la luz de la dependencia turística, son:
Diversificar la base de la IED: promoviendo inversiones que reduzcan la vulnerabilidad de apostar a un solo. Estas áreas de inversión serían en las áreas complementarias de manufactura avanzada, servicios exportables o energías renovables.
Fortalecer la capacidad de respuesta climática del sector turístico: exigir estándares de construcción sólida frente a riesgos, seguros obligatorios para infraestructura crítica y fondos de contingencia ligados a inversión pública-privada para restauración y recuperación después de desastres.
Más allá, si cabe, el FMI subraya la necesidad de integrar la gestión de riesgos de desastres en la política fiscal.
Mejorar la gobernanza del suelo y la planificación costera: controles de uso de suelo, evaluaciones de impacto ambiental obligatorias y mecanismos que garanticen la participación de mano de obra y proveedores en proyectos turísticos.
Asegurar sostenibilidad fiscal y energética: implementar el Pacto Eléctrico para reducir pérdidas fiscales y garantizar servicios confiables en polos turísticos; esto es, según el organismo, un aspecto nodal para no trasladar costos de inestabilidad eléctrica a la competitividad turística.
El FMI dejó claro que para ellos el sector eléctrico es una prioridad para mejorar las perspectivas fiscales.
Transparencia y datos desagregados: mejorar la calidad de los datos, publicando con mayor detalle los flujos de IED por subsectores turísticos (inversión desde cero vs. reinversión, origen por país, empleo generado) con los que se podrá evaluar calidad y efecto distributivo de la inversión.
El organismo crediticio internacional propuso indicadores concretos que deberían incluirse en los reportes oficiales y de auditoría económica, con la finalidad de monitorear el éxito de las políticas.
Plantean que se transparente: el % de la IED por sector (por ejemplo, turismo vs. otros) año a año; el porcentaje de proyectos turísticos con estándares de resiliencia climática; el empleo directo permanente generado por inversión turística; el contenido local promedio en compras de proyectos turísticos; y la cobertura de seguros y fondos de contingencia para infraestructura turística.
En síntesis, el FMI atribuye una excelente nota al sector turístico y, aunque la IED turística ha sido la columna vertebral de la estabilidad externa dominicana en 2024–2025, condiciona esa fortaleza al desarrollo de una estrategia que diversifique la inversión extranjera, aumente la resiliencia climática y mejore la gobernanza del territorio y de los recursos críticos como energía, agua, seguridad fiscal.
Según el Fondo Monetario Internacional, la dependencia del turismo podría transformarse en fragilidad ante la una probable crisis global o un evento climático severo. Por eso su mensaje es claro: no basta con atraer capital; hay que orientarlo y blindarlo para que produzca desarrollo sostenible y resiliente.
Origen del informe
Una misión técnica del FMI visitó la República Dominicana del 1 al 12 de septiembre de 2025, reuniéndose con autoridades del Banco Central, los ministerios de Hacienda y Economía y otras entidades públicas. El Directorio Ejecutivo discutió los hallazgos y concluyó la consulta el 12 de noviembre de 2025.
La Consulta del Artículo IV se produjo en medio de una desaceleración económica que afectó a la República Dominicana desde finales de 2024 y durante el primer semestre de 2025, debido al aumento de la incertidumbre global y a condiciones financieras internacionales más restrictivas.
Con ese panorama, el FMI decidió evaluar con más detalle el comportamiento reciente de la economía y la capacidad de respuesta del país ante riesgos externos e internos.
En su comunicado final, el FMI destacó que, pese a la desaceleración, la economía dominicana mantiene fundamentos sólidos, una inflación dentro del rango meta y un nivel de reservas y políticas que brindan “espacio de maniobra” que le permitirían enfrentar choques.
El documento también señala que el país presenta una posición externa alineada con sus fundamentos, y recalcó que el déficit de cuenta corriente permanece plenamente financiado por IED, fundamentando así la relevancia del turismo y sectores afines como canales principales de atracción de capital.
No obstante, alertó sobre la necesidad de acelerar reformas estructurales, especialmente en el sector eléctrico, y de fortalecer la resiliencia ante desastres naturales.

